Pese a su predilección por el análisis sociopolítico y a que uno de los principales objetivos del núcleo duro de colaboradores que le rodea es el de intentar anticiparse a los asuntos que puedan complicar su mandato, jamás pensó Urkullu que el Departamento de Salud ... iba a convertirse en su gran quebradero de cabeza. No lo es por la irrupción de una pandemia mundial de la que no se ha librado nadie, sino por las sombras que han amenazado a los sucesivos consejeros. La última, Gotzone Sagardui a cuenta de las 'vacunaciones vip' en diferentes hospitales, pero antes también Nekane Murga y Jon Darpón. Tres responsables ha tenido el área, la joya de la corona del autogobierno vasco, en menos de tres años. Un récord amargo para un lehendakari amante, casi obsesivo, de la estabilidad.
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El problema, reconocen fuentes del Ejecutivo vasco, no es la sensación de interinidad que afecta al Departamento de Salud de un tiempo a esta parte o que se haya convertido en el asiento más caliente del Consejo de Gobierno, sino que las sucesivas crisis no se han cerrado con el cambio de nombres. Y pueden seguir desgastando al Ejecutivo. Por su gravedad y porque la oposición ha encontrado un filón en las dudas que genera la gestión de Osakidetza que no va a soltar. De hecho, es el asunto que ha dinamitado las relaciones de Urkullu con Bildu, Podemos y PP en el Parlamento.
filtración de exámenes
Ocurrió en marzo de 2019. El escándalo por las supuestas filtraciones de exámenes en las OPE del Sistema de Salud llevaba ya varios meses en ebullición. Darpón formaba parte del grupo de consejeros de confianza de Urkullu desde que fuera designado lehendakari por primera vez seis años antes. Y seguiría siéndolo ahora mismo, pero se vio obligado a echarse a un lado acorralado por las sospechas de fraude de la Fiscalía y la presión política. Bildu, Podemos y PP, que sumaban mayoría por aquel entonces, pretendían reprobar su gestión en el Legislativo. Una inusual entente a la que el PNV llegó a poner nombre -«la pinza»- y que disparó los recelos y las críticas del lehendakari. Hoy por hoy el líder del Ejecutivo sigue defendiendo a capa y espada la «honestidad» del que fuera su colaborador. La salida fue casi traumática.
Darpón se convirtió en el primer consejero vasco que dimitía por la investigación de presuntas irregularidades vinculadas a su departamento. Casi dos años después el exresponsable de Salud no se encuentra en la nómina de imputados por la justicia -hasta seis-, pero su nombre quedará unido irremediablemente a un asunto al que aún le queda recorrido judicial, por lo que el oleaje volverá a azotar al Ejecutivo antes de que acabe la legislatura.
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sin bagaje político
Tampoco Nekane Murga se libró de la sospecha sobre las OPE. A la sucesora de Darpón le destaparon un audio en el que 15 años atrás dejaba entrever que estaba al tanto de posibles irregularidades en los exámenes. Lo negó. Capeó la marejada. Pero Murga acabó engullida por el posterior tsunami de la pandemia. Su designación era un 'parche' de Urkullu para afrontar los últimos meses de la pasada legislatura, pero el estallido de la crisis sanitaria llevó a una doctora de brillante currículum pero sin bagaje político a la primera línea. Y lo acabó pagando.
«Inexperiencia» y «una situación que la sobrepasó». Así defienden en Lakua el efímero mandato de Murga y algunos de sus desbarres más sonados. «Si Sánchez lleva mascarilla será que tiene coronavirus», dijo en una entrevista en EL CORREO la pasada primavera, agitando la conexión Ajuria Enea-Moncloa y poniendo en duda el uso del protector, que al poco tiempo fue obligatorio. Por ahí siguió. «Es mejor besarse con mascarilla, pero no se debe hacer. En las UCI no se besan con mascarilla», dijo en una rueda de prensa en la que se anunciaba el endurecimiento de las restricciones en agosto, en pleno estallido de la segunda ola. Para entonces ya sabía que tenía los días contados como consejera.
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La última ocupante del cargo es Gotzone Sagardui. Se estrenó como parlamentaria en 2016, Juan Mari Aburto la nombró concejala de Bilbao en 2017 y el pasado agosto llegó a la consejería de Salud. Mujer de partido, Urkullu la eligió como antítesis de Murga: maneja el cuerpo a cuerpo político y es improbable que se le escuche una declaración altisonante. Pero aparecieron las irregularidades en la vacunación en Santa Marina y Basurto, y aunque defiende que desconocía la situación, su mandato ya ha quedado 'marcado'. La oposición pide su dimisión. O su cese. No ocurrirá. Ni lo uno ni lo otro.
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