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La profunda crisis interna que padece desde hace más de tres años Eusko Alkartasuna registró ayer un nuevo capítulo, el enésimo, que demuestra que el desenlace no está para nada próximo. Mientras en el Palacio Euskalduna de Bilbao se inauguraba el decimocuarto congreso del partido - ... después de que la Justicia suspendiera los acuerdos adoptados en el anterior cónclave, celebrado en febrero-, el sector crítico lanzaba un manifiesto en el que deslegitimaba la cita y denunciaba la «grave situación de falta de democracia» en la formación fundada hace 36 años por Carlos Garaikoetxea.
Ambas facciones arrastran un duro enfrentamiento desde las primarias de 2019, tras las cuales Eba Blanco fue nombrada secretaria general en sustitución de Pello Urizar. La candidatura alternativa, encabezada por Maiorga Ramírez, denunció una vulneración de sus derechos en lo que fue sólo el inicio de una larga disputa que, tres años después y con pronunciamientos diversos, sigue activa en los tribunales. Esta misma semana los dos sectores se vieron las caras en los juzgados de Vitoria y todavía queda recorrido judicial para poder cerrar el caso.
En este clima se abrió ayer el congreso, que se clausura hoy, con el plantón de los críticos. Una ausencia que Blanco achacó a que «saben que van a perder». «Harán el circo que quieran montar, pero si de verdad quieren participar, tienen una oportunidad grandiosa de venir y votar democráticamente», les emplazó la líder del partido y también vicepresidenta segunda del Parlamento vasco. La primera jornada del cónclave se saldó con la aprobación de los nuevos estatutos de la formación y el visto bueno a la gestión de la secretaria general, mientras que hoy se escogerán los órganos de dirección.
En paralelo, 30 coordinadores de organizaciones locales de EA, pertenecientes al sector crítico, desdeñaban la cita como un «pseudocongreso». «La desesperada huida hacia delante de la dirección de Blanco no tiene sentido ni destino alguno», denunciaron los firmantes del manifiesto, que recordaron haber sido elegidos «directamente por los afiliados, en asambleas donde todas las personas tenemos derecho a voto y donde nadie puede hacer trampa alguna en la gestión de las votaciones y de los ficheros».
Los críticos acusan al sector de Blanco de «incumplir el mandato judicial que le ordena repetir el proceso de primarias» y de pretender «volver a elegir a la secretaria general hurtando a la afiliación el derecho a votar que le corresponde». Para ello, reclaman abrir «un proceso de diálogo irreversible» que culmine en un acuerdo votado por la militancia. «Lo contrario es seguir sumiendo a EA en el negro pozo de la vergüenza política y pasar de su disolución en EH Bildu a su práctica desaparición», agregaron.
Blanco respondió que «esto no es una cuestión política de encaje en EH Bildu», mientras que su equipo restó cualquier valor a la convocatoria de los críticos. «No están representando a sus organizaciones locales, ya que no han convocado a sus respectivas asambleas. Es más, son responsables directos de la vulneración de derechos de los afiliados de sus organizaciones locales al haberse negado a convocar las preceptivas asambleas para participar en el congreso», alegaron en un comunicado.
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