Víctimas ante el espejo de su relato

'Patria'. Cuatro viudas y tres hijos de asesinados por ETA y un herido cuentan cómo se estremecieron al ver el primer capítulo de la serie

a. gonzáles egaña

Domingo, 4 de octubre 2020, 09:53

Cuando se encendió la polémica por el cartel promocional de la serie 'Patria', Fernando Aramburu, autor de la novela, desveló la norma que se autoimpuso al comenzar a escribir: «no perder de vista el dolor de las víctimas del terrorismo, tratarlas con la empatía y ... el cariño que merecen». Hoy hablan ellas para este reportaje y sus opiniones son diversas, igual que lo son las propias víctimas del terrorismo. Caty Romero, Gerardo Arín, Sara Buesa, Alberto Muñagorri, Cristina Cuesta, Mari Paz Artolazabal y Rosa Rodero han visto la serie y se han puesto ante el espejo de su propio relato. Ha sido suficiente tan solo un capítulo para destacar lo «estremecedor» que supone contemplar la pantalla del televisor y sentirse, en algunos casos, reflejadas en los propios protagonistas, Bittori y Txato, en escenas como la del atentado. Otras víctimas como Susana Ezkurra, Ana Iríbar o Cristina Sagarzazu eligieron no leer la novela y aseguran que tampoco verán la dramatización que se ha comenzado a emitir en televisión, a través de la plataforma HBO o la cadena Telecinco, porque les parece «tan realista» que no tienen ánimo «de remover nada».

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Caty Romero | Viuda del sargento Alfonso Morcillo

«Me veo a mí en el suelo con la cara de Alfonso ensangrentada»

Dios mío, me vi a mi misma corriendo. Igualito, igualito. Era un 15 de diciembre y llovía igual que en la escena del atentado de la serie 'Patria'. Como hizo Bittori, yo bajé corriendo por las escaleras, vi a Alfonso (Morcillo) en la acera, me tiré al suelo, le cogí, le volteé y le puse la cabeza boca arriba. Su rostro estaba también ensangrentado y yo decía: '¿pero de dónde viene la sangre?' porque yo, sin embargo, no había oído el tiro. A mí me avisó una vecina por el telefonillo». Caty Romero no daba crédito al verse reflejada en la pantalla de su televisor cuando Bittori sale corriendo al puente a atender al Txato, el protagonista de 'Patria'. «Igual que la actriz Elena Irureta yo gritaba que alguien viniera a ayudarme. Más joven porque yo era una chavala, pero es que toda la escena es prácticamente igual». La viuda del sargento de la Guardia Municipal de San Sebastián asesinado por ETA el 15 de diciembre de 1994, había leído hace ya tiempo el libro de Fernando Aramburu, con quien además mantuvo una relación de correo electrónico en su tiempo en Covite, cuando el escritor donostiarra le pidió datos de víctimas para su libro 'Los peces de la amargura'. «Creo que por eso me menciona en la novela 'Patria'», explica Romero. El primer capítulo de la serie de televisión reafirmó lo que ya pensaba de la obra de Aramburu: «De verdad, se identifica tanto con nosotros...». Romero cree que el libro «es maravilloso», pero la serie es sobre todo «estremecedora». «¡Qué bien lo han hecho los actores! ¡Cuántas víctimas habrán vivido algo igual!».

Gerardo Arín | Hijo del industrial tolosarra Patxi Arín

«Es más que real la actitud de la Iglesia. Lo sé porque lo viví»

