La subida de los precios está generando sensaciones desconocidas en ciudadanos que creían haber sobrevivido a la crisis financiera de 2010 y a la pandemia de 2020 sin haber caído en la pobreza o en situaciones de riesgo de exclusión. Su salario es insuficiente para ... poder seguir haciendo sus desplazamientos habituales y necesarios en coche, para llenar la nevera de productos frescos o para no mirar con miedo el siguiente recibo de la luz. La casa que esperaban comprar sin pagar intereses a los bancos después de haber sobrevivido a las dos crisis, tampoco será posible ya. Son cada vez más defensores de la sanidad y la educación pública no por convicción ideológica sino por necesidad. Cada vez esperan menos de los políticos, ni de los tradicionales ni de los populistas.

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La falta de expectativas de cambio de su situación económica a través de la política genera una ventana de oportunidad a líderes que ejercen su poder desde la humildad, la moderación y el inmovilismo. Desde fuera de Andalucía, algunos miran sorprendidos la buena valoración de su presidente Juan Moreno Bonilla entre esas clases trabajadoras de contrato indefinido y salario bajo que en vez de enfadarse con su gobierno autonómico por la pérdida de poder adquisitivo, le señalan como su presidente favorito para presidir Andalucía frente al resto de los rivales. El candidato favorito de los que se sitúan en el centro y en el centro izquierda y por el que no sienten rechazo total los votantes del resto de los partidos.

Aunque todos los que nos preocupamos por la deriva iliberal que puede provocar la presencia y la influencia de la extrema derecha en las instituciones estamos mirando las elecciones de Andalucía siguiendo los movimientos en los apoyos a Vox, la realidad es que la brecha entre la propuesta aburridamente conservadora de Moreno Bonilla y la de la lideresa carismática de la ultraderecha cada vez es mayor. La película de Andalucía no tiene por qué copiar el desenlace de Castilla y León. Si nos quitamos los prejuicios ideológicos, es difícil no reconocer que Juan Manuel Moreno Bonilla se parece más a Juan Espadas, el candidato socialista, que a Macarena Olona. La izquierda sale siempre perdiendo cuando aumentan los ciudadanos que no esperan nada de los políticos, tanto en forma de abstención, como en fuga de votos hacia candidatos que no se parecen en nada a la extrema derecha y que caen bien.

Tampoco hay buenas noticias para la izquierda entre los más pobres. Los que llevan perdiendo en todas las crisis están empezando a ver como una opción a Vox. Algo que no pasó en las elecciones andaluzas de 2018, ni en las últimas elecciones generales en España. Habrá que ver si esta incipiente penetración de Vox en las hogares de menos renta que detectan las encuestas se consolida en las elecciones del domingo. Con el otoño caliente que se avecina, puede que acabemos echando de menos el momento de los políticos aburridos y sin ambición de transformación.

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