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El hijo mayor de Pilar Elías -tiene dos- ha empezado a desempolvar fotos antiguas de su aita, Ramón Baglietto. «Hemos dicho que un día, cuando se pueda, vamos a organizar una comida todos juntos y les vamos a contar a mis cuatro nietos quién fue ... su aitite; les enseñaremos la historia», comparte Pilar. ¿Y cuál es la historia de Ramón? Mañana, 12 de mayo, se cumplen cuarenta años de su muerte a manos de ETA.
Militante de Unión de Centro Democrático (UCD), partido del que había sido concejal, Baglietto fue asesinado en el Alto de Azkarate cuando regresaba a su domicilio de Azkoitia desde la tienda de muebles que regentaba en la vecina localidad de Elgoibar. «Era un día de esos de lluvia», evoca su viuda. «¿Vas a tardar mucho?», le preguntó por teléfono. «No, ya he terminado. Ve preparando la cena, en nada estoy en casa», respondió él. Pero los minutos pasaban y no llegaba. Llamaron a la puerta. «No era él, sino un tío suyo que era carmelita. Me dijo que Ramón había tenido un accidente». Pero ella lo tuvo claro: «A mí no me digas eso, le han matado», le espetó Elías. A las tres de la mañana su padre le confirmaba la noticia.
La víctima circulaba en su 'Seat 124' cuando varios miembros de un comando etarra lo ametrallaron desde otro vehículo. Baglietto perdió el control del coche, que se estrelló contra un árbol. Los terroristas se acercaron para rematarle. Un automovilista que pasó poco después dio aviso a la Policía Municipal de Elgoibar creyendo que se trataba de un accidente de tráfico. De ahí la confusión inicial, hasta que se comprobó que presentaba varios orificios de bala. Tenía 42 años, era de Bilbao, estaba casado y tenía dos hijos, de nueve y trece.
dieciocho años antes
- ¿Cómo se conocieron?
- Ramón vivía entonces en Eibar, donde su familia era propietaria una empresa de pintura y reformas; yo, en Azkoitia. Mi abuelo tenía una gasolinera. Los trabajadores libraban sábados y domingos. Y un fin de semana apareció por allí con su moto 'Lambretta'. Así surgió el flechazo. No nos conocimos en ninguna fiesta ni en ningún baile. Fue echando gasolina.
Pilar no había pisado Eibar hasta que empezó a salir con Ramón. «Lo que más me sorprendió es que era un don Juan. Las chicas de su cuadrilla eran guapísimas y mire por dónde, se fue a fijar en mí, una chavala de pueblo. Los domingos cuando íbamos de 'txikiteo' le guiñaba el ojo a todas las mujeres que nos cruzábamos y recuerdo que yo le pellizcaba. Los lunes tenía los brazos de moratones», ríe. Por entonces Pilar tenía 17 y Ramón, 22. Tras tres años de noviazgo, se casaron en 1963. Ambos provienen de familias numerosas -Baglietto eran diez hermanos y Elías, ocho-, así que sus allegados esperaban que pronto tuvieran descendencia. «Mi madre vino embarazada del viaje de novios y creía que a mí me pasaría igual», revela Pilar. Pero no fue fácil. Finalmente, la pareja tuvo dos niños.
«Ramón se llevaba bien con todo el mundo. Hablaba con gente de todas las ideologías... Pero está claro que a algunos les estorbaba», prosigue su viuda. ETA, que en 1980 mató a 98 personas, tenía a UCD en su punto de mira. Tres de sus dirigentes -José Ustaran, Jaime Arrese y Juan de Dios Doval- fueron asesinados en un mes. Pero la historia del atentado contra Baglietto se remonta tiempo atrás.
A los pocos días del atentado, la Policía detuvo al autor de los disparos. También era vecino de Azkoitia y se llamaba Kandido Azpiazu Beristain. Los dos tenían una historia en común. Según el testimonio de Pedro Mari Baglietto, hermano de la víctima, Ramón salvó la vida de Kandido cuando, siendo bebé, evitó que un camión le atropellara junto a su madre y su hermano. Ellos dos fallecieron en el accidente. Quién le iba a decir que aquel niño le mataría dieciocho años después. «¡Qué horror! Es que ni en una película», apunta su viuda. Su caso es aún más doloroso, ya que la orden de cometer el asesinato partió, al parecer, del hijo de una prima de Baglietto. «¡De su misma sangre!», lamenta Pilar, que no ha querido volver a saber nada de dicha rama de la familia.
tras salir en libertad
Las amenazas no cesaron con el atentado. Nieves Baglietto, dirigente en Gipuzkoa del partido de Adolfo Suárez, empezó a recibir llamadas que le advertían: «Si no quieres ser la siguiente, vete de Euskadi». Tuvo que empezar una nueva vida en Madrid. Pilar optó por quedarse en su casa. En Azkoitia. «Ahora que se escucha tanto la canción 'Resistiré'... Pues eso hicimos muchos», expresa. Elías también siguió los pasos de su marido y accedió a ir en listas del PP al Ayuntamiento. Y salió elegida. «Lo hice por él y por su amigo José -en alusión al exalcalde de la localidad guipuzcoana Larrañaga Arenas, también asesinado por ETA-. Por todos a quienes arrebataron la vida».
La Audiencia Nacional condenó a Kandido Azpiazu y a Juan Ignacio Zuazolazigorraga Larrañaga a sendas penas de 49 años así como a indemnizar a los herederos de la víctima con diez millones de pesetas. Sin embargo, los dos acusados quedaron en libertad tras pasar 12 años en prisión, ya que parecía que se habían desvinculado de ETA. Pilar estaba en el mercado de Zarautz, donde veraneaban, cuando una vecina de Azkoitia le contó que Kandido volvía a casa y que le iban a organizar un recibimiento en el Ayuntamiento. «¡No me lo podía creer! Me marché del mercado sin comprar nada, era incapaz», evoca. En 2004, el asesino de su marido abrió un negocio de cristalería en los bajos de la casa de Pilar Elías. «Todavía me pregunto con qué intención lo hizo», reconoce.
- ¿Han cruzado alguna palabra?
- Un día quise decirle 'adiós, asesino', pero mi escolta no me dejó. Me quedé con las ganas.
Casi veinte años tuvo que llevar protección Pilar Elías. Se la puso el partido tras el asesinato del que fuera concejal del PP en Zarautz José Ignacio Iruretagoyena. «Un día me llamaron de la comisaría de Oiartzun y me dijeron que había salido en documentos de ETA. Sólo pedí que mis hijos no lo supieran», revela.
Pilar vive desde hace dos años en Zarautz, pero mantiene la casa familiar de Azkoitia. «Heredé el piso cuando fallecieron mis padres y mis hermanos me dicen que lo venda. Pero yo siempre digo que no, que es donde yo he nacido», explica. Hace dos años que ETA anunció su disolución. Se acabaron los atentados. «Ahora tienen todas las puertas abiertas -lamenta la viuda de Baglietto-. Matar les ha salido barato».
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