Se te remueven un poco las tripas», confiesa Gerardo Arín. El hijo del industrial tolosarra Patxi Arín, secuestrado y asesinado por ETA hace 37 años, sabía por el libro que la serie relataba una vida muy parecida a la que le tocó vivir. Gerardo Arín sabe por su experiencia qué significa que a Bittori le culpen por querer volver al pueblo. La viuda de Arín, María Pilar Ezeiza, y el benjamín de la familia decidieron que no se movían de Tolosa y durante tiempo siguieron teniendo amenazas telefónicas. Aunque se pueda pensar que con el asesinato se acababa todo, «nada más lejos de la realidad». Como muestra la serie, «hay muchísimas cosas por detrás que la gente no sabe. Había que seguir viviendo y salir a la calle a pesar de que la mayoría del pueblo mirara para otro lado», relata, aunque entiende que «mucha gente lo hacía por miedo». Arín repara en el modo en que se refleja la actuación de la Iglesia. Cree que habrá mucha gente que no lo entienda, pero asegura que es «tan real como la vida misma». «La Iglesia tuvo un posicionamiento muy a favor de la gente de ETA y muy en contra de las víctimas. Lo sé porque lo viví. Mi tío cura ofició el funeral de mi aita, su hermano, y dijo que él no perdonaba a sus asesinos. Desde entonces el obispo Setién le tuvo cruzado completamente, pero de malas maneras. Le hizo la vida imposible», desvela. La serie le ha servido también para recuperar una reflexión que reconoce que hizo ya tarde: «Tras el asesinato todo giraba en torno al aita y no nos dábamos cuenta de que en ese momento quien necesitaba el apoyo era nuestra ama».

Sara Buesa | Hija del socialista Fernando Buesa

«Permite mostrar una realidad que duele, pero que hay que sanar»

Sara Buesa define 'Patria' como una serie «fundamental» para conocer y comprender «lo que hemos vivido en Euskadi». La hija de Fernando Buesa, el dirigente socialista y exvicelehendakari en el Gobierno Vasco asesinado por ETA el 22 de febrero de 2000, mantiene que la dramatización de la novela de Fernando Aramburu que se ha podido ver en televisión retrata «muy bien» el entorno hostil y el clima emocional denso y cerrado que se respiraba en la sociedad vasca. «Quienes hemos vivido aquí, automáticamente nos vemos reflejados en las escenas que se recrean y revivimos infinidad de recuerdos en primera persona», destaca Sara Buesa. Reconoce que entonces, «estábamos tan inmersos en ese ambiente que nos llegamos a habituar a convivir de forma rutinaria con ello. Ahora, desde la distancia de los años, podemos tomar conciencia real de la dimensión de lo que hemos vivido y soportado. Es sobrecogedor». Quienes lo vivieron de lejos y, sobre todo, las generaciones de jóvenes que no han conocido el terrorismo, «a través de 'Patria' pueden aproximarse y en cierto modo experimentarlo», apunta. El formato audiovisual de una serie de televisión tiene la virtud, a su juicio, de encarnar y transmitir de una manera «muy vivencial, a través de las imágenes, los diálogos, los silencios, los gestos...». Entiende que este tipo de formatos permiten mostrar y abordar «una realidad que es difícil y duele, pero en la que es imprescindible profundizar para sanar y arrancar de raíz las semillas de odio y violencia que aún permanecen en la sociedad vasca».

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Alberto Muñagorri | Herido por una bomba en Errenteria

«Es el relato del día a día de lo ocurrido hasta en mi familia»

Alberto Muñagorri no le sorprendió el libro ni tampoco ahora la serie 'Patria' porque «ha sido el día a día de lo se ha vivido en Euskadi, de las cosas que han ocurrido hasta en mi propia familia o con amigos o vecinos». Habla con conocimiento de los hechos desde que el 26 de junio de 1982 un explosivo, oculto en el interior de una mochila tirada en plena calle de Errenteria, estalló alcanzándole de lleno. Muñagorri tenía diez años y perdió la pierna izquierda, la visión del ojo derecho y un 40% de audición. 38 años después del atentado «indiscriminado», como él lo llama, sabe que hay muchos jóvenes, como los que trabajan en su oficina, a los que todo esto «les suena muy, muy lejano» y reconoce que tratar de pedir a la gente que se mire al espejo y piense dónde estaba cuando ocurrían esas cosas «no es agradable». Como la familia del Txato, Alberto sufrió el rechazo de muchos vecinos. «Gente que no me miraba ni a la cara empieza a saludar ahora y a preguntar cómo me va la vida. Bueno... Son pequeños pasitos», valora. Es consciente de que con la desaparición de ETA «se convive más fácil sin nadie que te ponga una bomba o te pegue un tiro en la nuca», pero remarca que hay algunas cosas que siguen igual, como las pintadas de las que «está plagada» Errenteria. Como uno de los más de 2.000 heridos causados por ETA, reivindica la necesidad de hablar de todo lo ocurrido, también de otras cosas que no debieron suceder. «Los mayores deslegitimadores de la violencia, aparte de las víctimas, son los arrepentidos de haberla ejercido», apunta.

