

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
El don de la ubicuidad, con su acumulación de cargos en el Gobierno y en el partido, le está empezando a pasar factura a la ... mano derecha de Pedro Sánchez, que no es otra que María Jesús Montero porque el tiempo de Ábalos ya pasó desde que tiene cuentas pendientes con la justicia. A la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, así como vicesecretaria del PSOE federal y secretaria general de su partido en Andalucía le está viniendo grande tanta responsabilidad. Y el PP, que no piensa soltar presa, la espera esta semana en el Senado, donde será reprobada gracias a la mayoría absoluta que exhibe el partido de Núñez Feijóo. También le pedirán explicaciones en el Congreso porque el Gobierno no está presentando el proyecto de Presupuestos porque sabe que la falta de apoyos de sus socios le abocaría al fracaso.
No es ruido; es estrategia de oposición a un Gobierno que tiene sobreexpuesta a una vicepresidenta, ministra y candidata autonómica que no da pie con bola.
Desde las críticas a la absolución del futbolista Dani Alves, decidida por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, diciendo que la presunción de inocencia no podía estar por encima de la denuncia de violencia sexual de una mujer -por las que tuvo que pedir disculpas al ver el revuelo que había organizado en todas las asociaciones de jueces y fiscales para acabar arremetiendo contra los jueces-, sus meteduras de pata han sido continuas. Sus mandobles contra la universidad privada (donde unos cuantos ministros y el propio presidente cursaron sus estudios) no la han dejado en mejor lugar. Dicen que los suyos, sobre todo en Andalucía, la entienden. Ya veremos cómo va explicando a sus paisanos la defensa de los privilegios catalanes. El caso es que se va metiendo en varios charcos sin ser capaz de salir del barro con cierto decoro. Lo del rigor habrá que dejarlo para otro servidor del Estado. A ella lo mismo le da defender la amnistía para Puigdemont que el borrado de los delitos de Chaves y Griñán en el fraude de los ERE que fueron condenados por el Tribunal Supremo.
Será el peso de tanto exceso de responsabilidad. El caso es que se la ve muy superada. No pudo decirlo más claro Felipe González cuando señaló la incompatibilidad entre el ejercicio de la cartera de Hacienda y la aspiración a presidir la Junta de Andalucía. «Quien está sentada en la caja no puede repartir lo que hay en ella siendo candidata». Pero ahí está María Jesús Montero. Inasequible al desaliento, tras haber perdido su pulso con Yolanda Díaz por la tributación del salario mínimo interprofesional porque así lo quiso Pedro Sánchez. Y viéndose sustituida por el ministro Carlos Cuerpo en la interlocución con los demás partidos en las rondas sobre la respuesta de España a la guerra arancelaria de Trump.
No es la mejor semana para Marisú que, en ausencia de Sánchez, ejerce de presidenta en funciones. Nos encontramos en plena campaña de la Renta. Pronunciar la palabra IRPF y aparecer su nombre es todo uno. Le están segando la hierba bajo los pies. Y ella, como todos, sabe quién es.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El mastodonte de Las Contiendas y las diferencias con un mamut
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.