Urkullu reivindica su legado ante una oposición que le reclama elecciones ya

La sesión de control era la primera desde que Urkullu se cayó del cartel electoral y tal vez haya sido su penúltima en el cargo, ya que sólo habrá otra más antes de las vacaciones navideñas (el 15 de diciembre) y en enero, mes inhábil en el Parlamento, podría activar el botón para llamar a las urnas en marzo. La oposición, ya con el chip electoral activado, no desaprovecha las oportunidades y mete el dedo en la llaga para profundizar en la convulsión interna en el PNV tras la designación exprés de Imanol Pradales como candidato. «Su partido ya no confía en usted para poder ofrecer las respuestas que requiere la ciudadanía y para poder liderar el nuevo tiempo», le ha endilgado Nerea Kortajarena, portavoz de EH Bildu.

Por mucho que la principal fuerza de la oposición le haya intentado retratar como un mandatario «agotado» que preside un Gobierno «en funciones» y criticado incluso por su socio de coalición, el PSE-EE, Urkullu no ha plegado velas y ha dado muestras de querer dar la batalla hasta el final y cumplir así con una última misión para su formación, el PNV, ante el rival que sueña con darle el 'sorpasso' en las elecciones. «Usted –le ha reprochado a Kortajarena– viene aquí cada quince días y se erige en portavoz de toda la sociedad, pero no dice la verdad. Prefiere prometer lo imposible, decir que todo se puede resolver con dinero público, aunque eso suponga hipotecar nuestro futuro. Una gran irresponsabilidad y puro populismo».

El jefe del Ejecutivo autonómico ha acusado a la formación de Arnaldo Otegi de «exagerar» la realidad y «llevar al extremo el plan político de Sortu, que propone generar un malestar social permanente para el asalto al poder». Frente a ello, se ha apoyado en indicadores económicos positivos, como la renta media en Euskadi, 4.700 euros superior a la española; la tasa de pobreza del 12%, ocho puntos inferior a la nacional; y el liderazgo en otros rankings como la tasa de población con estudios superiores y la inversión pública en Sanidad. «Éstos son los datos objetivos. ¿Y sabe qué? Que no nos falta ambición ni capacidad para mejorarlos», ha remachado ante la líder de la oposición.

Urkullu ha ensalzado su legado económico, pero también el puramente político. Once años después de acceder a Ajuria Enea bajo la promesa de que convocaría una consulta soberanista en 2015, algo que no se produjo ni entonces ni tampoco después en plena era del 'procés', el lehendakari ha insistido en su propuesta de «un acuerdo político» que desemboque en «una consulta legal y pactada» con el Estado. También ha vuelto a mencionar, como hizo de forma insistente a comienzos de curso, la idea de una convención constitucional que «adecue» el espíritu de la Carta Magna al «tiempo actual» ante la «vía abierta» en la nueva legislatura nacional.

Respondía así a Carlos Iturgaiz (PP), quien le reprochaba haberse «pasado de frenada intentando introducir a Euskadi en otro 'procés' con ademanes moderados pero sin cejar en su empeño». Vox, por su parte, ha llevado de nuevo al pleno las críticas del lehendakari a los jueces por su «falta de sensibilidad» ante el euskera. El mandatario nacionalista ha hecho una defensa de la «independencia judicial» y ha reprochado a la extrema derecha el uso «torticero» de la Justicia para generar «crispación».