Cristina Cuesta | Hija de Enrique Cuesta

«Es muy crítica y trasluce una anomalía social de justificación»

Cristina Cuesta ha visto hasta dos veces los primeros capítulos de 'Patria'. La primera, se puso ante el televisor «con una ansiedad muy grande» de saber cómo habían reflejado visualmente «una obra tan importante» y la segunda, fue para deleitarse «en los detalles». La hija de Enrique Cuesta, delegado de Telefónica asesinado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas en 1982, es directora de la Fundación Miguel Ángel Blanco y conoce de cerca otras producciones audiovisuales sobre la misma temática. Cree que lo que ha podido ver de la serie es «absolutamente coherente» con el espíritu de la obra de Fernando Aramburu. «Es conmovedora y muy crítica, trasluce una anomalía social de justificación, el magma ético que impregna la violencia, sobre todo el sufrimiento profundo de la víctima», cita. Cuesta destaca el discurso narrativo, «tan real», de la necesidad de las víctimas de la búsqueda de la verdad. Convencida de la dimensión que posee una obra audiovisual a la hora de llegar al ciudadano, cree que es una buena herramienta para que los padres hablen con los hijos sobre este tema. Concluye que tanto la obra literaria como la serie han llevado «la dimensión del conocimiento de las víctimas a otro nivel». Y deduce que, seguramente, la habrán visto personas que apoyaron la violencia: «Si al menos una persona que hasta ver la serie justificaba comprendía o legitimaba el terrorismo pueda pararse a pensar lo que supuso la violencia y sus consecuencias terribles, desde todo punto de vista, también para los terroristas, pues bienvenido sea».

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Mari Paz Artolazabal | Viuda de José Luis López de Lacalle

«Se ve la soledad que hemos pasado todas. Ese vacío...»

A Mari Paz Artolazabal le trajo inmediatamente a la memoria «la soledad que hemos pasado todas, el vacío que nos han hecho, aquella gente detrás de las cortinas... Es tan real...». Tras ver la serie 'Patria', la viuda del columnista de El Mundo José Luis López de Lacalle rememora la especie de lapsus que aún le acompaña de aquel 7 de mayo de 2000 cuando supo que habían asesinado a su marido. «No recuerdo cuándo subí a casa ni con quién, pero sin embargo no se me olvidan las llaves de José Luis puestas en la cerradura del portal», junto al que cayó tras recibir dos disparos. La imagen de De Lacalle cubierto con una sábana blanca, al lado de una bolsa de periódicos y de su paraguas rojo, se convirtió después en símbolo de la crudeza del terrorismo. Un paraguas similar al que ilustra la portada del libro y los créditos de la serie. A diferencia de la protagonista, no vio a su marido en el lugar del atentado, «no me dejaron verle». «Le vi ya en el tanatorio y no tenía cara de miedo, tenia cara de paz», evoca. Hace tiempo comenzó a leer 'Patria' y no pudo seguir porque ya desde las primeras páginas le parecía que el novelista había estado hablando con ella para escribirlo. Artolazabal cree que habrá quien no quiera ver la serie «porque ataca a su conciencia». «Porque aquí hubo un silencio... Y de gente buena. Pero por naturaleza somos cobardes», reflexiona. La viuda de De Lacalle, quien todavía hoy sigue siendo para muchos en el pueblo 'andereño Mari Paz', cree que estas series «vienen muy bien para despertar a la juventud que no sabe lo que ha pasado».

