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Jon Ruiz Sagarna resume con un «gracias, gracias, gracias» su sentimiento por el sencillo y emotivo homenaje que vivió el sábado en la base de la Brigada Móvil de la Ertzaintza en Iurrreta, a la que se tenía que haber incorporado en mayo de 1995 ... si unos radicales abertzales encapuchados no hubieran atacado con cócteles químicos, dos meses antes en Rentería, la furgoneta antidisturbios que conducía. El ertzaina sufrió gravísimas quemaduras en gran parte del cuerpo, durante años se sometió a interminables operaciones quirúrgicas y hasta ahora había permanecido al margen de los focos.
«Nunca diré gracias lo suficiente para agradecer lo que viví el sábado», asegura a este periódico a través de su mujer, Ana Arregi, que junto a los cuatro hijos de la pareja acompañó a Jon en el homenaje sorpresa. «Qué maravilla que después de 26 años me sigan recordando con ese cariño y que me recuerde, además, gente joven que ni tan siquiera ha vivido esas épocas tan terribles que padeció la Ertzaintza», se emocionaba Jon al salir de la base de la Policía vasca en Iurreta.
Tras el atentado, ocurrido el 24 de marzo de 1995, Jon pasó «todo el dolor que se puede sufrir y más. La herida aún duele, pero ha sabido reinventarse». Veintiséis años después, la imagen pública inédita de Ruiz Sagarna caminando en Iurreta por su propio pie, con algunas secuelas del atentado visibles y otras que solo él conoce, «ha sido posible porque se lo ha currado mucho, porque tiene una fuerza de voluntad tremenda», remarca Arregi. «Como era tan joven echó el resto y ha conseguido muchas cosas, entre ellas ser una persona serena y muy templada, y eso no lo puede decir cualquiera», dice con orgullo.
La mujer del ertzaina, jubilado a la fuerza, destaca uno de los mensajes que recibió el sábado, en el que uno de los asistentes al homenaje describe «perfectamente lo que allí ocurrió». El ertzaina habla de Jon como «un hombre íntegro, humilde y un poco avergonzado por tal evento» y asegura que en el patio de la base pudo apreciar en los ojos de Ruiz Sagarna «admiración por la Ertzaintza». «Su otra familia, la de 'sangre azul', de la que también le intentaron separar, pero no les vamos a dejar. 'Jon, esta es tu casa, vuelve cuando quieras'», le dirigió emocionado y también convencido de que «hay muchas personas detrás de este uniforme con honor, valores y respeto, rindiendo homenaje a sus héroes».
En su mensaje a la familia Ruiz Arregi, el agente ensalza una capacidad de sacrificio y de superación «inigualables». «Hoy, nosotros teníamos un detalle para Jon, pero él ha traído algo mucho más grande y valioso. Y es que ha compartido con nosotros su gran obra. Una familia llena de amor, respeto y que vive sin darle espacio al rencor. ¡Les ha ganado! Barbarie terrorista 0, Jon y familia 1. Absolutamente aplastante», les dedicó.
Todo comenzó con una modesta invitación de unos amigos ertzainas para visitar la base de Iurreta. Jon había aceptado y les dijo que le encantaría ir acompañado de su familia. Sabía que iban a tener con él algún detalle, «pero sin más», explica Ana Arregi. La noticia empezó a trascender entre los compañeros. «La gente se enteró y todos querían mostrarle su cariño. La gente no le ha olvidado», explica tras ver la repercusión que ha tenido al aparecer un vídeo del acto en las redes sociales.
Ruiz Sagarna «apretaba fuerte los dientes para que no le salieran las lágrimas», relata Arregi. «Estaba tan agradecido, emocionado, sorprendido, tocado... porque es un hombre muy humilde. No le gusta significarse en nada ni enarbolar banderas de nada. Es una persona muy discreta, que bastante ha tenido con salir adelante y con curar y lamer sus heridas. Nunca ha pretendido nada más», describe Arregi el momento en que Jon avanzó entre sus compañeros formados en el patio de Iurreta y escuchó los versos que le escribieron algunos de ellos y que una ertzaina transcribió con una vistosa caligrafía. «Es normal que te rompas de emoción y más si eres tan sensible como él. Jon valora muchísimo las muestras de cariño», apunta para recordar que, a pesar de que la barbarie terrorista truncó su carrera de ertzaina, «siempre se sentirá muy policía».
Jon Ruiz Sagarna pudo ver a sus cuatro hijos «emocionados» durante el homenaje y repetía lo «agradecidísimo y orgulloso» que estaba de que hubieran podido visitar Iurreta. «Al final tú les cuentas la historia, pero no es lo mismo verlo con tus propios ojos», remarca Arregi, que reconoce que en casa es un tema que no se saca mucho. «Porque tampoco quieres sembrar semilla de odio, ni nada parecido. No le damos ningún protagonismo, intentamos dar normalidad a la vida», expone. El sábado, asegura, sus hijos se dieron cuenta de muchos detalles: «Entendieron un montón de cosas. Vieron que el aita no solo estaba en casa porque era una persona que se había jubilado, sino que había sido ejemplo de muchas cosas y eso para sus hijos era un orgullo». «Jon, mientras tanto, no decía más que: '¡Madre mía! ¡Qué lío! ¡Madre mía!', y me preguntaba: '¿Y tú sabías algo? ¿De verdad que no?'», repasa con cariño.
Lo cierto es que ella era la única que sabía algo más de los planes de los compañeros de la Brigada Móvil, pero «la mitad de la mitad, porque es verdad que me habría agobiado saber mucho». «Por un lado te reconforta el cariño de tus compañeros y por otro recuerdas historias del pasado. Y ese pasado es el atentado en Rentería que sigue doliendo e intenta evitarlo», explica con conocimiento de causa. Arregi defiende que pese a lo difícil que es afrontar un homenaje como el que la familia vivió en Iurreta, «es necesario que ocurran estas cosas y sobre todo que sirvan para transmitir que hay gente que ha hecho un esfuerzo en su vida y que han pasado cosas muy gordas, pero también que se ha sabido salir y remontar. Creo que eso a todo el mundo le da paz», reflexiona.
El Departamento de Seguridad del Gobierno vasco asegura que no tuvo conocimiento oficial de la celebración del homenaje a Jon Ruiz Sagarna en Iurreta, aunque fuentes de la consejería de Josu Erkoreka evitaron ayer polemizar con los agentes que lo organizaron. «No tenemos nada que decir», se limitaron a contestar, al tiempo que expresaron su «absoluto respeto» tanto por el homenajeado como por su familia. Respecto a la protesta de alguno de los agentes que participaron en el homenaje en el sentido de que el Gobierno vasco evita implicarse en este tipo de actos, lo que obliga a que sean impulsados por su cuenta por los propios ertzainas, fuentes de Seguridad señalaron que «a nosotros no nos han llegado quejas de ese tipo».
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