Actos vandálicos enconan el conflicto entre los empleados de ambulancias y la patronal

De hecho, estos sabotajes fueron los que avivaron ayer el conflicto entre trabajadores, La Pau (el grupo que gestiona la mayoría de autobuses en Euskadi) y el Gobierno vasco. La quema de una ambulancia en Leioa y la divulgación de vídeos incitando al uso de la violencia provocaron la reprimenda de Gotzone Sagardui, la consejera de Sanidad. «El uso de la violencia no puede ser una herramienta para llegar a acuerdos», aseguró tras instar a ambas partes a centrar sus esfuerzos en la mesa de negociación.

Según aseguró Sagardui, los piquetes impidieron «la salida de las ambulancias previstas para los servicios que estaban programados y establecidos a raíz de la declaración de los servicios mínimos». Desde La Pau corroboran la versión de la consejera y explican que de 60 ambulancias que estaban previstas en los servicios mínimos, los piquetes solo permitieron salir a 20. Esto derivó, dicen, en que más de 40 servicios de traslado para diálisis, quimioterapia o radioterapia tuvieron que ser anulados, aproximadamente un tercio del total.

Fuentes sindicales, en cambio, afirman que la intención de la empresa era que «los servicios mínimos funcionaran al 100%» y que finalmente llegaron a un acuerdo por el que dejaron salir ayer a 31 ambulancias. Desde los sindicatos también niegan la acusación realizada por la consejera y la patronal, en la que aseguran que los mandos intermedios están recibiendo amenazas.

La última oferta empresarial contemplaba una subida del 2,5% cada año durante los próximos cinco con una reducción de jornada de ocho horas en 2024 y cuatro horas durante los siguientes años. Los sindicatos la consideran insuficiente «cuando ellos se embolsan una subida del 30%».