Seis años y cinco meses. Es el tiempo que ha pasado desde que el Congreso acogió el último Debate sobre el estado de la Nación aunque el PP haya reclamado su convocatoria en más de una ocasión. Por aquel entonces, Mariano Rajoy encaraba la fase ... final de su primer mandato y el debate fue la antesala de un ciclo electoral que incluyó comicios autonómicos y municipales en primavera, elecciones al Parlamento de Cataluña en otoño y elecciones generales en diciembre. Pero la inestabilidad política en la que se adentró España en 2015, con meses de Gobiernos en funciones, repeticiones electorales, y más recientemente la pandemia dejaron en el aire la convocatoria de una cita que los populares urgen ya a celebrar.
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El principal partido de la oposición entiende que la convocatoria de esta práctica parlamentaria –que no está recogida en la Constitución ni está contemplada en el reglamento de la Cámara– es la única forma de que el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez no siga «escurriendo el bulto» y exponga en público sus «vergüenzas». «Tres años en el Gobierno y tres años sin Debate sobre la Nación. Propio de quien impide el control parlamentario y la rendición de cuentas a los españoles», censuró ayer la portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra.
Los conservadores consideran que es una «anormalidad democrática» que la Moncloa aún no haya hecho uso de una costumbre propia de las «grandes democracias», que se inauguró en 1983 y que, de manera general, se ha celebrado cada año, con la excepción de aquellos en que ha habido elecciones generales. Pese a que el Gobierno se resiste a cerrar una fecha, el PP intentará forzar su convocatoria a través de una proposición no de ley que registró este lunes en el Congreso.
En la dirección nacional quieren aprovechar el oxígeno que ha supuesto para el partido la clara victoria en Madrid de Isabel Díaz Ayuso, que ha disparado al PP en todas las encuestas, para seguir apretando al Ejecutivo. Creen que «el cambio es posible» y que un largo cara a cara entre Pablo Casado y Sánchez, donde se analice la política del Gobierno bajo el mandato del socialista servirá para reforzar al líder conservador como alternativa.
Los populares insisten en que la gestión de la pandemia ha pasado factura al Ejecutivo. A esto se suman la crisis diplomática y migratoria con Marruecos y la concesión de los indultos a los líderes del 'procés'. «A la histórica derrota del socialismo en Madrid, y al imparable y tenaz hundimiento del Gobierno en los sondeos de opinión, se ha venido a sumar el desafuero de la concesión arbitraria de los indultos a los líderes independentistas condenados por los delitos de sedición y malversación», argumentan.
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El PSOE avanzó a finales de mayo que no había previsión de convocar el Debate de la Nación antes del verano, alegando que el presidente del Gobierno no había dejado de rendir cuentas desde el estallido de la pandemia. Al principio del estado de alarma Sánchez llegó a comparecer en el Congreso «con una periodicidad quincenal» y después cada dos meses, forzado por los grupos que apoyaron que se prolongara seis meses. «No ha habido un presidente que se haya sometido a más control», apuntó la vicepresidenta Carmen Calvo.
En la Moncloa aguardan a que se haya desinflamado la situación política, se haya completado el proceso de vacunación y la recuperación económica esté encauzada. «Buscan un momento de respiro para celebrarlo. Pero no lo van a encontrar», avisan en el PP.
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