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Iñigo Urkullu, destacado mediador entre los gobiernos central y catalán durante los momentos más convulsos del 'procés', aprendió entonces que las vías rupturistas no tienen mucho recorrido político y sí bastante de división social. Así que el lehendakari, defensor en todo caso del derecho a ... la autodeterminación, se suele cuidar de agitar el fantasma de la unilateralidad. El jefe del Ejecutivo vasco ha abundado este viernes en esa línea al defender que las sociedades puedan «expresar su voluntad sobre su futuro político», pero siempre con «mecanismos consensuados» y sin que generen «fractura social, institucional o política», poniendo así tierra de por medio con el modelo catalán.
El lehendakari ha contestado así a una pregunta de la parlamentaria de Vox, Amaia Martínez, quien le pedía su opinión sobre el dictamen del Consejo de Europa sobre eventuales referéndums de independencia. Tal y como adelantó EL CORREO en noviembre, la Comisión de Venecia, dependiente de la organización internacional que reúne a 47 estados, avisa de que cualquier consulta de autodeterminación debe contar con el aval expreso de la Carta Magna de cada país. Según la representante de la formación de extrema derecha, «Europa toma un claro partido por la Constitución» y ha llamado así al nacionalismo a «renunciar» a otros modelos de referendos.
Urkullu ha eludido comentar expresamente ese punto, pero considera que la postura del Consejo de Europa no impide habilitar cauces legales para que «las comunidades políticas consulten a la ciudadanía sobre su futuro». De hecho, el mandatario nacionalista cree que ese debe ser «el propósito de todos» cuando haya «una decisión expresa y clara de las instituciones parlamentarias de autogobierno». El actual reto, según ha indicado, es la reforma del Estatuto de Gernika, que persigue «un consenso plural y sólido en torno a un gran proyecto de autogobierno». Ha pedido, en este sentido, «un nuevo pacto político que sea expresión de nuestra realidad nacional propia, singular y diferenciada».
La apuesta del mandatario del PNV es «un reparto de competencias y de soberanía que no necesariamente ha de ser en la forma de independencia». «Estamos planteando avanzar en un modelo capaz de unir elementos positivos de los modelos confederal y federal que limite la exclusividad del Estado», ha señalado. Una vía que, según ha incidido, puede abrir «una alternativa constructiva para la reforma del modelo de Estado desde la asunción de su propia realidad plurinacional». En su opinión, se daría cumplimiento de esta manera a la Constitución y a los derechos históricos que recoge sobre Bizkaia, Álava y Gipuzkoa.
Porque, según ha recordado Urkullu a Vox, la disposición adicional única del Estatuto dice que «la aceptación del régimen de autonomía que establece el Estatuto no implica renuncia del pueblo vasco a los derechos que, como tal, le hubieran podido corresponder en virtud de su historia, que podrán ser actualizados de acuerdo con lo que establezca el ordenamiento jurídico». Esa apreciación, tal y como ha dicho el lehendakari, hace que Euskadi constituya «de forma indubitada una entidad nacional propia y Euskadi queda legitimada para acordar un pacto bilateral con el Estado, en el que se establezcan y garanticen sus poderes y sus competencias».
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