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En pleno auge de GKS, el movimiento comunista que va quitando espacio a la izquierda abertzale entre los jóvenes, Sortu realiza sus propios movimientos para demostrar que es el guardián de las esencias y recordar su alma revolucionaria. Y lo ha hecho tirando de simbolismo. ... Firmando un acuerdo de «intercambio y colaboración» al más alto nivel con el Partido Comunista de Cuba. El documento ha sido firmado en La Habana por Arkaitz Rodríguez y Emilio Lozada, responsable del área internacional del PCC.
Las relaciones entre la Cuba castrista y la izquierda abertzale han sido constantes durante los últimos 40 años. El régimen político de la isla sirvió durante años como referente ideológico y espejo en el que mirarse. Los lazos se estrecharon hasta el punto que destacados miembros de ETA encontraron refugio en Cuba. Parte integraban el denominado colectivo de deportados, los terroristas que fueron alejados a diversos países, y otros directamente escaparon de la Justicia para aprovechar la protección que les daba el Gobierno caribeño.
Esos lazos se han mantenido siempre de una forma u otra a pesar de la crisis económica que vive Cuba y el desprestigio del régimen cubano. De hecho, ahora lo que se busca es realzarlos todavía más en una especie de juego de equilibrios. Mientras EH Bildu trata de reforzar su imagen de partido plural, abierto y aparecer como lo que algunos dirigentes denominan «socialdemocracia avanzada», Sortu, el partido que lleva el timón de la coalición, aparece como garante de la ortodoxia.
El mejor ejemplo de esa duplicidad estratégica se vivió en la precampaña de las autonómicas vascas. Mientras Pello Otxandiano, candidato a lehendakari se entrevistaba con Pere Aragonès en el Palau de la Generalitat y viaja a Irlanda para hacer lo mismo con los principales dirigentes del Sinn Fein, ahora partido de gobierno en el norte de la isla, Rodríguez se desplazaba a Cuba invitado por el PCC. Lo hacía acompañado por Elena Beloki. Su presencia también estaba cargada de simbolismo. La actual responsable de las relaciones internacionales de Sortu ejerció durante años la misma responsabilidad en ETA. Su principal cometido, según las fuerza de seguridad, era mantener viva la red de apoyo a los presos de la banda.
En el fondo, lo que trata la dirección de Sortu es frenar el auge de GKS, un movimiento que acusa a EH Bildu y sobre todo a Sortu de haber abandonado sus esencias y haberse transformado en un partido «burgués». El denominado Movimiento Socialista, que ha dado un paso más al complementar su marca juvenil con la creación de un partido, Euskal Herriko Kontseilu Sozialista (EHKS), no oculta que uno de sus principales objetivos es confrontar directamente con la izquierda abertzale.
El documento firmado por Sortu y el PCC consta de ocho artículos y tiene entre otros objetivos «la promoción de la solidaridad mutua e internacional», desarrollar «la cooperación bilateral» y «establecer mecanismos de diálogo a diferentes niveles con el fin de consolidar la amistad y la confianza política entre ambos partidos».
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