David Guadilla y Xabier Garmendia
Lunes, 12 de diciembre 2022, 10:27
La sucesión de pactos de Pedro Sánchez con EH Bildu lleva a pensar al lehendakari que su partido político ya no ocupa el papel protagonista que antaño ejercía en la gobernabilidad de España. Ahora hay más competidores que pugnan por arrancar compromisos en Madrid y ... convertirse en aliados prioritarios del Ejecutivo. «El Gobierno dice que el PNV es su socio preferente, en la práctica no sé si es tal», ironizó. Iñigo Urkullu considera que la coalición soberanista tiene el objetivo de «sustituir» a los jeltzales al frente de las instituciones públicas. Ésta es, en su opinión, la «aspiración sempiterna» de la formación de Arnaldo Otegi.
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La debilidad parlamentaria de la coalición PSOE-Unidas Podemos ha acelerado a lo largo de esta legislatura la normalización de EH Bildu como agente político. Sus cinco diputados han cotizado alto para sacar adelante leyes -especialmente, las presupuestarias- y decretos en un Congreso muy fragmentado, con mayorías ajustadas en las que cada voto se presenta imprescindible. La izquierda abertzale ha aprovechado ese escenario para blanquearse y, de paso, plantar batalla al PNV como 'conseguidor' en Madrid para después 'vender' sus conquistas en Euskadi, donde mantienen una intensa pugna.
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Urkullu afirmó ser «muy consciente» de la representación política en la Cámara baja, que obliga a alcanzar acuerdos, pero llamó a «extraer conclusiones e interpretaciones» de la política de pactos del Gobierno. En todo caso, el lehendakari no cree que ello se vaya a extender a Euskadi en forma de ejecutivos de coalición entre EH Bildu y PSE-EE. Se apoyó para ello en las palabras del secretario general de los socialistas vascos, Eneko Andueza, que en una entrevista publicada el domingo en EL CORREO, cerraba la puerta a esa opción mientras la izquierda abertzale «no complete su recorrido ético» y «condene» el terrorismo de ETA.
El mandatario nacionalista, además, diagnostica que la coalición entre PNV y PSE -que funciona no sólo en el Gobierno vasco, sino también en las tres diputaciones y en los principales ayuntamientos de la comunidad- goza de una buena «salud», «absolutamente satisfactoria», a pesar de las diferencias; las más recientes, en la gestión de la crisis de Osakidetza y en la extensión de los descuentos en el transporte público. De cara al futuro, no quiso aventurarse acerca de una eventual reedición de los pactos con los socialistas, aunque sí apuntó en ese sentido al subrayar la necesidad de contar con «fórmulas que confieren una mayor estabilidad y una mayor garantía».
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