![Las víctimas avalan el paso de los presos de ETA pero exigen «hechos» y colaborar con la Justicia](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202111/30/media/cortadas/ongi-RYFLOfjFBWZDeS5jINBv2aP-1248x770@El%20Correo.jpg)
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La noticia de que los presos de ETA no quieren más 'ongi etorris' públicos porque causan «dolor» a las víctimas provocó este martes reacciones en todos los ámbitos sociales. Las voces más autorizadas eran las de quienes venían sufriendo esos homenajes, los familiares de ... los asesinados. Todas las asociaciones coincidieron en tres ideas. Avalan el paso dado por los presos y lo ven como una noticia positiva, sí, pero quieren verlo materializado en «hechos» y que esta nueva actitud se amplíe con nuevos avances, como el fin de otros homenajes y la colaboración con la Justicia.
Covite ha sido una de las entidades más combativas en esta materia. El Colectivo de Víctimas del Terrorismo en el País Vasco valoró que el EPPK anuncie su renuncia a los 'ongi etorris' pero remarcó que «de la izquierda abertzale no queremos palabras, sino hechos». Su presidenta, Consuelo Ordóñez, lo resumió con un «¡Buena noticia! Ahora solo falta que la cumplan». La hermana de Gregorio Ordóñez recordó que «llevamos denunciando y documentando sin descanso esta realidad tan dolorosa desde 2016. Hasta 2019 lo hicimos prácticamente en soledad. Permitidme que nos atribuyamos en gran medida este triunfo», añadió con efusividad.
Ha sido una batalla compartida con la AVT, que estaba inmersa este martes en la celebración de su 40 aniversario. Su presidenta, Maite Araluce, manifestó que «veremos si cumplen con lo que han dicho en el comunicado». «Es una noticia que llega tarde y que ha causado muchísimo dolor a las víctimas. Y lo que pedimos a este colectivo de presos de ETA es que colaboren con la Justicia». Reina la prudencia entre las víctimas, que no olvidan que «hay 377 crímenes sin resolver». Los 'ongi etorris' a presos de ETA eran, de cualquier modo, una práctica en declive. Este año sólo se recuerdan tres: el de Agustín Almaraz, celebrado en agosto durante las fiestas de Santutxu, y uno doble a Lorentxa Beyre, en la localidad francesa de Cambo-Les-Bains.
Nada de bengalas, pasillos triunfales y banderas. El comunicado del EPPK -que califica a las víctimas como «personas damnificadas a consecuencia de las acciones de nuestra militancia del pasado»- concreta que «en lo sucesivo, sólo queremos recibimientos en un espacio privado y discreto, entre allegados». La diferencia es notable y ayer la pusieron de manifiesto desde la Fundación Buesa, Gogoan-Memoria Digna y Elkarbizi. «Hacer esos recibimientos en el espacio público, con música y pasacalles tenía muy poco que ver con el afecto familiar y mucho con la reivindicación de un pasado terrorista».
Sara Buesa, hija de Fernando Buesa, vicelehendakari socialista asesinado por ETA hace dos décadas, calificó como «significativo» el paso dado por los reclusos. Y añadió: «Es una aproximación al dolor de las víctimas, a la que ojalá prosiga la reflexión sobre el daño injusto e irreparable causado por sus actos. Eso sí ayudaría a aliviar nuestro sufrimiento». Queda camino, pero este era «un paso imprescindible», según la Fundación Buesa. Desde esta entidad recordaron que «esos homenajes son indignos, humillantes y muy dolorosos para las víctimas y para el conjunto de la sociedad» y reclamaron también «autocrítica a quienes jalearon esas acciones».
Para Gogoan y Elkarbizi esta «es una victoria ciudadana, que de forma mayoritaria pedía que se terminara con este tipo de actos, al menos en el espacio público». A su juicio, «concentraban la indecencia e indignidad de considerar a quien había matado como un ejemplo social».
En Covite se felicitaron, pero sin aspavientos. «Que nadie espere que les tengamos que dar las gracias por dejar de homenajear públicamente a asesinos. Alegrarnos es una cosa y otra muy diferente tener que reconocérselo como un gran gesto por la paz». Entre los pasos pendientes citaron «dejar de considerar a los miembros de ETA como presos políticos, eliminar murales, pintadas y pancartas glorificadoras y reconocer definitivamente la injusticia y la ilegitimidad del daño causado sin matices».
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