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iván orio | david s. olabarri
Gernika
Domingo, 15 de diciembre 2019, 13:28
Iñigo Urkullu ha reivindicado el legado de los lehendakaris en el exilio José Antonio Aguirre y Jesús María Leizaola y ha subrayado su lucidez en la visión y compromiso con la construcción progresiva del autogobierno. «Este ha sido y es nuestro modelo para seguir ... construyendo Euskadi en el día a día, todos y cada uno de los días, juntos», ha subrayado el jefe del Ejecutivo autónomo en la Casa de Juntas de Gernika para poner en valor la importancia de la pluralidad y la transversalidad en la búsqueda y desarrollo de los proyectos para el País Vasco. Urkullu ha honrado la memoria de sus antecesores durante el acto de homenaje que ha rendido el Instituto Gogora con ocasión del 80 aniversario de la salida al exilio del primer Gobierno vasco, con Aguirre a la cabeza, y al cumplirse cuatro décadas del regreso a Euskadi de Leizola tras 43 años obligado a vivir fuera de su tierra.
Ha sido una jornada solemne y cargada de simbolismos en la que no ha faltado el componente político con el discurso de Urkullu y también con una imagen que no suele ser usual, como la fotografía del actual jefe del Ejecutivo autónomo con Carlos Garaikoetxea, José Antonio Ardanza, Juan José Ibarretxe y Patxi López. Han estado representados también todos los partidos con representación parlamentaria, excepto el PP, con sus máximos responsables sentados juntos en la Cámara provincial: Andoni Ortuzar (PNV), Arnaldo Otegi (EH Bildu), Lander Martínez (Podemos) e Idoia Mendia (PSE). La representación de las diferentes formaciones e instituciones ha sido casi completa, incluidos los consejeros del actual Gabinete, pero también ha habido espacio para la emoción con la presencia de una treintena de familiares y la intervención de Amaia Aguirre, nieta del lehendakari en el exilio y alcaldesa de Getxo, y Xabier Binde, nieto de Leizaola.
Urkullu ha estructurado su discurso en dos partes. Una histórica, en la que ha realizado un sucinto recorrido apoyado en grabaciones sonoras sobre las difíciles circunstancias que les tocó vivir a los 'pioneros' del Gobierno vasco, y otra más política, en la que ha ejercido una encendida defensa de pluralidad, la democracia, la libertad y el autogobierno. En realidad los dos apartados de su alocución han tenido constantes vasos comunicantes, desde el convencimiento de que toca a los vascos de hoy ser fieles a los valores que representaron sus antecesores y mantenerlos vivos como homenaje a su memoria. No ha sido casualidad que Urkullu, firme defensor de la transversalidad, haya recordado que en el primer Ejecutivo de Aguirre primó la pluralidad con la presencia de representantes del PNV, Partido Socialista, Unión Republicana, Acción Nacionalista Vasca, Izquierda Republicana y Partido Comunista.
A escasos metros del Árbol de Gernika, también ha echado la vista atrás para detenerse en el 15 de diciembre de 1979, justo hoy hace 40 años, cuando Leizaola regresó al País Vasco tras un largo exilio. Y lo ha hecho para reconocer su humildad y tenacidad en el compromiso por la recuperación «de los derechos históricos del pueblo vasco y nuestro autogobierno». Sus palabras engarzan sin duda con la actualidad con un Estatuto en pleno proceso de debate y reforma en el Parlamento de Vitoria una vez que los juristas designados por los partidos han culminado su trabajo. Y también como reflexión reivindicativa, con el calendario de traspasos de competencias en el congelador como consecuencia del bloqueo político. El 15 de diciembre parece ser una fecha vinculada con el Gobierno vasco. Y es que hace exactamente siete años, en este mismo escenario, Urkullu juró su cargo para afrontar su primer legislatura como lehendakari.
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