«La sensación que tenían los jueces con ETA era la de vivir bajo la ruleta rusa»

En su relato, García-Franco elude el ensayo y el reportaje periodístico para novelar la vida de la ficticia jueza Isabel Robledo, un personaje que está «creado a base de cachitos de jueces, periodistas, políticos y empresarios con los que conviví», reconoce la autora. La protagonista, al igual que entonces muchos de sus colegas reales, descubre una mañana que alguien la sigue durante su camino a la Audiencia de Bizkaia. «La sensación que tenían los jueces con ETA era la de vivir bajo la ruleta rusa constantemente», explica la periodista a EL CORREO.

A principios de 2000, la banda terrorista elaboró una lista con los nombres de 80 jueces que ejercían en el País Vasco (de un total de 200). Lidón no estaba en ella, aunque luego fue asesinado. «No salir en ella no era garantía de sobrevivir», asume García-Franco.

- El propio Juan Luis Ibarra definió el asesinato de Lidón como un punto de inflexión.

- Lo fue, pero la judicatura lo vivió siguiendo con su trabajo a pesar de que sus vidas estaban en riesgo. Lo que estaban perdiendo era calidad humana, pero lucharon por que se siguiera manteniendo el Estado de Derecho como si su vida o la de sus familias no estuvieran en riesgo. Es lo que cuento en el libro.

Las obras literarias que abordan el terrorismo han proliferado a raíz del éxito de 'Patria', de Fernando Aramburu, y de su serie televisiva. La periodista reconoce que eligió el género de ficción para poder «ahondar en las relaciones humanas» que acababan ocultas tras las noticias de los asesinatos de ETA que llenaban las páginas de la sección de Política en los años de plomo. «Quiero contar que hubo una juez que cada mañana era cautelosa al meter la llave en el contacto de su coche, pero el día que iba con su bebé para llevarlo al pediatra le temblaba la mano», afirma. Uno de los que portaron el féretro del magistrado asesinado por el 'comando Bizkaia' era el actual ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, entonces destinado en Bilbao. «Creo que él se sentirá identificado con el libro si lo lee», sostiene García-Franco, que esta tarde estará acompañada de toda la cúpula judicial vasca.