Iñigo de la Serna
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Iñigo de la Serna
El regreso al ruedo político de Íñigo de la Serna (Bilbao, 1971) es, junto al de Borja Sémper, la muestra inequívoca de que algo ha cambiado en el PP. Alcalde de Santander durante nueve años y después ministro de Fomento con Mariano Rajoy, fue uno ... de los grandes apoyos de Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias que la exvicepresidenta perdió frente a Pablo Casado. Fiel a su estilo discreto, se fue sin hacer ruido a la empresa privada hasta que Alberto Núñez Feijóo le encomendó la coordinación del programa marco para las municipales y autonómicas del 28 de mayo.
– ¿Ha resucitado el 'sorayismo'?
– No sé qué es el 'sorayismo'. Desde luego, en este PP no hay clanes de ningún tipo. Simplemente somos personas que creemos que, en un momento tan grave y difícil para el país, podemos aportar algo.
– ¿Qué es lo que le ha hecho dar el paso para volver?
– Desde la barrera he visto cesiones de Sánchez al independentismo que me parecían de especial gravedad. Y se ha dado la circunstancia de que me he sentido afín a un proyecto político y a una forma de hacer las cosas por parte de Alberto Núñez Feijóo.
– ¿Habría hecho lo mismo si le hubiera llamado Pablo Casado?
– Me ha parecido determinante ver en Feijóo a una referencia de gestión. Es una persona sensata, con mucho sentido común, basa sus decisiones en análisis rigurosos... La apertura del partido va muy en la línea con lo que yo me identifico.
– ¿Esas cualidades no las tenía el anterior presidente del PP?
– Son personas distintas, eso no quiere decir que sean mejores o peores. Tengo una relación fabulosa con Casado.
– ¿El PP de Casado había abandonado el centro?
– Más que hablar de la etapa anterior, yo diría que con Feijóo ha habido una apertura generalizada del partido. Ahora hay votantes del PSOE que ven una referencia en el PP para cuestiones de Estado, pero tenemos los mismos principios y valores que hemos defendido siempre.
– ¿El giro al centro supone abandonar la batalla cultural o ideológica?
– No, en absoluto. Se pueden defender los principios con la misma firmeza.
– ¿E implica renunciar a ese votante polarizado que se fue a Vox?
– El que quiere votar a Vox por lo que representa, seguirá votando a Vox. Lo que nosotros no vamos a hacer es desfigurar nuestros principios por la existencia de una formación más a la derecha. Nosotros somos un partido de centro reformista, moderado, abierto al diálogo con todos, incluidos aquellos que no piensan como nosotros.
– ¿Vox es la extrema derecha?
– Sin entrar en etiquetas, Vox representa una serie de cuestiones que nosotros no defendemos. Por poner un ejemplo, somos un partido claramente europeísta.
– ¿Le interesan al PP esos votantes que en la escala ideológica 0-10 se sitúan del 9 en adelante, en la derecha más extrema?
– Nosotros defendemos un proyecto político y, si alguien que está en el 3 o en el 5 considera que le representamos... No etiquetamos a nadie, aspiramos a recabar el apoyo mayoritario de los españoles.
– ¿Cómo se puede convencer al mismo tiempo a votan tes de PSOE y Vox?
– Ofreciendo un proyecto claro que es más alternativa de gobierno que nunca a la vista de los insultos que nuestro presidente recibe de forma diaria.
– ¿Está el PP condenado a pactar con Vox de la misma manera que el PSOE con Podemos? ¿Hemos pasado del bipartidismo al bibloquismo?
– El PP no está condenado a nada porque tiene absoluta libertad para dirigir su camino. A partir de ahí, veremos qué ocurre el 28 de mayo. Va a haber grandes sorpresas.
– Pero el partido de Abascal ya les avanza que exigirá entrar en gobiernos autonómicos allí donde les hagan falta sus votos.
