Toni Cantó, el camaleón de las mil caras

Hace meses, su participación en el programa de televisión Mask Singer, en el que se metió en la piel de un camaleón para tratar de ocultar su identidad, mientras cantaba debajo de un colorido disfraz, le sirvió para volver a la escena nacional, con audiencias millonarias, en un formato alejado de la política. El papel de camaleón describe perfectamente las dotes del portavoz de Ciudadanos en Les Corts para hacer de cualquier necesidad una virtud, aunque su exposición ha comenzado a generar ya un verdadero debate acerca de la espectacularización de la política en el resto de formaciones y en la suya propia.

El síndic de la formación naranja ha hecho casi de todo para mostrar en público su implicación. Ha boxeado para mostrar su apoyo a los gimnasios, ha jugado a pádel para pedir la reapertura de los centros deportivos al aire libre, se ha afeitado en un barbero delante de la prensa para evidenciar su apoyo a los profesionales de la peluquería y la estética. Pero también se visitó de torrentí para volcarse con los indumentaristas falleros en sus años de crisis, marcados por la pandemia, y ayer se desplazó hasta los coches de choque de un conocido centro comercial para ponerse del lado de los feriantes, azotados por la pandemia.

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Cantó parece decidido a seguir un método que en su día funcionó a quien fue su jefe de filas, Albert Rivera, que se dio a conocer con una imagen electoral en la que posaba desnudo. Años después, convirtió en protagonista de su campaña a un cachorro de perro y se convirtió en una celebritie tras su noviazgo con la cantante Malú. Su sucesora, Inés Arrimadas, sin embargo, ha optado por la discreción.