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En un momento de urgente necesidad, Euskadi comenzará el curso con la relativa tranquilidad de tener un Gobierno plenamente operativo para afrontar las duras consecuencias económicas y sociales de la pandemia. Según el calendario previsto, los miembros del nuevo Ejecutivo autonómico tomarán posesión de su ... cargo el lunes 7 de septiembre en Ajuria Enea, de manera que solo un día después, el martes 8, se pueda celebrar el primer Consejo de Gobierno en la sede de Lehendakaritza para empezar a tomar decisiones.
Los plazos han comenzado a correr después de que este jueves la presidenta del Parlamento vasco, Bakartxo Tejeria, pusiera fecha al pleno de investidura. Con toda seguridad, Iñigo Urkullu será elegido lehendakari por tercera vez consecutiva el próximo 3 de septiembre en una sesión que comenzará a las 9.30 horas. Lo conseguirá en primera votación, sin necesidad de una segunda ronda, merced a los 31 escaños del PNV y otros 10 del PSE. Una plácida mayoría absoluta (cifrada en 38 de los 75 asientos de la Cámara) de la que el mandatario jeltzale nunca ha disfrutado.
Apremiados por la preocupante evolución de la pandemia y gracias a su sintonía tras cuatro años de responsabilidades compartidas, PNV y PSE han acelerado el ritmo. El día del pleno habrán pasado 53 jornadas desde las elecciones del 12 de julio. En la anterior legislatura, la primera sesión de investidura se celebró 59 días después y encima hubo que esperar a una segunda votación por mayoría simple al día siguiente. Urkullu igualará ahora el periodo que tuvo que aguardar en 2012 para llegar por primera vez al cargo, aquella vez en solitario.
La fecha del pleno permitirá que el lehendakari jure su cargo ante el Árbol de Gernika solo dos días después, el sábado 5. Será un acto cargado de simbolismo, como siempre, pero esta vez condicionado por las restricciones debidas a la Covid-19. Una vez cumplidos ambos trámites, será cuando Urkullu comunique la composición de su equipo. Las negociaciones entre PNV y PSE se centran por el momento en cerrar el programa de gobierno, algo que previsiblemente se hará público antes del 28 de agosto, último día para registrar candidaturas a lehendakari.
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Los equipos de ambas formaciones se muestran optimistas. Ya antes de las elecciones coincidían en que haría falta cuanto antes un nuevo Gabinete que se remangara para responder al ingente desafío creado por la crisis sanitaria. Y ahora, espoleados por sus respectivos crecimientos electorales, jeltzales y socialistas no quieren perder un minuto para ponerse manos a la obra. Lo primero pasa por rubricar una hoja de ruta que estará inevitablemente marcada por la pandemia. El nuevo Gobierno se enfrentará a mayores necesidades con menos recursos. El PIB vasco se contrajo un 20% en el segundo trimestre y la recaudación fiscal se está reduciendo en términos muy similares.
Pero los efectos del virus no solo se dejarán ver con claridad en el programa de gobierno, sino también en su propia estructura. PNV y PSE sopesan adecuar el actual organigrama a los nuevos retos que ha traído consigo la pandemia. Todos los departamentos se han visto afectados por la situación, pero algunos como Salud, Empleo y Políticas Sociales, y Trabajo se han visto más interpelados que ningún otro. Su posible reorganización abre a su vez el melón del reparto de carteras entre los dos socios. La correlación de fuerzas es casi calcada a la anterior legislatura, pero aun así puede haber cambios.
No tanto en lo numérico, porque ambos partidos entienden que sería poco estético aumentar el número de consejerías ahora que toca apretarse el cinturón. Pero sí en las funciones y en los perfiles de los titulares. Idoia Mendia aún está deshojando la margarita sobre su posible incorporación al equipo de Urkullu. El PSE, consciente de que el 12-J no rentabilizó su presencia en el Gobierno vasco tanto como esperaba, quiere incrementar su peso político dentro del Gabinete y su secretaria general no descarta echarse ese peso a sus espaldas.
Tanto que los socialistas podrían reclamar para ella un puesto como vicelehendakari, con mayor proyección mediática. Por el momento, el PNV prefiere guardar silencio. «No estamos en ello en este momento», zanjó ayer el parlamentario nacionalista Iñigo Iturrate. Entre las dudas por despejar, destaca la continuidad de Nekane Murga, consejera de Salud que llegó casi de paracaidista y ha tenido que lidiar como la mayor crisis sanitaria en un siglo.
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