Fiestas de San Prudencio

El 'tun tun' txiki retumba bien alto

Porque a ellos ahora ya no hay quien les pare. A sus nueve años, Oihan se ha estrenado como barril. «Me está gustando. No me está pareciendo muy difícil, aunque claro, hemos ensayado cuatro semanas. El año que viene repetiré», promete, con una sonrisa imborrable. Y pese a la corta experiencia, los nervios no van con ellos. «Durante la mañana sí que he tenido nervios, pero desde que te pones el traje solo disfrutas», añadía la majorette Ainize. Aunque la vestimenta para algunos fue una tortura, con el termómetro apretando con 26 grados. Los vasos de agua han corrido de un lado a otro del escenario.

Que los jóvenes vienen pisando fuerte quedó claro según los 140 protagonistas se subieron a la tarima. Cómo empezó a vibrar aquello. «Es una gozada verles. Este año están mucho más animados, el tiempo además acompaña. Los mayores se lo pasan bien, pero los niños disfrutan de una manera especial cada vez que bailan o aporrean el tambor», apuntó Izaskun Belakortu, organizadora de las cantineras mayores, pero también con las txikis.

Todo salió a pedir de boca. Y si algo se torcía, ahí estaba José María Bastida 'Txapi' para enderezar la marcha. El que fuera director de la tamborrada durante 19 años ayer volvió a afinar el metrónomo por fuerza mayor, dado que Leire Betolaza no pudo acudir al concierto. «Les veo y me emociono. Me producen mucha nostalgia. Lo están haciendo genial, hay futuro. ¡Que disfruten!», aconsejó.

Y vaya si lo hicieron. Pero también las decenas de familias que, móvil en mano, conquistaron la plaza. «Es un traspaso de papeles, un relevo generacional. Ayer nos tocó a nosotros y hoy a ellos», comentó Soraya Pereda, sin quitar ojo a Ander y Mikel. Los pequeños por fin pudieron disfrutar del día grande después de muchos días con las ganas contenidas. «En casa no han tocado, pero todo el rato estaban pidiendo que les llevásemos a los ensayos». Algo a lo que se tendrá que empezar a acostumbrar Ramón San Juan, con el peque Inar de cuatro años a hombros y apaleando un tambor. «En la ikastola Olabide han estado ensayando y creo que no dentro de mucho le veré ahí arriba», auguraba.

Entre aplausos, media hora después del recital en la plaza de la Provincia, los txikis comenzaron su 'tour' por la ciudad. A la plaza de la Virgen Blanca, las escalinatas de la Catedral Nueva, le siguió una dulce parada en la plaza Vicente Goikoetxea, donde disfrutaron de un merecido premio en forma de merienda. Y tras reponer fuerzas, la animada cuadrilla emprendió la marcha al punto de partida.