Desde hoy todos a 90 km/h en carreteras secundarias

El decreto-ley se centra en las carreteras convencionales, donde se concentra casi el 40% de los accidentes mortales en España, más de 1.000 al año. La mitad de esos siniestros se producen además por una salida de vía, provocada en su mayoría por un exceso de velocidad. En Euskadi, se registraron 42 accidentes mortales durante 2018, según datos del Departamento vasco de Seguridad, un ligero repunte respecto a 2017, cuando fueron 39 los fallecidos en la carretera.

Las víctimas eran en su mayoría motoristas, ciclistas y peatones, un colectivo «vulnerable» que pretende proteger esta nueva norma ¿Pero cómo afectará al día a día de los conductores? A partir de ahora desaparecen los diferentes límites de velocidad genéricos establecidos –de 90 o 100 km/h en función de si la vía dispone o no de metro y medio de arcén practicable–. Los automóviles y las motocicletas deberán circular a un máximo de 90 km/h y, en el caso de camiones, furgonetas y autobuses –si no cuentan con cinturones de seguridad– y el resto de vehículos, el límite será de 80 km/h.

Desde que se estableciera el límite de velocidad en los años 80, España ha sido uno de los pocos países europeos que ha mantenido la circulación a 100 kilómetros hora en vías secundarias. Hasta ahora. En los últimos 30 días, la Dirección general de Carreteras, a través de sus demarcaciones territoriales, ha procedido a la retirada o cambio de 2.719 señales, con un coste de más de medio millón de euros.

La medida viene acompañada de una campaña informativa de la DGT ha través de las redes sociales, en marcha desde el día 4 de enero. Asimismo, se reforzarán las sanciones: quienes circulen a 111 km/h por estas vías perderán dos puntos de carnet y pagarán una multa de 300 euros, frente a los 100 euros que se pagaban hasta ahora.

La Asociación de Víctimas de Accidentes de Tráfico en el País Vasco, Stop Accidentes, hace una lectura positiva de la medida. «Servirá para reducir la siniestralidad», apunta su delegada, Rosa María Trinidad, aunque destaca que aún queda mucho por hacer: «Sobre todo en materia de educación y de endurecimiento de las penas».

En cuanto a los conductores, el Real Automóvil Club Vasco Navarro (RACVN) no ve con buenos ojos la nueva norma y advierte de que «no se puede generalizar». «Queremos que se reduzca el número de accidentes, pero no compartimos este método», destaca su portavoz, Mario García. En ese aspecto, destaca que se debe revisar la red viaria y regular la velocidad y mejorar el trazado en los «puntos negros». «También hay que renovar el parque de vehículos, que actualmente es muy antiguo».