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Si usted es de los que aún se indignan con las escandaleras de nuestros políticos, sólo me atrevo a aconsejarles una tila, un paseo o un buen libro para desconectar. Nuestra clase política, sea por acción o por omisión, no tiene la menor intención de ... recobrar ni las formas ni la ética ni la decencia. Prima el interés propio y lo que vemos son estrategias perfectamente.
Sólo así se entiende que Fernando Grande Marlaska siga como ministro del Interior tras su última y penosa comparecencia sobre los trágicos sucesos acaecidos en la valla de Melilla. Sánchez decidió hace unos meses subirse al caballo norteamericano, abandonar a los saharauis y abrazar a Marruecos, para que así nos siga haciendo de 'poli malo' con la inmigración que nos llega del centro de África. Que eso implica salvajadas como las vividas en Melilla, con la ordenada aquiescencia de la Guardia Civil, se mira para adelante que ya escampará.
¿Y el presidente Sánchez? Silente. De momento no toca tumbar al exjuez. De momento. Cuando convenga a su interés político, ya lo cesará. Eso sí, tras garantizarle una salida 'adecuada'. Nos parezca más o menos decente al común de los mortales.
Como la del exministro Campo, que apenas unos meses después de dejar el Consejo de Ministros, muy pronto tomará asiento en el Constitucional. Hombre, ya sabíamos que sus miembros son seres con intereses e ideología. Pero el descaro, que se inició hace mucho, y de eso el PP también sabe bastante, resulta cualquier cosa menos edificante, por más que Campo sea un reconocido jurista, que lo es.
De la ministra de Igualdad les diré varias cosas. Que su ley sobre el 'sólo sí es sí' es un buena norma. Una ley avanzada y sólida pero con una importante laguna: parece que la ausencia de una disposición transitoria, que está permitiendo que decenas de agresores sexuales estén viendo -y vayan a seguir viendo- rebajadas sus condenas.
Empeñarse en no cubrir ya semejante laguna constituye una torpeza política mayúscula. Pero ello no justifica los groseros insultos que Montero sigue recibiendo de una ultraderecha -y parte de la derecha- a la que gusta y conviene moverse en la porquería. Y tampoco es inteligente replicar con expresiones que pueden ser usadas por su contra, por mucho que se barajen en círculos feministas hace años.
Cada día parece más claro que Pablo Iglesias y los suyos piensan en Montero como líder de cara a las próximas elecciones. Frente a la aspirante de Sumar, Yolanda Díaz. O para garantizarse unas condiciones ventajosas si finalmente la sangre no llega al río y hay una única plancha de la izquierda de la izquierda.
Nada extraño que en ciertos mentideros políticos madrileños haya empezado a correr la especie de que, aprobados los Presupuestos, Sánchez podría estar valorando romper con Podemos y expulsar a sus ministros -¿no a Yolanda Díaz ni a IU?- en semanas. A fin de cuentas la legislatura está hecha, salvo algunas leyes que patrocinan los morados.
¿Demasiado alambicado? A mí me lo parece, pero con Sánchez, hombre sin palabra donde los haya, yo ya no firmo nada ni en presencia de mi abogado.
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