Según sople el viento
Análisis ·
La quiebra de la confianza ciudadana en la Monarquía es un hecho y explica la virulencia de las críticas políticasSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
Análisis ·
La quiebra de la confianza ciudadana en la Monarquía es un hecho y explica la virulencia de las críticas políticasRepasando la hemeroteca se encuentran a veces cosas chocantes, tanto que han dado lugar a un subgénero que rescata perlas de archivo para subrayar las contradicciones de la clase política. El debate público sobre la institución monárquica no iba a ser menos y uno puede ... tropezar con polémicas tan marcianas -vistas con los ojos de 2022- como la que protagonizaron PSOE y PP en 2008 en torno a un libro de Pilar Urbano que retrataba a la reina Sofía, hoy emérita, y dejaba entrever sus opiniones contrarias al matrimonio homosexual. El popular Esteban González Pons recordó la exigencia de «neutralidad» de la Corona y el socialista Antonio Hernando exigió a Mariano Rajoy que rectificase a su portavoz y lamentó que el PP menospreciase a la Monarquía, el Ejército y los empresarios (¡).
Catorce años después, Pons y Hernando han vuelto a la primera línea -signo de exclamación de nuevo- y es el PP el que lamenta que el Gobierno y el PSOE desprestigien a la Jefatura del Estado y a otras altas instituciones. La anécdota tiene tintes gatopardianos -que todo cambie para que nada cambie- y lo sucedido desde entonces también.
En 2008 faltaban tres años para que estallase el 'caso Nóos', cuatro para la cacería de elefantes con Corinna, seis para la abdicación de Juan Carlos I y doce para su autoexilio rumbo a Abu Dabi. Tampoco había empezado aún el brusco declive de la confianza ciudadana en la Corona, hasta tal punto que el CIS dejó de preguntar por ella en 2015. La curva descendente en la serie histórica resultaba elocuente y, seguramente, desestabilizadora de una forma de Estado que, bien administrada, atesora el valor de la estabilidad.
En esos tiempos, un partido siempre ojo avizor como el PNV abandonó su accidentalismo respecto a la Corona y empezó a declararse republicano. El desembarco del emérito en Sanxenxo les ha hecho elevar el tono, igual que al Gobierno y al PSOE, que olfatean la indignación ciudadana por la evidente torpeza de tamaña exhibición pública de sonrisas, barbacoas y gestos exultantes, con fecha además de regreso estipulada para seguir poniendo en el escaparate al club náutico de Pedro Campos.
Resulta tan chirriante en tiempos de guerra en Europa y contrasta de manera tan gruesa con los esfuerzos de modernización de Felipe VI -además de alentar una gresca de la que ya andábamos sobrados- que no es de extrañar que Zarzuela optara ayer por el silencio. Todo lo contrario que las fuerzas políticas que, como la tripulación del 'Bribón', viven pendientes de la dirección del viento para dar a sus parroquias lo que piden. Eso sí, al actual jefe del Estado ni una crítica de los partidos sistémicos. Por debajo del ruido, siempre queda el Gatopardo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.