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El clima de entendimiento que ha marcado el recién finalizado curso político en Euskadi tendrá su continuación cuando se retome la actividad después del verano. Tras los sucesivos pactos Gobierno-oposición de los últimos meses, la consejería de Economía y Hacienda que dirige Pedro Azpiazu ... va a hacer un nuevo guiño a los grupos organizando en septiembre una ronda de contactos para confrontar opiniones y calibrar la posibilidad de sumar sus aportaciones al anteproyecto de Presupuestos, que no será presentado hasta finales del mes siguiente.
Se antoja difícil, pero el Gabinete Urkullu aspira a replicar el histórico pacto educativo, o los alcanzados para hacer frente a los efectos de la guerra en Ucrania o ante el reto demográfico, para suscribir otro acuerdo de país en el área económica. La crisis energética y la inflación desbocada auguran un otoño complicado -las «curvas» que ha anunciado ya Nadia Calviño-, así que el Gobierno vasco quiere tener de su parte a algún otro socio que avale las decisiones que se vayan a tomar. Especialmente si son impopulares.
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El Ejecutivo ha tendido la mano a Bildu, Podemos y PP+Cs mediante una carta en la que les invita a «valorar conjuntamente» la situación económica en una serie de encuentros que se celebrarán durante la segunda quincena de septiembre. Esto es, cuando el Parlamento coja carrerilla y retome su actividad ordinaria. Algo que suele ocurrir tras la celebración del Pleno de Política General. La misiva no la va a recibir Vox, formación que ha sido descartada de antemano para la negociación de unos Presupuestos que el Gobierno considera claves para «profundizar en la recuperación económica» después de la pandemia y para «amortiguar las consecuencias derivadas de la invasión rusa de Ucrania». Más allá de las profundas discrepancias ideológicas que mantienen PNV y PSE-EE con la formación de Santiago Abascal, tampoco se le perdona que haya plantado a Urkullu en dos ocasiones.
Azpiazu presentó a comienzos de junio las directrices generales que guiarán la confección de Cuentas de 2023. Aún no hay números concretos, pero el consejero adelantó que será un «presupuesto récord», lo que significa que superará los 13.616 millones de gasto previstos para este año. El augurio se cimenta en el incremento de la recaudación fiscal, especialmente del IVA, que está provocando el auge de precios durante los últimos meses.
El Gobierno ha remitido esta primera previsión económica a la oposición. Lo que no es tan habitual es que junto a las directrices económicas se incluya una invitación a los grupos para mantener un encuentro el mes que viene. Según el calendario que maneja el equipo de Azpiazu, el anteproyecto presupuestario será aprobado por el Consejo de Gobierno el 25 de octubre y remitido al Parlamento tres días después. A partir de ahí empezará la negociación oficial con la oposición. ¿Y lo de antes? No es la primera vez que el Ejecutivo hace público su interés por acercar posturas con los grupos previamente. En 2019 las reuniones se celebraron en junio, claro que la pasada legislatura PNV y PSE-EE no sumaban mayoría en el Parlamento y necesitaban sumar a otro socio para sacar adelante las Cuentas. El pacto se cerró aquel año con Elkarrekin Podemos.
La estampa es ahora diferente. El Gobierno tiene una sólida mayoría, las relaciones con la oposición atraviesan su mejor momento en muchos años y, salvo que la precampaña de las municipales y forales se encone, todos los grupos pueden tener la oportunidad de sumarse al acuerdo presupuestario. Elkarrekin Podemos-IU mantiene un fructífero contacto parlamentario con los partidos del Gobierno y el PP vuelve a las quinielas tras la llegada a Génova de Alberto Núñez Feijóo con un discurso muy diferente al de Pablo Casado. La deflactación del IRPF pactada por Urkullu y las diputaciones abre un camino de rebaja de la presión fiscal en el que los conservadores se pueden sentir cómodos.
Aunque el principal candidato para pactar los Presupuestos, a priori, debería ser EH Bildu. La coalición soberanista firmó su primer acuerdo económico con el Gobierno las pasadas navidades y el buen tono sigue predominando en la relación. Quizá sea mejor ahora que entonces. También es cierto que, pese a no haber aún números concretos, los independentistas han sido los únicos que han criticado ya abiertamente los planes de Azpiazu para 2023. El consejero defiende que el incremento de la recaudación no puede destinarse a gasto corriente porque la situación es «coyuntural», pero en Bildu reclaman que se dedique, por ejemplo, a reforzar la estructura de Osakidetza.
Junio. El Ejecutivo presentó sus directrices económicas, la base sobre la que confeccionar las Cuentas para 2023.
Septiembre. El consejero Azpiazu propone por carta a Bildu, Elkarrekin Podemos y PP una primera toma de contacto.
Octubre. El Consejo de Gobierno aprobará el anteproyecto de Presupuestos el día 25, lo remitirá al Parlamento y arrancará la negociación oficial.
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