Rosas, abrazos y unidad para recordar a los asesinados Fernando Buesa y Jorge Díez Elorza

Las familias de Buesa y Díez Elorza se han fundido en un sincero abrazo al llegar a los Jardines de la Libertad, rebautizados así en honor de ambas víctimas de la sinrazón etarra. Las hijas del político han besado las rosas que han depositado en el monumento con un respetuoso silencio de las más de 200 personas congregadas. Los ertzainas de la asociación Mila Ezker han regalado dos diplomas a los parientes de ambas víctimas.

El PSE ha sido el partido con mayor representación. Ha acudido su líder, Eneko Andueza. Pero también consejeros del Ejecutivo vasco como Idoia Mendia, Iñaki Arriola o Javier Hurtado; el delegado del Gobierno, Denis Itxaso; así como un alto número de representantes locales presididos por la teniente de alcalde de Vitoria, Maider Etxebarria. Por el PNV, han acudido Andoni Ortuzar, los consejeros Josu Erkoreka -actual máximo responsable político de la Ertzaintza-, o Beatriz Artolazabal. El diputado general de Álava, Ramiro González, y el alcalde de la capital del País Vasco, Gorka Urtaran, han participado en la entrega de rosas rojas.

EH Bildu ha enviado a la parlamentaria Maddalen Iriarte, envuelta hace ahora un año en una polémica por decir que «el daño causado por ETA está reconocido; que fuese o no injusto depende de cada relato». Le han acompañado los alaveses Félix González San Vicente y Kike Fernández de Pinedo.

El PP ha sido otra de las formaciones que mayor número de representantes ha presentado en el acto. Desde la concejala vitoriana Ainhoa Domaica a su líder provincial, Iñaki Oyarzábal. Miren Gorrotxategi ha encabezado la presencia de Elkarrekin Podemos-IU. De Vox ha acudido su parlamentaria vasca, Amaya Martínez. Mientras que los sindicatos policiales Erne, Esan, Euspel o Sipe también han acudido al acto.

Entre los presentes había ertzainas que aquel 22 de febrero de 2000 estuvieron de servicio y acudieron a este punto pocos minutos después de la detonación del coche-bomba. Incluso algunos de los que participaron en la posterior investigación. Más de uno tenía los ojos vidriosos. El asesinato del político y su ángel de la guarda provocó una de las primeras repulsas multitudinarias en la capital alavesa contra los pistoleros de la banda terrorista. Hace ahora 22 años.