Borrar
Policías locales de gala escoltan el féretro de Eugenio Lázaro. el correo
«Nos fuimos lo más lejos posible»

«Nos fuimos lo más lejos posible»

Aniversario del asesinato de Eugenio Lázaro. 42 años después de que ETA le matara, la Policía Local de Vitoria homenajea hoy por primera vez al que fuera su jefe

Miércoles, 13 de abril 2022, 00:34

Imagen -

Un disparo en la nuca cambió para siempre a la familia Lázaro Ezquerra. El 13 de abril de 1980, hace hoy 42 años, pistoleros de ETA asesinaron por la espalda a Eugenio Lázaro, entonces jefe de la Policía Municipal de Vitoria. Murió en el acto. Con ese asesinato se quebró además la existencia de su mujer, Pilar Ezquerra Fernández de Pinedo, y la de sus tres hijos. A los pocos días, esta alavesa de pura cepa decidió abandonar la ciudad hastiada de las miradas, los comentarios y el rechazo de muchos conciudadanos.

«Ella dijo 'qué hacemos aquí' y se marchó lo más lejos que pudo. Eligió Sevilla porque allí vivía una hermana suya», evoca Eduardo, el primogénito. Este psicólogo que ejerce en Madrid se presta a contar la historia de los Lázaro Ezquerra, que es la de tantos vascos obligados a abandonar su tierra por la sinrazón etarra.

«Mi padre murió como una persona indeseable para el Ayuntamiento, del que era trabajador»

Eduardo

Hijo del asesinado

«Más que aquel 13 de abril -Eduardo contaba 19 años- recuerdo el ambiente de amenaza en el que vivía mi padre. De vez en cuando se iba unos días porque le avisaban de que había 'riesgo'». Entiéndase por riesgo algún comando etarra detectado. «Imagínate el deterioro que supone para una familia con chavales pequeños (sus hermanos tenían 16 y 12 años) pero que se enteran de todo». Y la que peor lo llevaba era su madre. «Sufrió un martirio». Eugenio solía repetirles que «¿por qué nos tenemos que ir por estos tíos? Vivimos decentemente. Ellos son los delincuentes».

En la comisaría de Aguirrelanda aún se acuerdan de este militar de profesión y vitoriano por ser «el primero» en modernizar este cuerpo. «Compañeros suyos nos decían que les dignificó». Sin embargo, ese agradecimiento y cariño se limitó a sus hermanos de uniforme. «A nivel político e institucional, mi padre murió como una persona indeseable para el Ayuntamiento, del que era trabajador», asegura Eduardo. «No es por ir contra el Ayuntamiento, en general la sociedad del momento no tuvo en cuenta lo que estaba pasando». Aquel año, la banda terrorista segó la vida de 93 personas. Entre ellas, el jefe de los miñones, Jesús Velasco Zuazola, buen amigo de Eugenio.

No a la campaña de víctimas

«Hace pocos años me llamó el alcalde para una serie de actos de recuerdo, le dije que no. Ojalá en el año 1980 hubieran estado con nosotros»

A Eduardo le costó mucho pasar página. «Sientes una rabia que no te deja vivir. También angustia por una pérdida y un duelo que no entiendes». Quizá por ello se inscribió en la academia militar y también acabó la carrera de Psicología. Su hermano pequeño se hizo policía nacional. «Mataron a un policía y salieron dos». A principios de siglo abandonó la vida castrense y abrió un gabinete en Madrid. «Estudié para tratarme a mí mismo. Luego vi en mi madre un claro trastorno de estrés postraumático». Pilar jamás se sobrepuso. Falleció en Sevilla en 2019 y la enterraron en Vitoria, junto a su marido.

«Se volvió fría. Todo por unos asesinos y, ojo, con mucha gente por detrás que les apoyó. Hablo de personas que celebran que destruyan una vida y luego igual se conmueven con una película. Pero a 'estos' que los maten, que los echen del País Vasco». El atentado lo cometieron tres etarras que contaron con la ayuda de, al menos, dos personas más. Todos recibieron condenas.

La placa de recuerdo -sin referencia al atentado- en la calle Sancho el Sabio. el correo

«Que nos dejen tranquilos»

Los Lázaro Ezquerra vivieron muchos 13 de abril en silencio, hasta que en 2016 el sindicato Erne les tributó un homenaje, modesto pero sincero, en Aguirrelanda. A los agentes que lo idearon les costó semanas convencer a los responsables políticos de entonces. Esta mañana, 42 años después, será la primera vez que el cuerpo homenajee a Eugenio Lázaro de manera oficial.

Meses después de aquel primer apoyo, el alcalde Gorka Urtaran contactó con Eduardo para participar en una serie de actos de recuerdo a víctimas de distintas violencias y colocar una placa conmemorativa en la calle Sancho El Sabio, donde mataron a Eugenio. Lo rechazó. «De Vitoria nos fuimos sin pena ni gloria. De repente nos llamaron y les pedí que nos dejaran tranquilos. Ojalá en el año 80 sí hubieran estado más con nosotros. Ahora les interesamos vete a saber con qué intenciones políticas». El distintivo metálico se colocó. No hace alusión al asesinato. «Lo mismo podría ser la víctima de un atropello», ironiza un veterano agente local.

Aunque buena parte de su familia reside en Álava, Eduardo viene «lo justo». Hace un tiempo visitó Aguirrelanda en compañía de sus hijos. «Saben que su abuelo fue un valiente que luchó para que otros puedan disfrutar de derechos fundamentales como vivir en paz».

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo «Nos fuimos lo más lejos posible»