– Nosotros salimos a ganar y a conseguir mayorías suficientes para poder gobernar. No hay ningún otro escenario.
– ¿Es una utopía pensar en pactos de Estado PSOE-PP?
– Si fuera una utopía, mal trabajo habríamos hecho con nuestro programa electoral porque hemos ofrecido varios pactos; por ejemplo, sobre la vivienda y el agua. Y eso a pesar de que Sánchez ha despreciado de una forma antidemocrática a la oposición. En el plan de calidad institucional que Feijóo firmó en Cádiz, se hablaba de la necesidad de establecer canales de diálogo permanentes con el resto de partidos.
– Ha coordinado usted el programa para unas elecciones que se celebran en más de 8.000 municipios. ¿Cómo se unifican mensajes en un país tan diverso?
– Hemos presentado un programa en el que se fijan nuestros principios y valores, y todo lo que pone ahí es asumible por nuestros votantes en cualquier rincón de España. En el PSOE no dicen lo mismo en Cataluña que en Castilla-La Mancha.
– ¿El PP debe decir exactamente lo mismo en Madrid o Murcia que en Euskadi o Cataluña?
– No, los valores son los mismos, pero evidentemente luego se debe analizar la situación en cada sitio. Es lógico que haya singularidades en cada territorio.
– Ven las municipales como una meta volante hacia las generales. ¿Un mal resultado el 28-M pondría en juego el futuro de Feijóo?
– El 28 de mayo habrá una nueva moción de censura contra Sánchez. La primera ya tuvo lugar en Andalucía con la mayoría absoluta del PP, cuando Feijóo ya era presidente del partido.
– ¿Se le está haciendo demasiado larga la carrera hacia La Moncloa?
– Se está dando una paliza para recorrerse todo el país, se conoce ya España como nadie. Además, es una persona nacida en el rural a la que nadie le tiene que explicar qué es eso.
– ¿Quién manda más en el PP? ¿Feijóo o Ayuso?
– Feijóo es nuestro presidente e Isabel es una gran líder del partido en la Comunidad de Madrid que va a lograr una mayoría absoluta incontestable.
– ¿Dónde se ve usted si el PP regresa al Gobierno? ¿De nuevo como ministro?
– No me veo en ningún sitio en el futuro, me veo ahora mismo en la elaboración del programa electoral y en su explicación. Hasta ahí me veo.
– Cuando usted era ministro de Fomento, se preveía que el AVE llegara a Euskadi en 2024. ¿No fue demasiado optimista?
– Fue absolutamente realista. Y puedo decir con total contundencia que si el Gobierno de Mariano Rajoy hubiera continuado, esa fecha se habría cumplido al 100%. No era un compromiso sólo del PP, sino que venía en documentos en los que estábamos de acuerdo todas las instituciones, ¿Qué se ha hecho desde entonces? Nada. Es incomprensible que ahora la solución de llegada del AVE a Bilbao sea una estación provisional o que no se soterre la entrada del tren en Vitoria.
– Las comunidades del norte se han rebelado contra los retrasos en el Corredor Atlántico. Como exalcalde de Santander, y exministro, ¿ve un agravio comparativo con el Mediterráneo?
– El Corredor Mediterráneo es imprescindible, pero de igual manera el Atlántico debe ser un elemento de vertebración del país. Sería un capital extraordinario como fuente de atracción de inversión. Celebro especialmente que el tren Santander-Bilbao haya pasado de la red global a la básica ampliada. Confío en que la Comisión Europea lo apruebe de manera definitiva.
– ¿Apoya la constitución del 'lobby del Norte' liderado por Urkullu para hacer «presión política»?
– Sí, pero me quedaría más tranquilo si Urkullu, en vez de ir a pedir esa conexión adonde Macron, fuera a reunirse con Sánchez, que es el que más poder de negociación tiene. Hay que exigirle lo que no ha hecho hasta ahora. Que se ponga manos a la obra y que negocie con Francia para concretar los plazos.
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