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Un verso libre con Gregorio Ordóñez como referente

Un verso libre con Gregorio Ordóñez como referente

Perfil ·

AINHOA MUÑOZ

Martes, 14 de enero 2020, 07:28

«A veces tengo la sensación de qué pinto yo en la política actual al ver que solo tienen éxito los discursos polarizados». Hace unos meses, Borja Sémper dejó reflejado en las páginas de este periódico un mensaje premonitorio sobre cuál sería su futuro. Este martes, dice adiós a 25 de carrera como cargo público del PP.

Sémper se inició en la política sin ni siquiera haber cumplido la mayoría de edad. A los 17 años, en 1993, entró en las nuevas generaciones del PP. Y desde entonces, ha sido fiel a su fuerte personalidad, marcada por un discurso liberal y de centro que le ha llevado a chocar en varias ocasiones con la cúpula de su partido.

Dirigente político caracterizado por su perfil moderado, dejará marcada en la formación conservadora la impronta de un PP moderno y liberal; alejado de los extremismos que en ocasiones ha reflejado la dirección nacional capitaneada por Pablo Casado y que ha llevado a Sémper a censurar públicamente, y sin tapujos, la estrategia política de Génova.

Unos hechos que le han llevado a tener desencuentros con algunos compañeros de partido. «Mientras algunas caminaban sobre mullidas moquetas, nosotros nos jugábamos la vida», le reprochó a Cayetana Álvarez de Toledo cuando la portavoz del partido en el Congreso deslizó que los populares vascos deberían de dejar de hacer «seguidismo» del PNV. Llegó incluso a calificar de «despropósito» el expediente informativo abierto por la dirección del PP a su compañero Juan Carlos Cano.

Y es que Sémper se ha caracterizado por ser un verso libre dentro del PP. Y aunque siempre ha querido desligarse del papel de 'pepito grillo', la voz propia de Sémper ha sido con el paso del tiempo muy identificable. Lo que le ha llevado a despertar filias y fobias a partes iguales.

Son muchos los que apuntan que la carrera de Sémper como político habría dado un vuelco si Soraya Sáenz de Santamaría hubiera ganado las primarias internas del PP. La exvicepresidente del Gobierno central tenía un hueco reservado para él como vicesecretario de Comunicación. Pero la derrota de Santamaría frente a Casado truncó sus planes e impidió que pudiera dar el salto a Madrid.

Postura conciliadora

Desde el diálogo y una postura conciliadora, el dirigente popular no ha cejado en su empeño de defender los principios del PP, pero desde un prisma liberal, de centro y abogando siempre por mirar al futuro. «Soy de extremo centro», reconocía en una entrevista con este periódico.

Nacido en Irun en 1976, aunque con raíces donostiarras muy arraigadas -lleva 15 años viviendo en la capital guipuzcoana-, Sémper siempre tuvo como referente político a Gregorio Ordóñez. Aterrizó con 18 años en el Ayuntamiento de Irun como concejal, pero cuatro meses antes de presentarse como candidato a aquellas municipales de 1995, ETA atravesó de un solo disparo la cabeza del entonces teniente de alcalde de San Sebastián. Y aquello no solo le removió, sino que le dejó marcado para siempre.

La influencia de Goyo en su carrera política le llevó a protagonizar una de las campañas electorales más rompedoras de la política vasca. Llegó incluso a emular algunas de las estrategias electorales que utilizó Ordóñez para atraer el voto donostiarra. Para intentar hacerse un hueco en Ijentea el pasado 26 de mayo, Sémper cruzó a nado La Concha, chutó penaltis para vender la necesidad de instalar en San Sebastián nuevas instalaciones deportivas y hasta se empeñó en realizar con niños manualidades con materiales biodegradables para concienciar sobre la necesidad de cuidar el medio ambiente. Unos paradigmas alejados de la política tradicional que Sémper empleó para dejar marcado su sello y un estilo desenfrenado que llegó incluso a ser analizado con lupa desde Génova.

Objetivo de ETA

Pero lo que verdaderamente le empujó a meterse en política fue el horror perpetrado por el terrorismo de ETA. En 1993, un jovencísimo Sémper entró en las nuevas generaciones dispuesto a cambiar una Euskadi azotada por la organización armada. Lo que le llevó a sufrir en primera persona la amenaza de ETA: la banda le situó en su diana.

Su nombre apareció en las listas de objetivos del comando Donosti, en pancartas, carteles y pintadas por las calles de su cuidad. La organización terrorista llegó incluso a planear y organizar hasta en dos ocasiones su asesinato. Uno de ellos, en la Facultad de Derecho cuando Sémper estudiaba la carrera.

Sémper, entonces, se vio obligado a vivir bajo la protección de escoltas. La sombra de un atentado contra su persona le impuso no poder siquiera bajar la basura a la calle. Ni siquiera podía comprar el pan. Mucho menos, acudir a una misma cafetería dos días seguidos. Él, que siempre le ha gustado eso de socializar, de poder 'potear' por las calles de San Sebastián con amigos y familiares o de enfundarse en sus deportivas para salir a correr, tuvo la difícil tarea de compaginar -y hacer que convivan- un escolta con su ansiada libertad coartada por la organización criminal.

Pero la firmeza y la resistencia para seguir defendiendo las siglas del PP no pudo con él. Y es que el partido no solo ha sido un proyecto político para Sémper; sino una alegación personal, según ha reconocido en múltiples ocasiones. Es presidente del PP de Gipuzkoa, concejal de Donostia, parlamentario vasco y portavoz del PP en la Cámara de Vitoria. Todo un peso pesado dentro del organigrama del partido en Euskadi con el que Alfonso Alonso -líder del PP vasco- tendrá que lidiar ahora para su sustitución.

Pareja de la actriz Bárbara Goenaga, Sémper tiene tres hijos. Y además de su faceta como político, también ha dejado ver su vertiente más literaria. Ha publicado dos libros: 'Sin complejos' y una recopilación de poemas en 'Maldito (des)amor'.

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