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La de Joaquín Almunia (Bilbao, 1948) es lo más parecido a eso que llamamos 'la voz de la experiencia', vital en épocas tan convulsas e inciertas como ésta. Puede opinar de todo porque lo ha sido casi todo. Sabe lo que significa ser secretario general ... del PSOE, diputado en el Congreso, portavoz parlamentario, ministro de Trabajo y Seguridad Social, comisario europeo de Economía y vicepresidente de la Comisión Europea durante la Gran Recesión. Sí, sabe de lo que habla. Él estuvo allí. «Entonces se hicieron cosas, pero se reaccionó tarde», admite. Esa misma piedra sigue estando en el camino y Europa corre el peligro de volver a tropezar y caer de bruces. No titubea. «El 'shock' de ahora es más brusco que el de la anterior crisis. Lo urgente es proteger a los que peor lo están pasando, luego ya veremos cómo financiamos esta deuda, desde el punto de vista español y europeo, porque la UE no puede mirar para otro lado».
- ¿Alguna vez llegó a imaginarse todo esto?
- No. Ni yo ni creo que nadie. Estamos ante algo que jamás hemos conocido. Es una crisis total. Sanitaria, social, humana, económica... Y esperemos que no desemboque en una crisis política.
- ¿Por qué lo dice?
- Porque en todas las grandes crisis siempre hay gente, voces populistas que intentan sacar réditos. Hay que evitarlo a toda costa. Debemos reforzar el papel de la política y de las instituciones democráticas como el mejor garante de nuestros derechos.
- ¿Quizá la principal lección de todo esto, sobre todo desde una perspectiva occidental, es que no somos invencibles, que no somos tan buenos como nos pensábamos?
- Así es. Hemos visto pandemias en África, en Asia... pero nunca imaginábamos que esto podía llegar a Europa. Ahora nos damos cuenta de que no estábamos preparados para afrontar una crisis de esta magnitud.
- ¿Usted es de los líderes políticos que aboga por decir siempre la verdad a la sociedad pese a lo dura que puede llegar a ser o defiende, por contra, que hay que edulcorarla para no hundir la moral de la tropa?
- Hay que saber mantener unos equilibrios. Nunca se puede mentir. Mantener este nivel de confinamiento al que estamos sometidos sólo se puede lograr yendo con la verdad por delante. Pero también es cierto que no hay que crear más desasosiego del existente pintando los nubarrones incluso más negros de lo que están.
- ¿Y cuál es la verdad del impacto que esta pandemia va a generar en la economía? ¿Qué magnitud va a tener el destrozo?
- Nadie lo sabe. Ahora, lo primordial, lo urgente, es proteger a los que peor lo están pasando. Ya veremos luego cómo afrontamos la deuda que se genere en una situación temporal, de estas semanas. Porque tampoco se puede pensar que dentro de un año o dentro de dos nos dé igual el volumen de deuda que hayamos generado. Es el momento también de ir pensando con serenidad e inteligencia en el reto que supone el día después. Cómo vamos a salir de ésta, qué tejido productivo quedará... Esta crisis está volviendo a poner de manifiesto las fragilidades de nuestra economía.
- Le tocó gestionar en primera persona la Gran Recesión, ¿lo que nos viene será incluso peor que lo sufrido hace una década?
- Mi impresión es que el 'shock' inicial es peor del que tuvimos los primeros momentos de aquella crisis. El de ahora es un 'shock' mucho más brusco, pero para valorar el impacto real hay que saber cuánto va a durar.
- Entonces, se cometieron muchos errores.
- En aquella época se empezaron a tomar medidas en el sector financiero, que era donde había comenzado la crisis. Luego, derivó en una grave crisis de deuda pública, que comenzó en Grecia y se propagó a otros países del euro. Se hicieron muchas cosas, pero había que haberlas hecho antes, claro. Teníamos que haber tomado medidas más contundentes y mejor coordinadas. Entonces no lo sabíamos, pero ahora sí.
- ¿Hemos aprendido la lección? ¿Europa será la mejor vacuna contra el coronavirus?
- Hemos aprendido muchas lecciones pero hay desafíos de esta crisis que no estuvieron en la anterior. Sabemos que hay que tomar decisiones contundentes, de forma rápida y coordinada, pero no tenemos el manual para afrontar esta crisis. Se están tomando muchas medidas, pero se están prácticamente redactando y perfilando el mismo día que se publican en el BOE. La velocidad con la que se propaga la crisis es tal que el tiempo de reacción es mínimo.
