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cristian reino
Lunes, 14 de octubre 2019, 23:55
El presidente de la Generalitat, Quim Torra, llevaba semanas advirtiendo con una respuesta a la sentencia del Supremo basada en la desobediencia institucional y en el derecho de autodeterminación. Sin embargo, la reacción en caliente de ayer no pasó de la retórica. El dirigente ... nacionalista fue contundente, habló de acto de venganza, de sentencia injusta y antidemocrática, pero evitó ir más allá.
Anunció una comparecencia en la Cámara catalana en un pleno monográfico, que se celebrará previsiblemente mañana, y convocó una reunión extraordinaria del Consejo de Gobierno de la Generalitat para hoy por la mañana. Además, reclamó una reunión «urgente» al rey Felipe VI y a Pedro Sánchez para «encarar el conflicto como lo hacen las democracias: hablando y dando el voto a la ciudadanía».
«Rechazamos las sentencias por injustas y antidemocráticas, condenarlos es un insulto a la democracia y un menosprecio a la sociedad catalana», afirmó Torra en una declaración solemne desde el Palau de la Generalitat, rodeado por los miembros de su Ejecutivo, el presidente del Parlament y los miembros secesionistas de la Mesa, el expresidente Mas y los tres últimos expresidentes de la Cámara catalana. En otras ocasiones, el president había advertido de que no aceptaría el fallo o incluso llegó a insinuar con su no acatamiento. Ayer, no. «Exigimos la libertad de los presos» y su «amnistía», dijo.
Carles Puigdemont, Expresidente de Cataluña
Para el presidente de la Generalitat, el fallo judicial «empeora la situación» de las relaciones entre Cataluña y el resto de España y «aleja de una solución». También aseguró que «la represión no ganará nunca la partida al diálogo, a la democracia y a la autodeterminación». Exigió además «el fin de la represión y la libertad» de los presos.
El jefe del Ejecutivo catalán llamó a la movilización y aseguró que la sociedad catalana «sabrá responder a esta ignominia de la manera que siempre se ha expresado: con determinación, serenidad, firmeza y civismo». Torra había llamado días atrás a la desobediencia civil y a movilizarse, pero ayer recibió críticas por enviar a los Mossos a cargar contra los manifestantes a los que él mismo había alentado a realizar protestas inspiradas en Hong Kong, como la ocupación del aeropuerto de El Prat.
Roger Torrent, Presidente del Parlament
Pero en el ánimo del Gobierno catalán está evitar en la medida de lo posible que el Ejecutivo central pueda tener argumentos para aplicar la ley de seguridad nacional. Podría ocurrir si los Mossos no actúan estos días de forma contundente. Torra no pasó ayer de la retórica porque tanto JxCat como ERC se han conjurado para proteger el autogobierno ante los avisos de un nuevo 155. El independentismo, en cualquier caso, irá modulando su respuesta institucional en función de la respuesta que haya estos días en la calle.
El presidente de la Generalitat llevará a su comparecencia en la Cámara catalana una resolución, para que sea aprobada por los grupos secesionistas, que reitere su defensa del derecho de autodeterminación. Torra pasará de este modo la patata caliente al presidente del Parlament, Roger Torrent, que ya tiene un aviso del Tribunal Constitucional.
Está por ver si JxCat quiere poner en apuros a Esquerra, en la pugna que mantienen por la hegemonía del soberanismo y que provocó que ayer no comparecieran juntos para cargar contra la sentencia. Sí hubo un acto unitario del Gobierno catalán, pero no de las formaciones políticas. De hecho, tanto Gabriel Rufián (ERC) como Carles Puigdemont (JxCat) aprovecharon los fallos judiciales para llamar a que la respuesta a la sentencia se produzca el 10-N.
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