![«Muchos ertzainas lloraron en silencio en una Rentería hostil»](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202201/25/media/cortadas/renteria1-25-k1NC-U160646043047JNB-1248x770@El%20Correo.jpg)
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El ertzaina Jon Ruiz Sagarna recibió el fin de semana la medalla de la asociación Mila Esker en reconocimiento y agradecimiento al sacrificio personal vivido como consecuencia del ataque con cócteles químicos que sufrió en Rentería el 24 de marzo de 1995 «mientras desempeñaba sus ... funciones profesionales». El agente, hoy jubilado a la fuerza, sufrió gravísimas quemaduras en gran parte del cuerpo y le obligó durante años a someterse a interminables operaciones quirúrgicas.
El tributo se llevó a cabo en un acto privado con compañeros y la familia de Ruiz Sagarna, en el que los ertzainas asistentes evocaron el escrito que le dedicó un compañero de la Brigada Móvil que llegó a Rentería 15 años después y que compartió con los agentes destinados en el municipio guipuzcoano su experiencia, sus vivencias y el pesar vivido durante los años de acoso del terrorismo etarra.
El agente escribió sus reflexiones en una carta que ahora, enmarcada, se le hará entrega en unos días. En ella explica que hasta el día del homenaje, la historia de Jon Ruiz Sagarna «era un relato de los veteranos» en su segundo destino, Rentería. «Esos mismos compañeros, que en el turno de noche al pasar por ese fatídico lugar, recordaban siempre lo que pasó... ¡Como para no hacerlo!», expresa.
«Eran aquellos que fueron a socorrerlos y otros que tuvieron que llorar en silencio en medio de una Rentería tan hostil, en aquellos siguientes turnos tan complicados, con los cascos permanentemente puestos...». Asegura que era «un orgullo» trabajar «junto a ellos y aprender a ser policía». «Era la triste, pero valiosa herencia de aquel dolor, lejano para mí, pero a la vez tan presente y contagioso», cita.
El autor del escrito, que ahora tiene 41 años y está destinado en Bizkaia, trabajó cuatro en Rentería. «A mí me separaba una brecha de mucho tiempo, pero todavía se palpaba lo que aquello significó para los que lo vivieron en primera persona y con qué respeto destacaban la enseñanza que supuso algo tan dolorosa y el legado que dejó, porque gracias a su sufrimiento tuvimos pronto material ignífugo».
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