- A Pedro Sánchez le están lloviendo las críticas desde todos los frentes. La oposición, las comunidades, los empresarios... ¿Qué está haciendo mal?
- Los que están haciendo mal son aquellos que se dedican más a criticar que a apoyar con propuestas constructivas y críticas razonables. Las críticas en todas las direcciones son lo peor que puede pasar en una crisis como ésta. Lo más inteligente y sensato es unir esfuerzos, cooperar y que cada uno arrime el hombro para remar en la misma dirección.
- La legislatura ha estallado en mil pedazos cuando el Gobierno ni siquiera ha cumplido sus primeros cien días de vida. ¿Es el momento de impulsar mecanismos excepcionales como fueron los Pactos de La Moncloa?
- Lo que me gustaría no es que se hagan, sino que ya estuvieran en marcha. No para repetir aquellos pactos que se hicieron hace medio siglo en una situación muy diferente, pero sí con ese espíritu de remar todos en la misma dirección. Es imprescindible. Hay que dejar a un lado el interés partidista y pensar en el país. Ya que somos todos tan patriotas, pensemos en la patria.
- ¿La clase política actual tiene líderes para que tiren del carro?
- Las crisis tienen grandes inconvenientes pero también abren grandes oportunidades para que, por ejemplo, se consoliden líderes actuales y emerjan nuevos que hace unos pocos meses no podíamos ni imaginar.
- Pero también hay voces, y no pocas, que están acusando al Gobierno de hipotecar a las futuras generaciones gastando lo que no se tiene.
- Insisto, en estos momentos, hay que hacer lo que es urgente, lo primordial, que es proteger a la gente que peor lo está pasando y cuando todo esto pase, que esperemos que sea pronto, pensar en cómo financiar las deudas que hayamos generado en un momento puntual. Lo tenemos que pensar nosotros en España y también en el ámbito europeo, por ejemplo con los eurobonos. Europa no puede mirar para otro lado cuando hay países que lo están pasando peor que otros dentro de la UE.
- ¿La condonación de impuestos es una opción?
- El aplazamiento de determinados impuestos en situaciones como ésta es razonable. Pero ya pensar que porque estemos en crisis tenemos todos que dejar de pagar impuestos me parece una irresponsabilidad.
- Hablemos de Europa. Es verdad que la jerga comunitaria siempre tiende a la épica, pero el proyecto comunitario se enfrenta a un 'ahora o nunca' decisivo.
- Estamos en una situación crucial y la UE debe estar a la altura. No la veo en peligro de desaparición, ni muchísimo menos, pero lo que sí quiero es que el proyecto europeo dé varios pasos adelante. No puede ser que ante esta situación, Europa se quede donde ya estaba. Debe avanzar, superar divergencias y poner en común todo su potencial.
- ¿Teme que el coronavirus mute en el virus del euroescepticismo dentro de España viendo, sobre todo, desprecios como el del ministro de Finanzas holandés?
- España va a seguir siendo un país muy mayoritariamente europeísta, pero es evidente que actitudes como las del Gobierno holandés generen una reacción inmediata. Pero que un europeo diga cosas inaceptables que avergüenzan incluso a gente de su Gobierno no quiere decir que estemos tirando por la borda nuestro ideal europeísta.
Los 'coronabonos' se han adentrado de lleno en nuestras vidas sin que muchos sepan exactamente qué son. El caso es que todos los quieren y todos arremeten contra Holanda porque los denigra. Esto viene de lejos. El germen se llama eurobonos y no es otra cosa que mutualizar o emitir deuda conjunta con el sello de la UE, no con el sello de cada uno de los Estados miembros. El coste de emisión es mínimo. ¿Alguien piensa que la UE no va a pagar sus deudas? Así que para los países con más desajuste fiscal, como España o Italia, es el paraíso. Para los más austeros, todo lo contrario. De ahí el mantra de los 'ricos' del Norte y los 'despilfarradores' del Sur. Pero ahora todo es diferente, histórico. Joaquín Almunia es optimista y pide no centrarse exclusivamente en la figura de los eurobonos y destaca el papel que puede jugar el fondo de rescate creado para la Gran Recesión, el MEDE. Sobre el portazo holandés a los eurobonos, lo tiene claro: «Eso de que no va a cambiar de posición... Veremos. Creo que nadie puede decir que la opinión que tengo hoy la voy a mantener contra viento y marea para siempre».
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