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González Laya, experta en comercio internacional, primero en la UE y ahora en la ONU, sostiene un mapamundi.
«Quien realmente se llame hoy nacionalista tiene que ser un defensor del multilateralismo»

«Quien realmente se llame hoy nacionalista tiene que ser un defensor del multilateralismo»

Arancha González Laya | Directora del Centro Internacional del Comercio de la ONU ·

La alta ejecutiva considera que la guerra comercial EE UU-China, las turbulencias geopolíticas y el cambio climático son hoy los grandes riesgos para la economía global

Viernes, 10 de enero 2020, 12:02

Arancha González Laya (San Sebastián, 1969) ocupa un puesto privilegiado desde el que observar hacia dónde se dirige este mundo, desde el punto de vista económico y geopolítico. No en vano, la alta ejecutiva de Naciones Unidas está al frente de su Centro Internacional de Comercio, lo que le permite trabajar prácticamente con todos los países aunque su labor está más centrada en los menos favorecidos.

¿Cuáles son las funciones del organismo que usted dirige?

– Es una agencia de desarrollo cuya misión es ayudar a las micro y pequeñas empresas de los países más pobres, en conflicto o cuya economía funciona de forma más deficiente, a participar en el comercio internacional entendiendo que esa participación mejora su competitividad y así contribuyen al crecimiento y a la mejora del empleo en sus países.

¿Tiene el Centro Internacional de Comercio de la ONU alguna capacidad decisoria o es consultiva?

– Bueno, no es ni lo uno ni lo otro. Somos una agencia de cooperación al desarrollo. Nosotros prestamos asistencia técnica, transferimos conocimiento y ayudamos a mejorar la competitividad de los países y a conectar a las empresas con compradores e inversores. Somos como una gran consultora de la ONU que llegamos donde las consultoras privadas no van porque no les es rentable.

Todos los expertos coinciden en señalar la guerra comercial entre EE UU y China como uno de los grandes riesgos para la economía y el crecimiento mundial.

– Hay tres grandes factores de riesgo que escapan al control de las pequeñas economías a las que nos dirigimos, pero que les afectan mucho. El primero es el unilateralismo comercial de EE UU; el segundo, las turbulencias geopolíticas o geoestratégicas, que tienen como epicentro la tecnología, la gran fuente de competitividad del siglo XXI y por cuya supremacía también hay una gran lucha entre EE UU y China, lo que está creando una gran inestabilidad global; y el tercero es el cambio climático y el impacto que está teniendo en muchas economías. También hay otro riesgo importante para Europa pero que tendrá su impacto a nivel global, un «Brexit» desordenado.

Precisamente en la reciente cumbre de Davos concluyó que los dos grandes retos eran el cambio climático y la demografía, con el envejecimiento de las poblaciones y los movimientos migratorios.

– El envejecimiento y la inmigración son uno de los riesgos importantes a largo plazo para Europa o China, pero no para África, que tiene una población joven. El cambio climático sí es un riesgo muy serio, y sólo con cambios marginales en la manera de producir y de consumir no va a ser suficiente para garantizar la supervivencia de nuestro ecosistema. Otro tema que se discutió mucho en Davos es la creciente desafección ciudadana con el sistema en el que viven por el aumento de la desigualdad en el interior de los propios países. Ha habido una reducción enorme de la desigualdad entre países, pero está aumentando mucho dentro de ellos y eso está creando una gran desafección. Los ciudadanos ven que hay una acumulación muy fuerte de riqueza y oportunidades para el 1% de la población a expensas del otro 99%.

La globalización es un hecho pero, paradójicamente, cuanto más se avanza en ella más nacionalismos y proteccionismos surgen o se radicalizan. ¿Qué está fallando?

– Ninguno de los retos mencionados tienen soluciones fáciles, pero estamos cayendo en soluciones que funcionan mientras dura el marketing y que no resuelven los problemas. Una de las cuestiones que debemos despejar de una vez por todas y tener muy claro es que quien realmente se llame hoy patriota o nacionalista tiene que ser necesariamente un defensor del multilateralismo. Ninguno de los grandes problemas globales actuales se puede solucionar a nivel nacional, necesitan de colaboración y consenso internacionales. Es más difícil de conseguir, pero es lo único eficaz. En el siglo XXI el patriotismo necesita de un multilateralismo fuerte.

¿Tiene sentido entonces centrarse en las pequeñas economías regionales o, en España, autonómicas?

– Hay cosas muy importantes que se pueden hacer a nivel subnacional, como los temas de formación, de capacitación profesional... Pero hay otros en los que se debe evitar la excesiva fragmentación; por ejemplo, en el tamaño del mercado o las inversiones necesarias para el desarrollo de ciertas tecnologías. Las cuestiones que tienen que ver con la subsidiariedad se pueden tratar mejor a un nivel local más cercano al ciudadano, pero otras necesitan de un tratamiento más global porque precisan de tamaño para que la respuesta sea eficiente.

Otro importante riesgo que comentaba antes es un «Brexit» descontrolado. ¿Qué ocurrirá?

– Cuanto más pasan los días, más preocupación tenemos. La cuestión de fondo es que no se ha debatido en Reino Unido cuál quiere que sea su relación con la UE. Se dice que el «Brexit» es un proceso democrático, pero no creo que lo sea mucho al no haber dicho antes qué significaba cada una de las alternativas que se les proponían a los ciudadanos para esa elección. Ahora estamos en que se quiere cambiar un acuerdo que ya está negociado con la UE por otro que ya se negociará después. Y esto no es muy respetuoso hacia la UE.

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