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Martes, 26 de noviembre 2024, 11:26
Siete meses después de que las elecciones de abril dibujasen el Parlamento vasco más nacionalista de la historia, con el PNV y EH Bildu repartiéndose ... el 72% de los escaños, el último Sociómetro elaborado por el Gobierno de Imanol Pradales evidencia lo difícil que es mostrar una fotografía fija de la sociedad vasca. La encuesta indica que, al mismo tiempo que las dos formaciones abertzales gozan de una cómoda mayoría, la cifra de ciudadanos que rechaza la independencia alcanza el nivel más alto desde 1998, cuando se firmó el pacto de Lizarra y la polarización era máxima.
Si entonces los que se oponían a la secesión representaban al 36% de los vascos, casi tres décadas después y en un clima político muy diferente esa cifra se eleva al 43% de la población, seis puntos más que incluso el pasado marzo cuando se elaboró el anterior sondeo por parte del Ejecutivo. Y un dato añadido. En una escala de cero a diez, siendo diez el que se considera muy abertzale, los encuestados se sitúan en un moderado 4,9, mientras que los que se definen solo vascos siguen en mínimos históricos (19%). La gran mayoría se sienten tan vascos como españoles (42%), el dato más alto de la historia.
La muestra, que se elaboró entre el 5 y el 8 de noviembre, es la primera que se realiza con Pradales en Lehendakaritza y dibuja una Euskadi en la que buena parte de los vascos (76%) sostienen que su situación económica es «buena» o «muy buena» y en la que un 69% considera «buenos» o «bastante buenos» los servicios públicos con los que cuentan. El Sociómetro hace una comparación con los datos del Eurobarómetro y solo en cinco países de la UE habría una mayor satisfacción con los servicios públicos. En el conjunto de España ese dato se queda en el 54%.
Entre las preocupaciones sí aparecen pequeñas modificaciones. En la primera posición continúan los problemas relacionados con el mercado de trabajo, pero, a día de hoy, la tendencia es descendente. Si en marzo la inquietud afectaba al 48% de los vascos, ahora la cifra baja al 45%, uno de los datos más bajos en dos décadas. La semana que se realizó la encuesta se supo que Euskadi había alcanzado un récord histórico de empleo.
Por contra, la preocupación por la situación del sistema sanitario vasco, que en sondeos precedentes alcanzaba niveles históricos y de hecho fue uno de los elementos clave en la campaña electoral de abril, se relaja. Del 35% pasa al 32% y es superada por otra cuestión que cada vez atemoriza más a los vascos: si en marzo un 25% de los consultados veía en la situación de la vivienda un problema, ahora esa cifra se eleva al 38%.
Una sociedad vasca que se sitúa más a la izquierda, en la que un 40% considera que los servicios públicos están mejor gestionados por las empresas públicas -un 26% por entidades privadas- y que, sobre todo, está cómoda con el actual 'statu quo'.
Los partidarios de la independencia caen a otro mínimo histórico (19%), mientras que los contrarios se elevan hasta el 43%. Un dato que asoma justo cuando el PNV y EH Bildu amagan con reactivar el debate del nuevo estatus, aunque sin concretar nada. Eso sí, un 33% puntualiza que podría apoyarla en determinadas circunstancias, un porcentaje que no suele variar.
Por edades no hay muchas diferencias -entre los más jóvenes el apoyo a la ruptura llega al 21%, mientras que a partir de los 46 años cae al 18%-, pero sí hay matices cuando se profundiza en los dos partidos abertzale. La secesión solo la respalda el 15% de los jeltzales, frente a un 43% que está en contra. En EH Bildu la avala un 47% de sus bases, mientras otro 40% sólo en determinadas circunstancias. En cuanto al sentimiento de pertenencia, los que se sienten solo vascos se quedan también en ese 19%. En el PNV, el porcentaje más alto es el que identifica a los se consideran tan vascos como españoles (42%), frente a los que se ven solo vascos (20%) o más vascos que españoles (32%).
Imanol Pradales concurrió a las elecciones de abril con el déficit de que pocos vascos le conocían. Apenas le identificaban cuatro de cada diez consultados y su nota no llegaba al 4,9. La situación ha cambiado de forma notable.
Siete meses después de los comicios, la puntuación se ha elevado al 5,4 y la valoración que tiene la ciudadanía del lehendakari es positiva. La virtud que más se le valora es su capacidad de diálogo, a la que se da un 5,9. Los vascos, además, otorgan un 5,4 a la gestión que ha realizado el Gobierno vasco desde que se constituyó el pasado mes de junio.
Pello Otxandiano (EH Bildu), se mantiene en un 5,3, mientras que Eneko Andueza (PSE-EE) pasa del 4,2 al 4,4 y Javier de Andrés también sube del 2,8 al 3. En cuanto a los partidos, el PNV se mantiene como la formación mejor valorada con un 5, mientras que EH Bildu se queda en el 4,3. El PSE sube hasta el 4,2, Sumar cae dos décimas y el PP sube otras dos.
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