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El enfrentamiento que mantienen desde hace meses varios colectivos juveniles vinculados a la izquierda abertzale elevó ayer su intensidad un grado más con la irrupción ... de Ernai. Las juventudes oficiales de Sortu dieron un paso adelante para señalar públicamente a los disidentes de la Gazte Koordinadora Sozialista (GKS) y responsabilizarles de los incidentes que se vienen registrando durante los últimos días en San Sebastián y otros municipios guipuzcoanos. Les atribuyen una estrategia de «violencia organizada» y confirman que la cuestión está lejos de solucionarse. «La situación es peligrosa y preocupante», advierten.
Las llamadas a la distensión y el diálogo no parecen haber calado en el ecosistema juvenil que rodea a la izquierda abertzale. Ni mucho menos. La lucha soterrada se debe a las discrepancias ideológicas, pero también a la pugna por la hegemonía en el espacio público. La situación ha eclosionado a las puertas del verano porque, una vez superada la pandemia, el control de las txosnas es un objetivo prioritario para recaudar fondos. Ese es el trasfondo de los encontronazos que miembros de GKS vienen protagonizando con otras organizaciones como Jarki, que, curiosamente, tampoco comulga con la línea oficial de Sortu.
Los grupos implicados han hecho oídos sordos a las apelaciones realizadas el martes por los gobiernos central y vasco, que quieren evitar a toda costa una oleada de incidentes durante los próximos meses, pero también a las de EH Bildu. A sus dirigentes no les queda más que restar trascendencia a lo que ocurre y marcar distancias. Lo mismo que vienen haciendo desde comienzos de año cuando trasciende la celebración de algún 'ongi etorri' tras la excarcelación de presos de ETA. En uno y otro caso el mensaje ha sido el mismo: atribuir los sucesos a grupos «ajenos» a la izquierda abertzale.
GKS, que también opera bajo la denominación de Kontseilu Sozialistak, es un grupo de ultraizquierda con ideología comunista más que independentista, por lo que se muestra habitualmente muy crítico con la línea de Bildu y de Sortu. Especialmente, desde la declaración de Aiete y su viraje hacia la política de pactos con el Gobierno central. El pasado domingo, tras una tumultuosa pelea en la Parte Vieja donostiarra la noche anterior, el colectivo emitió un comunicado en el que responsabilizaba a los de Arnaldo Otegi y a los de Arkaitz Rodríguez de que la situación se encuentre «fuera de control» y de «lo que pueda ocurrir» durante un verano que algunos de los grupos implicados auguran ya que será «caliente».
Hace ya un tiempo que la izquierda abertzale instó a sus juventudes oficiales a reforzar su presencia en las calles para frenar la creciente influencia de GKS, pero Ernai salió ayer al paso por otras razones. Para acusar a los disidentes de implicar a EH Bildu y Sortu en el enfrentamiento con otras facciones para «aprovecharse de su foco mediático y obtener réditos políticos».
En una carta enviada a 'Berria', los portavoces de Ernai aseguran que «la violencia organizada no tiene ningún tipo de justificación», y atribuyen al GKS un «salto» en su estrategia para intentar «arrodillar» al resto de colectivos del entorno de la izquierda abertzale «ante sus objetivos políticos». «Están atacando al barrio, están zurrando a los vecinos con una intención muy clara: fortalecer su colectivo pasando por encima de todos los demás con la excusa de portar la bandera del comunismo», se quejan.
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