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Los «principios éticos» que el Partido Socialista esgrimía hasta ahora -y que sigue esgrimiendo en Euskadi- para impedir que EH Bildu gobernara las instituciones se han convertido este jueves en el argumento textual para justificar precisamente lo contrario. En un nuevo paso en la acelerada ... normalización política de la izquierda abertzale por parte del PSOE, el partido de Pedro Sánchez ha cruzado por primera vez una «línea roja» autoimpuesta. Lo ha hecho al aupar con sus votos a la Alcaldía de Pamplona a una formación que, tal y como le sigue reprochando al mismo tiempo, se niega a condenar el terrorismo de ETA que acabó con la vida de una docena de militantes socialistas.
Tras un pleno de altísimo voltaje político, los 'síes' de EH Bildu, PSN, Geroa Bai (la coalición que integra al PNV) y Contigo Zurekin (la marca local de Podemos e IU) han hecho que prosperara la moción de censura contra Cristina Ibarrola (UPN) y han convertido en alcalde de nuevo -ya lo fue de 2015 a 2019- al abertzale Joseba Asiron. Los socialistas le negaron el apoyo tras las municipales de mayo, pero ahora, una vez investido Sánchez, cambian de opinión. La derecha cree que el acuerdo estaba cerrado desde entonces, que no se materializó en su día por temor a una penalización en las elecciones generales y que se completa ahora como contraprestación al aval de los soberanistas a la reelección del presidente del Gobierno.
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Lorena Gil
La tensión política, que no había parado de crecer desde que se reveló el inédito pacto hace dos semanas, se ha exhibido con toda su crudeza en una sesión bronca y de ruptura total entre la derecha y el bloque progresista. Mientras miles de personas abarrotaban de forma pacífica y sin altercados la Plaza del Ayuntamiento, lugar del multitudinario txupinazo de San Fermín cada 6 de julio, dentro de la sede consistorial se escuchaban términos como «terroristas», «Judas», «prepotente», «escoria»... El enfrentamiento se ha evidenciado desde el primer minuto, cuando los representantes de UPN se han rebelado ante la reducción en los tiempos de intervención.
Aunque el formato del pleno lo contemplaba, finalmente no ha habido duelo dialéctico directo entre la alcaldesa saliente y el entrante porque Asiron ha renunciado a emplear el turno de defensa de la moción y no ha hablado hasta ser investido. Tampoco ha participado en el debate ningún otro representante de EH Bildu. Sí ha exprimido su tiempo Ibarrola -de hecho se ha valido también de los minutos reservados para la portavoz de su grupo-, quien ha definido lo que estaba a punto de ocurrir como «el final de una macabra obra titulada 'Traición a Pamplona'». La dirigente de UPN ha dicho marcharse «con la cabeza muy alta» y bajo la premisa de que «la mentira no puede formar parte de las reglas de la política».
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En su despedida, Ibarrola ha señalado con nombre y apellidos a los cuatro concejales del PSN que minutos después votarían a favor de Asiron. Les ha acusado de ser «cómplices y marionetas» de una maniobra política de la que responsabiliza directamente a Sánchez: «Es como Judas Iscariote, vende Pamplona por seis votos de Bildu». Le ha respondido la socialista Marina Curiel, quien no eludió la existencia del pacto alcanzado con la formación de Arnaldo Otegi y lo defendió de forma explícita: «Es un acuerdo transparente e integrado por principios éticos». La edil del PSN, en todo caso, ha afirmado que el entendimiento «se circunscribe» a la capital navarra.
Los socialistas quieren dejar claro que el caso de la capital navarra es excepcional porque en la comunidad vecina, Euskadi, el PSE-EE está haciendo de su rechazo a EH Bildu una bandera ante las inminentes elecciones autonómicas, que previsiblemente se celebrarán en abril. Es por eso que este mismo jueves, desde Madrid, la portavoz del Gobierno se ha afanado por enmarcar la moción de censura de Pamplona como «una decisión de ámbito local». Pilar Alegría, además, ha pasado a la ofensiva contra el PP y ha hecho a Alberto Núñez Feijóo partícipe de la «política del señalamiento, del insulto y de la crispación» en la que ubica a los regionalistas de UPN.
Los populares están decididos a exprimir la fotografía revelada en el Ayuntamiento de Pamplona. Un «brindis con Bildu» por parte del PSOE, en palabras de Feijóo, que se ha producido apenas unos minutos después de que el jefe de la oposición hiciera el tradicional balance del año como réplica al realizado por Sánchez la víspera. «España gana una alcaldía reaccionaria y pierde un partido de Estado», ha sentenciado. Los socialistas, ha añadido, se han situado «fuera del constitucionalismo, del sentido común y de la dignidad» al tomar una decisión «especialmente indigna para aquellos que perdieron la vida por luchar por las libertades».
En medio del ruido por los reproches de unos y otros, el verdadero protagonista de la jornada, Asiron, ha optado por un perfil bajo y conciliador. En su breve intervención al término del pleno, se ha limitado a expresar su compromiso con «la búsqueda de consensos, el respeto al que piensa diferente y la convivencia». En una rueda de prensa posterior, el nuevo alcalde de Pamplona ha transmitido su deseo de que «las aguas vuelvan a su cauce» y ha justificado su silencio durante el debate de la moción de censura como un intento de «no echar más leña al fuego». «Tenemos tres años y medio para hablar, para discutir, incluso para enfadarnos», ha planteado.
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