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La socialista María Chivite dio ayer un paso definitivo para presidir Navarra al convocar la próxima semana a Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra en ... el Parlamento con el ánimo de iniciar un diálogo «constructivo» que cristalice en la constitución de un Ejecutivo de talante «progresista». La idea inicial de la candidata del PSN era tomarse un tiempo prudencial para observar los eventuales movimientos del resto de formaciones, pero el aval público de Ferraz, en boca de su 'número dos', José Luis Ábalos, ha disipado todas las dudas. «Estamos reivindicando la presidencia, obviamente», deslizó el dirigente socialista con un mensaje implícito en clave interna -Chivite tiene el respaldo de la dirección nacional- y también para terceros -la remota posibilidad de una abstención para favorecer un Gabinete de la coalición Navarra Suma queda descartada-.
Los resultados de las elecciones autonómicas del pasado domingo arrojaron varias conclusiones que explican el complicado mapa político de la comunidad foral. Las urnas extinguieron el Gobierno cuatripartito del «cambio» de la última legislatura; confirmaron el éxito de la alianza de UPN, Partido Popular y Ciudadanos al sumar veinte escaños; corroboraron el 'efecto Sánchez' al aupar a los socialistas a la segunda posición con once representantes; ratificaron el aguante de Geroa Bai (nueve) y, en menor medida, de EH Bildu (siete); precipitaron el derrumbamiento de Podemos (de siete a dos); y salvaron 'in extremis' un único parlamentario para Ezkerra.
En este borroso panorama los 'pactómetros' son muy limitados. Navarra Suma sólo aspira a una abstención del PSN para convertir a Javier Esparza en presidente, y los socialistas, a su vez, únicamente pueden abrir la puerta del Gobierno si convencen a Geroa Bai, Podemos y Ezquerra y, además, la coalición soberanista se abstiene en la investidura. A tenor de la predisposición al acuerdo mostrada ayer por los socialistas y sus interlocutores, mucho se tendrían que torcer las conversaciones en los próximos días para que no fructificaran. Si fuera así, todo dependería entonces de EH Bildu, que quedaría en una situación muy comprometida. Decir 'no' a Chivite supondría hacer una pinza con la entente de las fuerzas de derecha que sería muy difícil de vender entre los suyos.
La coalición soberanista, a la que la candidata del PSN no ha citado en la ronda de contactos para acallar las voces críticas con una eventual negociación con ella, ha insistido en que no hará movimiento alguno que facilite la gobernabilidad de Navarra Suma. Su coordinador general, Arnaldo Otegi, animó ayer a la presidenta en funciones, Uxue Barkos, a presentar su candidatura a la reelección por temor a que los socialistas dieran marcha atrás y miraran a la derecha. Pero lo hizo antes de que Chivite tomase las riendas del diálogo. Barkos, de hecho, adelantó que la vocación de Geroa Bai es formar parte de un Ejecutivo de coalición, «fuere cual fuere la fórmula de gobierno que se pueda negociar». Será ella precisamente con la que se reúna primero Chivite, el próximo miércoles. El jueves la dirigente del PSN se verá con Eduardo Santos, de Podemos, y el viernes con Marisa de Simón, de Izquierda-Ezkerra.
Un acuerdo de estas cuatro formaciones sumaría 23 escaños en la Cámara, cuando la mayoría absoluta está en 26. Si Chivite fuera presidenta, le esperaría una legislatura muy agitada.
El foco del futuro político en Navarra alumbra dos pistas: la del Ejecutivo foral y la del Ayuntamiento de Pamplona. Enrique Maya, candidato de la coalición de derechas a gobernar la capital, apeló ayer a la «sensatez» del PSN, que ha anunciado su intención de intentar acceder a la Alcaldía, y advirtió de que EH Bildu «no se la va a regalar si no hay detrás algo». «Eso lo sabemos todos», subrayó. Según Maya, un eventual respaldo de la coalición abertzale a la socialista Maite Esporrín «tendría una trascendencia muy grande a todos los niveles». Este escenario no convence nada en Ferraz, donde sus dirigentes son conscientes de que llegar a la Alcaldía de Pamplona con el apoyo de Bildu daría paso a una lluvia incesante de críticas desde ámbitos muy diversos. Si los soberanistas no respaldaran a la aspirante del PSN el 15 de junio, el regidor sería Maya al ser Navarra Suma la fuerza más votada.
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