En EEUU existe la tradición de guardar una Biblia en la mesilla de noche de cada habitación de hotel. Cuando Niko Gutiérrez (Bilbao, 1970) abrió ... un alojamiento rural en Frómista (Palencia) hace 11 años, decidió imitar aquella costumbre, pero cambiando la Biblia por una Constitución española. Era una venganza simbólica contra los que le habían obligado a exiliarse del País Vasco. El político socialista acababa de huir de Euskadi después de que la Guardia Civil encontrara información sobre sus rutinas, horarios y datos sobre su familia en el registro de un piso franco de ETA. Tras 16 años como concejal en Miraballes -su pueblo y el de Josu Ternera-, Niko ya sabía lo que era vivir con escoltas, mirar debajo del coche cada mañana o sentarse de cara a la puerta en los bares, pero aquello ya fue demasiado. Se mudó a Palencia y cambió la política por el turismo. Ahora, una década después, durante la que ha tenido tiempo para renegar del PSOE, convertirse en la mano derecha de Rosa Díez en UPyD, y dirigir hasta hace poco entre bambalinas las políticas de Vox en el Parlamento cántabro, Niko Gutiérrez se ha enfrascado en una nueva aventura en las elecciones autonómicas vascas, al ser designado cabeza de lista por Bizkaia.
Fue directamente su amigo Santiago Abascal quien el confió la plaza de asesor del partido en Cantabria. Ambos se conocen desde hace más de veinte años, de su etapa como concejales en el País Vasco. Sólo 9 kilómetros separan Miraballes de Llodio, donde el líder nacional de Vox se curtió como edil del PP en el Ayuntamiento entre 1999 y 2007. No sólo les unía su militancia en partidos no nacionalistas en un entorno hostil -ETA mató a 50 personas en aquellos ocho años-, sino una misma filosofía para acabar con la violencia en Euskadi.
Proceso de paz fallido
Los dos eran asiduos de las asociaciones de víctimas de terrorismo y Niko, incluso, fue el encargado de organizar durante diez años los actos de homenaje a Miguel Ángel Blanco en Ermua, donde también fue jefe de gabinete del alcalde socialista Carlos Totorika. Tanto Abascal como él coincidían en la necesidad de que sus dos partidos, PSOE y PP, firmaran un compromiso para no negociar con la banda terrorista. «Demasiados amigos perdidos, lloros de tu madre por el miedo, crisis familiares ante la continua pregunta de por qué te dedicas a esto, no poder ir con mi hija a los columpios si no es acompañado siempre por guardaespaldas; en definitiva, una mierda de vida, cuyo colofón no puede concluir con una cesión del Gobierno frente a ETA», escribió Niko por aquellos años.
Una situación agravada con la elección de Josu Ternera, considerado uno de los etarras más sanguinarios, como concejal en su pueblo. Niko y Ternera compartiendo Ayuntamiento mientras el Gobierno de Zapatero se sentaba a hablar en la misma mesa con los terroristas. «Me fui cuando el PSOE decidió rendirse a ETA», explicó en aquellos momentos, durante el proceso de paz fallido, poco antes de dejarlo todo y exiliarse a su hotel rural en Frómista.
Su regreso a la política llegó en 2012, cuando su amiga Rosa Díez, que también había dejado el PSOE por las negociaciones con ETA, le fichó para UPyD. Los dos habían sido el motor de Basta Ya en Bilbao durante muchos años y Niko hizo el camino de vuelta a Euskadi para presentarse como número dos por Álava al Parlamento vasco. Los votos no le llegaron para un escaño, pero se quedó allí como asesor de Gorka Maneiro.
En Santander, tras las últimas generales comenzó otra etapa en su tercer partido en una década. Se pretendía que aportara su experiencia a Vox Cantabria, con dos diputados recién aterrizados en la política: Armando Blanco como arquitecto y Cristóbal Palacio como abogado. Ahora vuelve a Bizkaia para ser cabeza de lista a lehendakari.
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