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El rechazo de Esquerra al decreto que regula la «nueva normalidad» será esta primera semana tras el final del estado de alarma el reflejo de cómo los tres últimos meses han alterado el juego de mayorías en el Congreso. El Gobierno no podrá contar con ... los republicanos, aliados fundamentales en la investidura, para aprobar en la Cámara baja las medidas de prevención y coordinación de esta etapa de la crisis sanitaria. El texto, en cambio, que aborda cuestiones como el uso obligatorio de las mascarillas o que fija en metro y medio la distancia de seguridad, llega al pleno del jueves con el aval del PNV, uno de los pilares de la red de apoyos del Ejecutivo, y Ciudadanos, que trata de apuntalar su espacio en el centro político con acuerdos a derecha e izquierda. Y quizá también del PP.
Buscaba el Gobierno un estreno de la nueva normalidad con el mayor apoyo posible en el Congreso. ERC, en cambio, se desmarcó ayer del decreto aprobado el 9 de junio en Consejo de Ministros con el argumento de que las medidas no han sido negociadas. «Han optado por aquellos votos más baratos, que son a cambio de nada», apuntó la secretaria general adjunta de la formación independentista, Marta Vilalta. No hay ecuación, a día de hoy, en la que quepan unos y otros. O Esquerra o Ciudadanos.
En La Moncloa no se plantean, sin embargo, cerrar ninguna puerta. Ni quieren alentar el alejamiento definitivo de los de Oriol Junqueras, que se encuentran en un período preelectoral indefinido hasta que el presidente de la Generalitat, Quim Torra, abra las urnas, ni abandonar la vía de los de Inés Arrimadas, que, guste más o menos a los distintos sectores del PSOE, no han descartado siquiera participar en una negociación presupuestaria. Son, precisamente, las Cuentas públicas la meta hacia la que avanza el Gabinete de Pedro Sánchez.
«Es bastante incompatible buscar el apoyo de Ciudadanos y de Esquerra», reiteró ayer Vilalta sobre los Presupuestos Generales del Estado. Marcó, además, la condición previa para sentarse a hablar. «Para poder entrar en esa negociación -añadió-, tendrá que cumplirse un marco de confianza, de sinceridad, de honestidad y de voluntad política en todo aquello referente a la mesa de diálogo (entre el Gobierno y la Generalitat sobre Cataluña)».
Su malestar, sin embargo, por el consenso de Gobierno y Ciudadanos sobre el decreto que estará vigente hasta que la epidemia se dé por superada se leyó en la sede de los liberales como una buena señal. «Qué alegría», llegó a replicar el portavoz adjunto del partido en el Congreso, Edmundo Bal. «Se nos enfadan (Gabriel) Rufián, (Andoni) Ortuzar y (Iñigo) Urkullu. Eso es que Ciudadanos lo hace bien».
Tampoco el PP tiene previsto, en esta ocasión, apartarse de la mayoría que facilitará la aprobación de las reglas para la nueva fase. Los populares desvelarán hoy el sentido de su voto tras haberse debatido entre la abstención y el 'sí'. Fuentes parlamentarias, en todo caso, se inclinaban, al menos ayer, por esta última opción. En el PP hay dirigentes de peso que consideran que la cúpula erró al transitar del apoyo al rechazo al estado de alarma y que abogan por construir una imagen «constructiva», de «partido con sentido de Estado».
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