Pedro Sánchez continúa su gira por los congresos autonómicos del PSOE con el objetivo de «rearmar» al partido para el siguiente ciclo electoral y con el foco puesto en reeditar su mandato en unas generales en 2027. Si el viernes respaldó a Adrián Barbón en ... Asturias y hoy hará lo propio en Extremadura con Miguel Ángel Gallardo, este sábado cerró filas en Castilla- La Mancha con Emiliano García-Page, el barón más díscolo del partido por las críticas a los acuerdos del presidente con formaciones independentistas, especialmente por la financiación territorial, pero también el único de su formación que gobierna con mayoría absoluta.
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Pese a las tiranteces, Sánchez alabó la gestión que Page ha hecho de las consecuencias que la dana que azotó el este del país el 29 de octubre tuvo en Castilla-La Mancha. Lo hizo en contraposición con la del presidente valenciano, Carlos Mazón, del PP, al que acusó de «miseria moral»e «incompetencia». En un ambiente de unidad y paz blanca, el jefe de los socialistas también defendió el modelo del barón castellanomanchego en sanidad, educación o vivienda. «Estamos contigo», llegó a decirle. Y lo equiparó a su estrategia a nivel nacional frente a lo que denomina la «internacional ultraderechista» –sin mencionarlos directamente, lanzó dardos contra Elon Musk o Javier Milei y, en lo doméstico, contra PPy Vox–.
Eso dio pie al presidente para volver a esgrimir el artículo del semanario británico 'The Economist' que calificó en diciembre a la economía española como «la mejor» de 2024 entre las más desarrolladas del mundo. Un alarde que viene repitiendo en las últimas semanas para contraponer las críticas que le llegan desde la oposición. «Estamos viviendo nuestro mejor momento como país», insistió.
Sin embargo, y pese al optimismo en Moncloa con las cifras económicas, el presidente del Gobierno sigue obviando las amenazas que llegan desde Waterloo, de boca del presidente de Junts, Carles Puigdemont, que le sigue exigiendo aceptar en el Congreso la PNLque su partido presentó en diciembre para instarle a someterse a una cuestión de confianza, y que los socialistas siguen retratasando en la Mesa del Congreso. Si no ve la luz verde, los posconvergentes amenazan con romper relaciones.
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Paralelamente, en Andalucía, la vicepresidenta primera, María Jesús Montero –candidata oficial de Moncloa–, se convirtió este sábado en la única aspirante a dirigir el PSOEandaluz después de que el otro aspirante, el catedrático de la Universidad de Sevilla Luis Ángel Hierro, retirara su precandidatura por falta de avales.
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