Una taberna de toda la vida en la villa

En este Bilbao en el que los bares y los restaurantes empiezan a ser de diseño todavía quedan algunas tabernas con una historia detrás. Uno de esos locales es el Antomar, en la animada calle Ledesma, regentado por Jorge Burgo, al que le han salido los dientes detrás de la barra. Junto a él se encuentra su hijo Álvaro, tercera generación de la familia. Fue fundado en 1969 por sus padres, Antonio Burgo y María Tejera, una estupenda cocinera que ha dado de comer a medio Bilbao.

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Continúa siendo una tasca populosa, donde disfrutar a media mañana o media tarde de sus bocadillos, con el pan bien turradito, de chorizo, jamón, lomo o salchichón. Al frente de la cocina se encuentra Zaira Quevedo, que lleva más de tres lustros trabajando en la casa. Ofrecen una cocina casera, tradicional, basada en los productos de la huerta familiar en Karrantza, que les abastece de patatas, cebollas, pimientos, alubias, tomates, habas, huevos y pollos.

Cuentan todos los días con un plato de cuchara: patatas en sus diferentes variantes, lentejas, menestra de verduras, alubias o marmitako, pisto o ensaladilla rusa. La ensalada de ventresca -con tomate, cebolla, anchoa en salazón, aceitunas, ventresca, pimiento dulce y alegría riojana- es una de las señas de identidad del Antomar. No se pierdan el jamón, chorizo, lomo o salchichón ibérico de bellota. Tienen merluza a la plancha o rebozada, chipirones encebollados o en su tinta, anchoas fritas o rebozadas, salmonetes, rodaballo o lenguado.

Los carnívoros pueden optar por chuletón de ganado mayor a la plancha, chuletillas de cordero, carrillera de ternera en salsa o albóndigas. Como postre, queso de oveja de Karrantza o bombón Antomar, que lleva una bola de vainilla, chocolate, caramelo y un toque de licor. La carta de vinos, en la que se incluye el Heras Cordón, el vino que bebe el Papa Francisco, es magnífica.