Una recta final de campaña de alto voltaje

Por partes. El mitin más esperado y del que casi todos hablaron fue la presencia de Arnaldo Otegi en el «acto central» de campaña de ERC. Los republicanos recurrieron al coordinador general de EH Bildu para actuar con Junqueras y avalar la candidatura de Pere Aragonès. Todos sus mensajes y ataques fueron dirigidos contra Salvador Illa, pero ERC también buscaba recordar al electorado independentista más duro que, pese a sus pactos en Madrid, su ADN no ha cambiado. Decirles que Otegi, el nuevo 'referente' del secesionismo catalán, se había decantando por ellos en lugar de hacerlo por el huido Carles Puigdemont (JxCat). Porque si hay alguna pelea a cara de perro este 14-F esa es, de nuevo, la que se librará entre independentistas.

El líder de la izquierda abertzale, pese a ser uno de los socios del Gobierno de coalición, atacó con dureza a los socialistas y advirtió de que el PSC buscará presidir la Generalitat a toda costa. «Si puede sumar, sumará todos los votos y formará gobierno para impedir que se siga caminando hacia una república catalana». «Si nosotros no vamos, ellos vienen», zanjó tras asegurar que los catalanes, pese al fracaso del 'procés', deben estar «muy orgullosos de lo logrado porque vuestra lucha es la revolución democrática del siglo XXI».

Su presencia en Girona fue ampliamente criticada por el resto de formaciones, sobre todo por el PP y Ciudadanos. Pablo Casado, por ejemplo, criticó duramente a ERC por tener a Otegi de 'estrella' invitada «coincidiendo con el 25 aniversario» del asesinato a manos de ETA del socialista Fernando Múgica y en pleno homenaje al exjefe de Policía Local de Andoain, Joseba Pagazaurtundua, también asesinado en 2003. «O la casa de los horrores que le gusta a Otegi, que es el tripartito, o la casa de todos los catalanes, que es un Govern constitucionalista por primera vez», zanjó por su parte la líder de Cs, Inés Arrimadas.

Quien no hizo referencia al líder de Bildu fue el presidente del Gobierno, que este fin de semana hizo triplete en Cataluña (dos actos el sábado y uno ayer). No sólo eso. Volverá el miércoles para participar en un acto que no estaba programado y que evidencia lo disputado de unas elecciones en las que Pedro Sánchez se juega buena parte de su ser o no ser en Moncloa debido a su excesiva dependencia de Esquerra. Todas las encuestas apuntan a un triple empate entre PSC, ERC y JxCat, siendo la victoria de estos últimos, la dupla Borràs-Puigdemont, lo que provocaría que el tablero político actual saltase por los aires. Ayer, el expresidente llegó a equiparar a Illa con «Franco».

Pasan los días y sigue una dinámica de vetos cruzados que, de confirmarse, no dejaría más salida que una repetición electoral. Pero Esquerra jura y perjura que no estará en un tripartido con el PSC y el exministro de Sanidad, por su parte, aseguró ayer que con él de presidente, «ni habrá tripartito ni habrá 'procés'». El resto de partidos no es que lo duden, es que aseguran que pese al ruido, el pacto entre republicanos y socialistas está hecho.

«Hoy, los socios de Sánchez e Illa son ERC, Junts y la CUP. Si no, que hoy mismo anuncien que van a romper los cuarenta ayuntamientos y la Diputación de Barcelona, donde gobiernan con ellos, y entonces tendrán algo de credibilidad», advirtió Pablo Casado en un mitin en el participaron todos los barones del PP.