Rosa Rodero | Viuda del ertzaina Joseba Goikoetxea

«Sirve para que se vea que el dolor estaba en todas las partes»

Rosa Rodero destaca que la serie «trata muy bien» la historia de este país representada en dos familias amigas enfrentadas por culpa del terrorismo. «Me ha venido a la memoria no solo mi vida, marcada por el asesinato de mi marido, sino la de todos sus compañeros», evoca la viuda de Joseba Goikoetxea, el sargento de la Ertzaintza asesinado por ETA el 22 de noviembre de 1993, en Bilbao. «Es inevitable recordar ese dolor que nos ha acompañado tanto tiempo. Además, queramos o no, los sentimientos de los que hemos sufrido por todas las partes son los mismos», asegura. Rodero comparte que una serie como 'Patria' ayuda a avanzar en la construcción del futuro. La viuda de Goikoetxea no sufrió en su tiempo el «desprecio» que sintieron otras víctimas a las que representa la protagonista Bittori, «quizás porque mi marido era un nacionalista, porque además había pasado por la cárcel con Franco y porque tuve la suerte de estar rodeada de gente que me ha apoyado muchísimo». Sabe lo mal que lo pasaron otras víctimas como una amiga suya a la que le mataron a su marido en los 80, «un tiempo en el que todo se ocultaba, todo era no salir a la calle, que nadie te viera... A mí no me han girado la cabeza a mi paso porque he estado muy protegida por todo un partido (PNV) que me apoyaba», explica mientras recuerda que hasta el 96 a las víctimas se les trataba como «unas apestadas». Comparte que la serie puede servir para que los jóvenes «tengan presente lo que pasó, lo que vivimos, porque el dolor estaba en todas las partes, no solo el causado por ETA».

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Susana Ezkurra | Viuda del industrial Patxi Arratibel

«Bastante tenemos con endulzar la vida a nuestros hijos»

Entre las víctimas que causó ETA, tan diversas, también hay quienes no han leído el libro y tampoco piensan ver la serie. «Muchos tenemos bastante con endulzarle un poco la vida a nuestros hijos», explica Susana Ezkurra, viuda del empresario Patxi Arratibel, asesinado en Tolosa el 11 de febrero de 1997, en presencia de su hijo pequeño. Ezkurra, no quiere ni que sus hijos lean el libro. «Y mucho menos que vean la serie y escuchen los tiros que recibe el protagonista, como Patxi aquel día de carnavales en Tolosa. No me gusta que Borja se acuerde de ese día. Me parece que tiene que ser un horror y no quiero que recuerde el tiro que le dieron a su padre. Intento que pase por alto ese episodio de su vida», se posiciona ante el éxito de 'Patria'. Igual que Ezkurra, Cristina Sagarzazu, la viuda de Montxo Doral, asesinado con una bomba lapa el 4 de marzo de 1996, argumenta que le parece «tan realista» lo poco que ha visto de la promoción de la serie «que no está dispuesta a revolver nada. Es revivir, es dar vueltas a todo y no tengo ganas». «Con lo que he podido ver del momento de la atentado, de las detenciones y algo que ha leído del asunto de las torturas, ya tengo suficiente. Y como todo es verdad y lo refleja muy bien, pues no tengo ganas», expone. Ana Iríbar, la viuda de Gregorio Ordóñez asesinado por ETA hace 25 años leyó la novela hasta la mitad y confiesa que le «revolvió entera». «La serie ni me voy a asomar a verla. Que la vean los que no saben lo que ha pasado en este país», apunta mientras destaca, eso sí, que Aramburu es un escritor «magnífico».

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