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ALBERTO SURIO
Jueves, 2 de junio 2022
La disputa entre jóvenes de diferentes facciones de la izquierda abertzale empieza a generar inquietud en sectores de Sortu y de EH Bildu, que reconocen que plantea un problema de rivalidad que hay que saber gestionar con inteligencia. Oficialmente se guarda silencio y se evitan ... valoraciones públicas, pero de puertas adentro se admite que no se trata solo de una anécdota, sino que tiene un contexto y unas consecuencias. Y se observa una creciente preocupación por la existencia de un pulso no resuelto entre los jóvenes de la izquierda abertzale de la línea oficial mayoritaria y los de la corriente disidente, que sobre todo está aglutinada en torno a Gazte Koordinadora Sozialista. La tensión es latente aunque a veces se expresa de una manera más explícita.
La fractura no es nueva, pero en determinados momentos provoca chispazos. No solo revela una disputa por la hegemonía en el espectro juvenil. La pugna se hace muy elocuente en determinados municipios. Se trata de una relación de fuerzas bastante desigual. Pero GKS ha tenido éxito en algunas de sus últimas convocatorias y es un dato a tener en cuenta sobre su grado de penetración en el tejido sociológico radical. En su momento el primer capítulo del desmarque se registró hace cuatro años en el movimiento estudiantil, con un distanciamiento de Ikasle Abertzaleak, contestado después por la línea oficial con la creación de Ikama, organización estudiantil más afín a Ernai, que son las juventudes de Sortu. Ikama tiene su campo de actuación en los institutos mientras Ikasle Abertzaleak se centra en las facultades universitarias. La batalla es frontal.
Este pulso trasciende de la existencia de una escisión minoritaria en torno a ATA, ligada en especial al imaginario por la amnistía y que cuenta con un respaldo muy minoritario entre los presos del denominado EPPK.
La confrontación con la corriente mayoritaria la protagonizan sobre todo GKS y los denominados Kontseilu Sozialistak, que esgrimen un discurso abiertamente rupturista, de corte obrerista tradicional, con una retórica anticapitalista, que denuncia el aburguesamiento de la izquierda abertzale oficial, su proceso de aceptación del sistema político, la socialdemocratización de sus tesis y la renuncia a determinados postulados. GKS libra con Ernai, también, una competencia directa por la ocupación del espacio público, en especial en momentos y lugares festivos.
En línea con GKS, también el movimiento feminista está atravesado por esa línea divisoria que pone de relieve algunas contradicciones internas. Por un lado, la línea oficial mayoritaria tiene como referente a Bilgune Feminista, mientras que la corriente más crítica o disidente está articulada en torno al movimiento Itaia.
En este conglomerado de siglas, y en la órbita de la disidencia rupturista, destaca también la puesta en marcha del colectivo Jardun, con impronta independentista. y que aglutina a organizaciones juveniles del entorno de la izquierda abertzale. Una de ellas es Jarki, con un marcado acento independentista. Otro colectivo que ha adquirido protagonismo en los últimos meses es Ehun, que tiene un fuerte sesgo antimilitarista.
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