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No pasa un día sin que el «conflicto» entre la plantilla de la Ertzaintza y el Departamento vasco de Seguridad escriba un nuevo capítulo, con la 'Grand Départ' como amenaza latente detrás. Tras otro fin de semana de protestas, que tuvieron como escenario además la ... prueba cicloturista que sirvió como ensayo de la primera etapa oficial del Tour en Euskadi, los sindicatos volvieron a amenazar ayer con «visibilizar» en el tercer evento deportivo más importante del mundo, que arrancará el 1 de julio en Bilbao, las protestas con las que pretenden mejorar sus condiciones laborales tras más de doce años sin renovar el convenio. El Gobierno vasco tiene «fácil», advirtieron, evitar que la imagen de las protestas en la Policía autonómica sea la que se difunda «internacionalmente» de la carrera: sentarse a negociar y ofrecer al Cuerpo unas condiciones «dignas» que les equiparen con el resto de funcionarios y policías de Euskadi.
«Queremos que el Tour salga bien, pero pedimos autocrítica al Gobierno vasco», recalcaron los representantes de las cuatro centrales sindicales con representación en la mesa de diálogo –ErNE, Esan, Euspel y Sipe– en una entrevista conjunta en la radio pública vasca. Una comparecencia que aprovecharon para dar imagen de unidad tras los intentos que achacaron al Departamento de Seguridad por «dividirles».
La ruptura con la plataforma asindical 'Ertzainas en lucha', que ha ganado en influencia tras lograr sacar a 4.000 personas en Bilbao en mayo, es un hecho desde la tensa reunión que este colectivo mantuvo el viernes en Bilbao con los representantes de las centrales. La negativa de los sindicatos a incluir el logo del colectivo en las pancartas y a que pueda votar el acuerdo final sin constituirse en asociación precipitó la fractura. No obstante, tanto Euspel como Ekos –una escisión de Sipe, aún sin representación– apoyan las condiciones de 'Ertzainas en lucha' y de hecho sus anagramas aparecieron en la pancarta de la protesta que el grupo asindical organizó el domingo en la explanada de San Mamés, que logró reunir a 700 agentes a un hora temprana, las siete de la mañana. Previamente, el consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, había animado a los sindicatos a no dejarse «someter» por el colectivo de nuevo cuño y había insinuado que se han dejado «atemorizar» por la plataforma.
La estrategia del ventilador
En ese clima enrarecido, los sindicatos aprovecharon para lanzar el mensaje a Erkoreka de que «no logrará desunirnos». «El Departamento tiene la estrategia de poner el ventilador y confundir a la ciudadanía y a los ertzainas», lamentaron, al tiempo que avisaron de que no logrará crear grietas en la protesta porque «vamos todos en una misma dirección», la de «reconducir» un conflicto que reconocieron «enquistado» e insostenible en el tiempo. «Esto no es una guerra entre ertzainas, es una guerra del colectivo de la Ertzaintza contra el Departamento de Seguridad y contra el Gobierno vasco, porque nos está tomando el pelo y vacilando. Ahora quieren dividirnos, nosotros confiamos en juntarnos», avisaron. Eso sí, ErNe, Esan y Sipe deslizaron también, tras el clima de tensión tras la reunión del viernes, que no tolerarán «insultos, amenazas o tutelajes» de 'Ertzainas en lucha'.
Los sindicatos reiteraron que, en su plataforma de reivindicaciones, la equiparación salarial con el resto de cuerpos es «un mínimo», además de medios y materiales «adecuados», reforzar la plantilla, formación continua en horario laboral y poner sobre la mesa el modelo policial.
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