Los talibanes agitan el patio

Efectivamente, lo de Afganistán es serio. Muy serio. Pero el debate que ha suscitado en España evita profundizar en las causas y las consecuencias de la debacle y vuelve a girar sobre lo de siempre: la confrontación entre bloques, la eterna dinámica Gobierno-oposición, los mensajes de trazo grueso o directamente anclados en el infantilismo político, las aristas del discurso feminista, los tópicos sobre el imperialismo... La clase política española aprovechó ayer la caída del Gobierno fantasma de Ashraf Ghani como excusa para arrimar el ascua a la sardina partidista de cada cual o tirarse directamente los trastos a la cabeza.

Nada más asomarse por Twitter uno se daba de bruces con varios ejemplos. Por citar uno, Gabriel Rufián, portavoz de Esquerra: «Las niñas y los niños desamparados que huyen hoy de Afganistán son las niñas y los niños señalados y criminalizados por la derecha y la ultraderecha española en los carteles del metro de Madrid (...). Que tampoco se olvide». El 'tampoco' era porque antes ya se había encargado de publicar una foto de Aznar con Bush Jr. en las Azores. Como mezclar churras con merinas y banalizar la crisis de refugiados que, de nuevo, se avecina en Europa. Los aludidos de Vox no se quedaron atrás: el mensaje de Ortega Smith incidió en la necesidad de que entre los afganos que soliciten asilo político en la UE no se cuelen «infiltrados de Al-Qaida». O como banalizar, en este caso, el indudable balón de oxígeno para el terrorismo islamista. Y así todo.

Pablo Casado, por su parte, vio una ocasión inmejorable para insistir en la dejación de funciones del Gobierno y pidió la comparecencia urgente de Pedro Sánchez en el Congreso para dar explicaciones sobre el «repliegue» de las potencias occidentales. Efectivamente, el presidente, de vacaciones en Lanzarote, no dio señales de vida, como sí lo hicieron Angela Merkel o Boris Johnson. Vox y Cs reclamaron la comparecencia del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, y de la titular de Defensa, Margarita Robles, para dar explicaciones sobre el plan de evacuación de los españoles y los colaboradores afganos que permanecen en el país. Moncloa no ofreció demasiadas aclaraciones, pero tampoco la respuesta de la oposición pareció mucho más consistente. En Madrid, Villacís convocó a la prensa para anunciar la cesión a mujeres afganas de 25 plazas de un centro de acogida de Vallecas y el alcalde Almeida iluminó la fuente de Cibeles con los colores de la bandera del país. Para Podemos (partido de gobierno, que a nadie se le olvide), toda la culpa es de Washington, de la UE y de la OTAN por imponer la «democracia balística» y oprimir a los «pueblos musulmanes». Una de sus confluencias escindidas, Adelante Andalucía, publicó una foto de pintadas de mujeres con la cara tachada en esa comunidad autónoma junto a la de una calle de Kabul. «El odio a las mujeres es universal», subrayaron. El ombliguismo político, también.