«¿Por qué le tocó a mi hermano si solo era un niño?»

El hermano menor de José María reconoce que aún hoy se sigue preguntando «por qué, por qué le tocó a él que solo era un niño». «Pensar que ha muerto tanta gente por causa de unos ideales no compartidos y que han tenido durante tanto tiempo a todo un país aterrorizado» .

Aquel sábado lluvioso, José María venía de Azpeitia de jugar al fútbol con dos amigos, Fernando, que resultó gravemente herido, y Jesús María, que salió ileso. El padre de Fernando les llevó en su coche y, antes de entrar al garaje, paró en la plaza de los Atanos de Azkoitia para que se bajaran, sin saber que, a su derecha, un paquete mortal con imanes llamaría la atención de los chavales. Se trataba de una bomba de ETA desprendida de los bajos del vehículo de un guardia civil que solía aparcar en aquella zona. El agente puso en marcha su coche y el artefacto cayó al suelo sin que hiciera explosión. José María llegó el primero. La bomba estalló y provocó su muerte en el acto.

El menor de los Piris Carballo era demasiado pequeño para percibir el alcance del dolor que sufrió entonces su familia. Realmente, sus recuerdos están construidos con los detalles que le han ido contado sus hermanas y sus padres, Antonio y Carmen. «Según ellos, era un niño alegre, amable y muy educado y respetuoso con todos. Estoy seguro de que hubiera sido como adulto muy buena persona», describe.

Tras el atentado la familia Piris Carballo enseguida puso tierra de por medio y regresó a Extremadura, a San Vicente de Alcántara, en Badajoz, de donde partieron años atrás para buscar un futuro mejor. «En nuestra tierra nos acogieron y ayudaron. Cosa que no hacían en el País Vasco, donde a las víctimas prácticamente las culpaban por lo sucedido y las miraban mal».

Cada vez que su memoria regresa a aquellos días «afloran los sentimientos de rabia». «Los hermanos hemos intentando llevarlo lo mejor posible. Mis padres bastante peor, ellos tendrán esa pena y angustia de haber perdido un hijo por el resto de sus vidas. Nunca un padre debería enterrar a un hijo», se duele.

- ¿Cómo lo lleva su madre ?

- Imagínese. Lo mejor que puede, con tratamiento antidepresivo desde entonces, y con recaídas. Unos días está mejor que otros, pero esa angustia que lleva por dentro no se la quitará nadie.

José María Piris fue el primer niño asesinado por ETA de una dolorosa lista de 22 víctimas mortales y otros 60 heridos. El guardia civil al que iba dirigida la bomba lapa que acabó con la vida del pequeño Piris Carballo visitó a la familia tras el atentado para pedirles perdón. «Fue un buen gesto», remarca Juan Antonio.

- ¿Alguien les echó una mano en aquellos días? ¿Cómo se portaron las instituciones?

- No obtuvimos ayuda, sobre todo sicológica, que era la que realmente se necesitaba en esos momentos.

Unos meses después del atentado, una carta de ETA apareció en el buzón de su casa de San Vicente de Alcántara, dirigida a José María. «La carta que podía haber sido una muestra de disculpa... no lo fue. Ponía que había sido un daño colateral pero que no sentían arrepentimiento de ello». Antonio y Carmen se deshicieron de la misiva.

Por este atentado fueron condenados en 1986 Francisco Fernando Martín Robles, Jon Agirre Agiriano y Jesús María Zabarte Arregi, 'el carnicero de Mondragón'. En 1988 fue condenado por los mismos hechos José Gabriel Urizar Murgoitio.