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david guadilla
Sábado, 4 de enero 2020, 00:48
Veinticuatro años después, el PNV volverá a votar 'sí' en una sesión de investidura en el Congreso. Lo hará después de lograr que el PSOE asuma parte de sus reivindicaciones a través de un documento de doce puntos que presentaron el pasado lunes Pedro Sánchez ... y Andoni Ortuzar. A cambio del aval de los seis diputados jeltzales, los socialistas aceptan debatir una reforma del Estado que reconozca las «identidades territoriales» de Euskadi y Cataluña, impulsar en 2020 todos los traspasos pendientes del Estatuto de Gernika e incluso dar al PNV la prerrogativa de «acordar previamente las medidas fiscales que el Gobierno quiera proponer a las Cortes».
Es lo que se ha llamado el 'modelo PNV'. Un esquema negociador basado en el 'yo te apoyo si recibo algo a cambio' y del que Sabin Etxea siempre ha hecho gala. Eso le ha permitido lograr réditos políticos y trasladar la imagen de que es el partido que mejor defiende los intereses vascos en Madrid. Un cartel que, a su vez, le da margen para justificar giros radicales como el de 2018, cuando en menos de un mes pasó de apoyar los Presupuestos de Mariano Rajoy a respaldar la investidura de Pedro Sánchez.
Aun así, el PNV siempre se ha movido con cautela en Madrid y pocas veces ha apostado de forma clara por alguno de los candidatos presidenciales. Su espacio preferido en las sesiones de investidura ha sido el de la abstención. Así lo hizo en las dos de José Luis Rodríguez Zapatero y en las de Mariano Rajoy. También ha votado en contra, como hizo en la de José María Aznar en 2000. Pero solo en otras dos ocasiones ha apostado por un 'sí' explícito. Fueron una demostración de la capacidad que tiene el PNV para moverse en el tablero político. Porque se produjeron de forma sucesiva y a dos partidos diferentes.
La primera fue en 1993. Aunque buena parte de las encuestas pronosticaban la derrota del PSOE, Felipe González remontó y se impuso por cuarta vez consecutiva. Eso sí, lejos de la mayoría absoluta. Se quedó en los 159 escaños. Es decir, le faltaban 17 escaños para superar el trámite de la investidura.
Al igual que ahora, el ambiente político estaba lleno de tensiones. Pero por motivos muy diferentes. Los casos de corrupción empezaban a cercar al PSOE y buscar un socio fiable no era tarea sencilla. González tenía dos opciones. Izquierda Unida, que había cosechado 18 diputados, y CiU, con 17, aparecían como las dos únicas salidas para retener La Moncloa.
Era la época en la que IU estaba liderada por Julio Anguita. Los puentes entre las dos formaciones de izquierdas estaban rotos. La desconfianza era absoluta. Así que esta vía quedó muerta enseguida. Por contra, las relaciones con los nacionalistas catalanes eran fluidas. El portavoz de CiU era Miquel Roca. El acuerdo fue relativamente fácil. Las elecciones fueron el 6 de junio y González fue investido el 10 de julio.
Pero aunque no necesitaba sus votos, el líder del PSOE sabía del simbolismo de obtener el apoyo del PNV. El 9 de julio Arzalluz y José Antonio Ardanza se reunieron con González en La Moncloa. El líder del PSOE les planteó la posibilidad de que el PNV tuviese un ministro. La oferta fue debatida un día después en la asamblea nacional de la formación jeltzale y fue rechazada de forma mayoritaria. Aun así, Arzalluz aseguraba que apoyaría a González «sin contrapartidas». Algunas había. Hacía solo dos años que el PSE aportaba estabilidad al Gobierno de Ardanza tras el fiasco del tripartito con EA y EE.
Fue una legislatura convulsa. Estallaron los casos 'Roldán' y de los GAL. Hubo una huelga general convocada por UGT, aún liderada por Nicolás Redondo, y Comisiones. CiU rompió el pacto de legislatura y González no pudo aprobar los Presupuestos para 1996. El 3 de marzo de ese año se convocaron elecciones anticipadas. Y ganó Aznar.
El PP seguía siendo una especie de bestia negra para buena parte de las bases jeltzales. Era la imagen de una derecha sin matices. Así que el acuerdo entre Xabier Arzalluz y Aznar se antojaba complicado. Y ahí fue cuando el PNV realizó una maniobra para la historia.
dijo Arzalluz del PP
Aznar, que se había quedado en 156 escaños, no solo necesitaba los escaños nacionalistas por pura aritmética. El PP buscaba adaptar su discurso, quitarse lastres del pasado, la imagen del 'dóberman' y aparecer ante la opinión pública como una formación de centro derecha moderna. La negociación fue intensa. Se implicaron al máximo los presidentes de los partidos, Francisco Álvarez Cascos, Jaime Mayor Oreja e Iñaki Anasagasti, por aquel entonces portavoz del PNV en el Congreso. Fructificó el 30 de abril en una fotografía para la posteridad, con Arzalluz estrechando la mano de Aznar en la sede de Génova. Daba la sensación de que era el comienzo de una nueva época. Se habló incluso de una colaboración estrecha a lo largo de la legislatura. «Es un espaldarazo a gente con la que estábamos muy enfrentados», resumió Arzalluz.
¿A cambio de qué? El PNV se esforzó en trasladar la sensación de que apoyar al PP le supondría un fuerte desgaste en Euskadi. Y que para compensarlo el precio a pagar tendría que ser alto. Y lo fue. Competencias fiscales sobre varios tributos, la gestión de los puertos, la creación de Euskaltel... «He conseguido más en 14 días con Aznar que en 13 años con Felipe González», sentenció Arzalluz. La sintonía duró hasta 1998. Hasta que llegó Lizarra.
1993: Apoyo a Felipe González El líder del PSOE había perdido la mayoría absoluta. No hubo grandes contrapartidas, pero sí supuso un cambio filosófico para el PNV. Fue la primera vez que daba un 'sí' a un candidato. El acuerdo estuvo a punto de llegar más lejos.
¿Ministro jeltzale? El 10 de julio la asamblea nacional del PNV debatió de forma oficial la propuesta de González para incorporar a un ministro jeltzale a su Gobierno. Fue rechazada por una amplia mayoría de los apoderados.
1996: Apoyo a José María Aznar El líder del PP necesitaba el apoyo de CíU. Hubiese podido gobernar sin los votos del PNV, pero el respaldo jeltzale tenía un gran valor simbólico. Fue el pacto en el que el PNV obtuvo un mayor rédito político y económico.
Concierto y fiscalidad Los jeltzales lograron modificar la Ley del Concierto y pactar la Ley Quinquenal del Cupo. En lo que se refiere a las medidas fiscales, las diputaciones empezaron a recaudar los impuestos especiales, capacidad normativa plena para regular el IRPF, que los 'no residentes' pagasen sus impuestos en Euskadi... Toda una revolución tributaria. En el caso de los conflictos fiscales, se comprometieron a evitar los conflictos constitucionales y 'normalizar' la situación jurídica
Euskaltel El pacto reconocía el compromiso de la Administración central de impulsar un segundo operador que compitiese con Telefónica. Así nació Euskaltel.
Patrimonio incautado El PP se comprometía a devolver al PNV los bienes incautados durante la Guerra Civil y la dictadura. Se trataba de una reivindicación histórica del PNV.
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