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El 'sí' del PNV a la investidura de Pedro Sánchez está desde este miércoles un poco más cerca. El acuerdo alcanzado 'in extremis' en Navarra entre Geroa Bai -la coalición en la que se integran los jeltzales- y el PSN para repartirse los puestos de ... dirección de la Cámara y dar entrada en la Mesa a EH Bildu no solo despeja el camino a un futuro Gobierno foral presidido por la socialista María Chivite, sino también a que el presidente en funciones pueda ser reelegido con los votos, entre otros, del PNV.
Que la constitución de la Mesa del Parlamento navarro se había convertido en un asunto de alcance nacional lo dejó claro desde el lunes el propio presidente del EBB, Andoni Ortuzar, que avisó de que lo que sucediera ayer marcaría irremediablemente el devenir de sus relaciones con Pedro Sánchez. «El miércoles será un día importante», puntualizó entonces, tras airear sus «sospechas» sobre un posible acuerdo «tácito» entre UPN y PSN. Y, sin duda, lo fue porque, en un giro de guión de última hora, y tras haber dado por rotas las negociaciones nacionalistas y socialistas desde el martes por la noche, sendas delegaciones de ambas fuerzas lograron, en un receso del pleno de constitución de la Cámara, cerrar un pacto 'in extremis' que marca la senda por la que discurrirá en el futuro cercano la gobernabilidad en Navarra y, por extensión, en España.
Un acuerdo agónico, al menos en su escenificación -los partidos votaron a sus propios candidatos en una primera ronda y hubo carreras de los periodistas por la sede del Legislativo navarro-, por el que el PSN aceptó todas las exigencias que los jeltzales le habían puesto sobre la mesa, incluida la que se antojaba más problemática para el PSOE, la de dar entrada a la izquierda abertzale en el órgano rector de la Cámara. Ese puesto no era, ni mucho menos, una petición caprichosa de Geroa Bai, sino que pretendía amarrar la necesaria abstención de EH Bildu en una futura investidura de la socialista María Chivite al frente de un Ejecutivo pactado con los vasquistas, Podemos e Izquierda-Ezkerra, y, sobre todo, dejar la puerta abierta a futuros acuerdos presupuestarios o de gobernabilidad, en los que el grupo liderado por Bakartxo Ruiz sería clave frente a una mayoría gubernamental de solo 23 escaños.
Tanto el PSN como la dirección nacional de Ferraz eran sumamente reticentes a asumir esa segunda condición de los nacionalistas -aunque no tenían problema en darles la presidencia del Parlamento foral, que ocupa ya desde este miércoles el líder del PNV en Navarra, Unai Hualde-, conscientes del chaparrón político y mediático que vendría después, como efectivamente sucedió. De hecho, la entrada de EH Bildu fue el escollo que mantuvo al borde del fracaso las negociaciones, aunque, finalmente, se alcanzó una solución de compromiso, tras amenazar el PNV con votar en contra de la investidura de Sánchez.
El candidato propuesto por EH Bildu para ocupar una de las secretarías, Maiorga Ramírez, recibió los apoyos de sus compañeros y de Geroa Bai y el PSN respaldó su propia candidata, aunque en la práctica la votación garantizaba la secretaría segunda para la izquierda abertzale. Además, en ese acuerdo se contempla también ampliar la Mesa en dos nuevos miembros para dar cabida a otro representante del PSN y a Podemos. De ese modo, el futuro gobierno tendría mayoría en el órgano rector con la presidencia de Hualde, la vicepresidencia que ya este miércoles recayó en la socialista Inma Jurrío y la secretaría de Ramírez. Navarra Suma tiene dos representantes, Yolanda Ibáñez en la otra vicepresidencia y Juan Luis Sánchez de Muniain en la secretaría primera.
Es más, fuentes del EBB desvelaron este miércoles que el propio Ortuzar desbloqueó personalmente las negociaciones en «numerosos» contactos con Ferraz y con uno de sus dirigentes con mayor ascendiente en esta cuestión, el navarro Santos Cerdán, responsable de coordinación territorial. Sabin Etxea trasladó a los socialistas que, si no se llegaba a un acuerdo en la Mesa y la presidencia acababa en manos de Navarra Suma, sería un obstáculo «insalvable» que habría «dificultado y casi imposibilitado cualquier acuerdo» con el PNV en Madrid. Los jeltzales decidieron elevar la presión al máximo. Estaba en juego mantener sus cuotas de poder en Navarra, ahora incrementadas al hacerse con la presidencia del Parlamento, la segunda autoridad de la comunidad foral, y asegurar la 'vía Chivite', que veían en riesgo por la tentación de Sánchez de buscar el apoyo en Madrid de los dos diputados de UPN. Finalmente, según el PNV, los socialistas, en un gesto de «valentía política», decidieron dar luz verde a la operación. El PNV avisó, en cualquier caso, que tan solo se «ha evitado retroceder» y que Sánchez aún no cuenta con sus votos. La versión de Ferraz difiere: fuentes de la ejecutiva negaron categóricamente haber negociado con el PNV, insistieron en que las conversaciones se han ventilado «en Navarra» y desvincularon el acuerdo en la comunidad foral de la investidura de Sánchez.
En el último momento. Tras dar por rotas las conversaciones, el PSN aceptó 'in extremis' las condiciones de Geroa Bai.
La versión de Ferraz. El PSOE niega conexiones con la gobernabilidad en Madrid y dice que se ha negociado «en Navarra».
Hualde, presidente de la Cámara. Los jeltzales logran que un miembro de su ejecutiva sea la segunda autoridad de la comunidad foral.
Antesala del Gobierno Chivite. Los socios acuerdan ampliar la Mesa en dos puestos para amarrar la mayoría
El nombramiento de Unai Hualde como presidente del Parlamento navarro tiene una gran importancia simbólica para el PNV. Se trata de la primera vez que los jeltzales llegan a un cargo de tal relevancia pública en la comunidad foral, donde su presencia y su implantación política no deja de ser testimonial. Hasta la fecha, su máximo logro había sido situar a Manu Ayerdi como vicepresidente en el Gobierno de Uxue Barkos, un gabinete en el que la tareas de portavocía también las desempeñaba María Solana, igualmente afiliada al PNV.
Hualde preside el Napar buru batzar desde el pasado mes de julio en sustitución, precisamente, de Ayerdi. Nacido en 1976 -en julio cumplirá 43 años- fue alcalde de Alsasua entre 2007 y 2011. Es licenciado en Derecho, y durante la pasada legislatura ya ocupó un puesto en la Mesa del Parlamento dentro de las listas de Geroa Bai. De hecho, fue el vicepresidente primero en un órgano presidido por Ainhoa Aznárez, de Podemos. Fuentes jeltzales destacaron que se trata de una persona muy respetada por las bases del partido en la comunidad foral.
Tras asumir el cargo, Hualde señaló que tendrá «como referente defender el progreso y avance de Navarra y defender su pluralidad, en la que siempre he creído». «Vamos a hablar mucho, a parlamentar entre todas y todos para que así sea, espero no defraudar su confianza. Quiero ser presidente de los que me han dado la confianza y de los que no», señaló el nuevo responsable del Parlamento navarro. El presidente del NBB confió en que en esta legislatura «las instituciones sigan profundizando en el camino de reconocimiento de la diversidad y pluralidad que las han caracterizado en los últimos años».
Contar con la presidencia del Parlamento otorgará al PNV una visibilidad importante en una comunidad donde siempre ha jugado un papel secundario y donde solo ha podido sacar cabeza gracias a su integración en Geroa Bai.
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