Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
CRISTIAN REINO
BARCELONA
Miércoles, 16 de octubre 2019, 21:57
El martes por la noche, en plena batalla campal por el centro de Barcelona, todos los responsables políticos catalanes, de una u otra forma, reaccionaron a través de las redes sociales llamando a la calma. El presidente de la Generalitat, no. Tardó nada ... menos que 17 horas en hablar ante los medios de comunicación para asegurar, en plena marcha de la ANC de Girona, que es «fantástico ver al pueblo movilizado». Hasta en tres ocasiones fue preguntado sobre si condenaba las algaradas, pero eludió contestar. No fue hasta las 15.53 horas, cuando a través de Twitter y en una respuesta al exlehendakari Juan José Ibarretxe, dijo que «la violencia no nos representa». Hasta ahí.
Torra, objeto de numerosas críticas y peticiones de dimisión, vive momentos delicados al frente de un Govern que atraviesa su enésima crisis como consecuencia de las escenas de violencia que se han registrado en Cataluña desde el lunes. Enfrentados los dos socios de gobierno, JxCat y ERC, que están en continua pugna electoral, la división se hizo este miércoles más visible si cabe y la protagonizaron los dos hombres fuertes del Ejecutivo, el presidente y su 'números dos', Pere Aragonès. En ERC critican que el president va por libre. Porque igual que llama a la gente a que se movilice hasta las últimas consecuencias, envía a los Mossos para que disuelvan las movilizaciones. O prefiere actuar como activista, se niega a pedir calma a pesar de los disturbios, se resiste a condenar la violencia y, tras quitarse el traje y la corbata, se une a las marchas de ANC y Òmnium.
En Esquerra habían reclamado al presidente de la Generalitat que a la vista de lo que ocurrió el martes en Barcelona, Tarragona, Girona, Lleida y Sabadell, compareciera en público y solicitara tranquilidad. Porque salvo una tímida declaración de la consejera de la Presidencia en TVE el martes por la noche, nadie en el Gobierno catalán salió a dar la cara mientras los contenedores ardían a todo trapo y los manifestantes y la Policía se intercambiaban golpes.
Torra se negó el martes por la noche y el miércoles durante todo el día. Es la misma posición que adoptó cuando la Audiencia Nacional envió a prisión a los siete CDR detenidos por terrorismo. Ese rol de activista precipitó ayer una reunión del núcleo duro del Gobierno en el Palau de la Generalitat a primera hora de la mañana. Sobre la mesa, además, estaba la cabeza del consejero del Interior, Miquel Buch, en el ojo del huracán por la actuación de los Mossos el lunes en la protesta del Tsunami Democràtic en el aeropuerto, y el martes, en las algaradas protagonizadas por los CDR.
A la reunión acudieron Torra, Aragonès, Buch y la portavoz Budó. Fuentes oficiales apuntaron que ni el consejero presentó su dimisión ni nadie se lo pidió. El titular de Interior dijo no obstante que siempre está sujeto a recibir la petición de dimisión. «No soy el primero, forma parte de la normalidad. Ahora mismo estoy concentrado en garantizar el orden público de este país y el derecho a la manifestación», señaló. Todos son conscientes de que a nadie le interesa una crisis de gobierno en una situación tan complicada, con la calle encendida y el Ejecutivo central avisando con el 155 y la Ley de Seguridad Nacional. Incluso los nueve líderes del 'procés' condenados por el Supremo llamaron a que se ponga fin a la violencia en las movilizaciones.
Buch, que negó que haya diferencias en el seno del Govern sobre cómo tiene que actuar la Policía, está en el centro de la polémica por esta misma razón. El independentismo se ha dividido en las críticas a los Mossos y en la exigencia de responsabilidades al conseller. De hecho, Torra acudió al encuentro con la petición de una decena de diputados de JxCat de que le cesara.
La dirección postconvergente, en cualquier caso, emitió poco después un comunicado de apoyo al consejero. Torra y Buch llevan tiempo enfrentados, desde que el presidente de la Generalitat pidió que cortara cabezas en los mandos de los Mossos tras los disturbios hace un año en Girona y Sabadell entre CDR y agentes de la Policía catalana. Dirigentes de ERC y la CUP también han criticado con dureza estos días a Buch, igual que la ANC y los CDR.
Tras salir de la reunión casi a la carrera, ya que los consejeros aún permanecieron en el Palau de la Generalitat, Torra se sumó a las marchas de la ANC, donde evitó salir en defensa de su consejero y de los Mossos. «Hemos venido para expresar nuestro apoyo a estas marchas de rechazo a la sentencia y de apoyo a los derechos de los catalanes a la autodeterminación. Es fantástico ver al pueblo movilizado», recalcó sonriente.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.