![Del varapalo del Consejo de Europa al apoyo sin fisuras del Consejo Europeo](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202106/23/media/cortadas/varapalo23-kGtG-U1408025525443LF-1248x770@El%20Correo.jpg)
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El reciente informe aprobado por la Asamblea del Consejo de Europa pidiendo el indulto para los presos del 'procés' y la modificación del delito de sedición no ha hecho más que alimentar la tradicional ceremonia de la confusión que existe en España cuando se habla ... de «Europa». Por partes. El varapalo diplomático existe, tanto por la aprobación del propio informe (es obra de un diputado socialista letón agasajado por el secesionismo en su visita de 'observador' a Cataluña) como por el hecho de que se hable de persecución política en España al estilo de Turquía, uno de los mantras del independentismo catalán para desprestigiar al Estado.
¿Pero cuál es el alcance real, práctico, de lo aprobado? Escaso, por no decir ninguno. Primero y principal, conviene no olvidar que el Consejo de Europa no tiene nada que ver con la Unión Europea, el gran club de clubes integrado por 27 Estados miembros (España es la cuarta potencia). En la UE, además de la Comisión (es el Ejecutivo, que está presidida por Ursula Von der Leyen) y del Parlamento, sí existe el Consejo Europeo, que es el órgano donde se reúnen los jefes de Estado y de Gobierno en las cumbres europeas (Merkel, Macron, Draghi, Sánchez...) para abordar los asuntos capitales de la Unión. Es lo que se conoce coloquialmente como Bruselas, verdadero kilómetro cero de la política española como pudo comprobarse en la época de los rescates.
El Consejo de Europa es una organización creada en 1948 de la que forman parte 47 países, entre ellos Rusia, y que tiene su sede en la ciudad francesa de Estrasburgo. De él también depende la Comisión de Venecia, ente que ha sido asimismo habitualmente citado en España en los últimos meses como consecuencia de la polémica reforma del Consejo General del Poder Judicial. Precisamente, esta Comisión asestó un duro golpe al secesionismo a finales del año pasado cuando publicó un informe con sus nuevas directrices en el que advierte de que todo referéndum debe contar con el aval de la Constitución de cada país. Es decir, que episodios como el ocurrido en Cataluña en 2017 no podrán reproducirse.
Para España, lo realmente relevante es lo que piense, diga o haga Bruselas, la UE. ¿Y qué piensa el sanedrín del club sobre el conflicto catalán? España siempre ha contado con el férreo apoyo de las instituciones comunitarias, que han castigado con su indiferencia las continuas denuncias del independentismo. Sólo hubo un momento en el que Madrid recibió un serio tirón de orejas por parte de Bruselas y fue como consecuencia de las cargas policiales del 1 de octubre. No gustaron nada. A partir de ahí, la novedad es que no ha habido novedad, repitiéndose el argumento de que «el caso catalán es un asunto interno que compete a España» y de máximo respeto a la Constitución.
¿Ha cambiado algo? No. ¿Cambiará algo la decisión de Pedro Sánchez de indultar a los presos del 'procés'? Tampoco. Bruselas hace y hará todo lo que marquen sus Estados miembros y, en este caso, el «Reino de España» indicará la hoja de ruta a seguir. Pedro Sánchez decidirá cómo actuar y la UE cerrará filas con él. Son las reglas no escritas del club de clubes, basadas como en la OTAN en el apoyo mutuo y sin fisuras cuando uno de los socios se enfrenta a algún tipo de contratiempo.
Reglas no escritas... Y las escritas. Ahí están los Tratados, el gran muro de contención del independentismo catalán. Artículo 4.2: «La Unión respetará la igualdad de los Estados miembros ante los Tratados, así como su identidad nacional, inherente a las estructuras fundamentales políticas y constitucionales de éstos, también en lo referente a la autonomía local y regional. Respetará las funciones esenciales del Estado, especialmente las que tienen por objeto garantizar su integridad territorial (...)».
Y a modo de corolario, el artículo 49. Subraya que cualquier potencial Estado que quiera acceder al club deberá hacerlo tras ser avalado por la «unanimidad» del Consejo Europeo. Unanimidad. Dicho de otro modo, que con estos Tratados, Cataluña jamás entraría en la UE sin el plácet del Reino de España, que es el socio con plenos poderes.
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