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No es habitual oír a Sánchez lamentarse de los sinsabores que tiene gobernar en coalición y en minoría. Al revés, acostumbra a minimizar los problemas que acarrea la necesidad de entenderse con un socio como Podemos, tan dado a ir al choque como arma de ... negociación, y con partidos como ERC o EH-Bildu glosando las 200 leyes que, pese al ruido, han podido sacar adelante. Este miércoles, al término de la cumbre hispano-portuguesa celebrada en el idílico escenario de los Jameos del Agua, en Lanzarote, el presidente del Gobierno se permitió sin embargo un pequeño desahogo y confesó su «envidia sana» por la mayoría absoluta de la que goza su homólogo luso, el primer ministro socialista António Costa, después de una primera legislatura de lo que sus conciudadanos llamaron la 'gerigonça', el equivalente al 'Frankenstein' acuñado en España para referirse al Ejecutivo.
El ejercicio de ensoñación, en plena resaca del debate de toma en consideración de la reforma del 'solo sí es sí' y 24 horas después de ver naufragar en la comisión de Interior del Congreso la que había sido una de sus principales promesas electorales, la derogación de los «aspectos más lesivos» de la 'ley mordaza', duró en todo caso poco. Sánchez no se engaña. Sabe que sus posibilidades de emular electoralmente a Costa son prácticamente nulas. Y antes de que nadie pudiera darse por aludido o interpretar sus palabras como una ofensa se apresuró a subrayar que aspira a lograr una mayoría parlamentaria más amplia que la actual para gobernar con más comodidad, pero que su intención es revalidar la coalición con sus socios. Unos socios, remarcó, «que están aquí representados por Yolanda Díaz».
Al encuentro bilateral con el Gobierno luso no acudieron las ministras de Podemos. La cita, organizada tan solo cuatro meses después de la cumbre celebrada en Viana do Castelo el pasado noviembre, tenía por objeto además de reforzar lazos ante la presidencia española de la UE en el segundo semestre del año, suscribir acuerdos incluidos en la agenda de desarrollo transfronterizo que incumbían a los ministerios de las vicepresidentas segunda y tercera, Díaz y Teresa Ribera; de Exteriores, José Manuel Albares; de Justicia, Pilar Llop; de Educación, Pilar Alegría; de Universidades, Joan Subirats; de Cultura, Miquel Iceta, de Transportes, Raquel Sánchez y de Sanidad, Carolina Darias. Pero aun así, el hecho de que, al proyectar hacia el futuro, se molestara en resaltar la figura la ministra de Trabajo, que está a punto de presentar por fin su proyecto electoral, Sumar, resulta significativo.
La dirección socialista no oculta que está viviendo con cierta inquietud las tiranteces entre Podemos y Díaz por el modo en el que se configura esa plataforma. Los morados han condicionado su presencia en el acto de lanzamiento que tendrá lugar a finales de mes o principios de abril y al que ya habían sido invitados, a que se selle un pacto de coalición y a la elaboración de listas mediante un sistema de primarias abiertas. Pero la vicepresidenta siempre ha dicho que no se trataba de unir siglas ni de un esquema de partidos.
Si finalmente el entendimiento no es posible y se produce una fractura en el espacio a la izquierda del PSOE las posibilidades de superar en escaños a la derecha se verán seriamente comprometidas, dadas las especifidades del sistema electoral español y lo mucho que penaliza la dispersión de voto La ministra Alegría lo dejó caer ya este lunes desde Ferraz: «La unidad de los movimientos y partidos progresistas es muy positiva», dijo.
El jefe del Ejecutivo insistió junto a un Costa -que ahora parece estar adelantándole por la izquierda con medidas para contener la inflación de los alimentos y el mercado de la vivienda- en poner en valor todo lo que el Ejecutivo ha aprobado en lo que va de legislatura e hizo especial hincapié en la reforma del sistema de pensiones, recién acordada en el seno de la coalición tras lograr el aval de Bruselas, y para la que espera lograr también el apoyo de sus habituales aliados parlamentarios. Pero en su entorno no ocultan su temor a que, a medida que se acerquen los comicios, tanto Podemos como ERC o EH-Bildu intenten marcar perfil propio y alimenten la imagen de un Gobierno en descomposición y una difícil mayoría que se desintegra.
Sánchez apuntó en esa dirección para reprochar también a las dos formaciones independentistas su actitud. «Hay que lamentar que ERC y Bildu hayan actuado por cálculo electoral porque realmente el acuerdo que habíamos alcanzado los grupos ponía fin a todos aquellos artículos que se identificaban con lo que en términos coloquiales hemos llamado 'ley mordaza' – dijo en alusión a la propuesta de reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana del PP–. Pero hay algo peor incluso que hacer cálculos y es errar en el cálculo. Y en este caso, lo han hecho».
El presidente del Gobierno anunció hoy que la crisis de Gobierno, necesaria para sustituir a las ministras de Industria y Sanidad, Reyes Maroto y Carolina Darias, después de haber sido designadas candidatas del PSOE a las alcaldías de Las Palmas y Madrid, se aplazará hasta después del debate de la moción de censura presentada por Vox y que tendrá a Ramón Tamames como candidato. Esta iniciativa parlamentaria se debatirá entre los próximos martes y miércoles. En la dirección socialista se especulaba inicialmente con la posibilidad de que Sánchez remodelara el Ejecutivo antes del Comité Federal que este sábado ratificará las listas para los comicios del 28 de mayo. Pero ahora se apunta a finales de mes como fecha más probable. «Ya desvelo que la crisis de Gobierno será después de la moción de censura, no será antes y se circunscribirá a las dos ministras», afirmó el presidente. Descarto así, una vez más, una posible salida del Ejecutivo de los ministros de Unidas Podemos.
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