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El botín es jugoso. Media docena de escaños que pueden ser decisivos para definir el futuro Gobierno vasco. Son los potenciales votantes que se mueven ... en el entorno de Podemos, Sumar, Ezker Anitza, Berdeak Equo y Alianza Verde, las cinco formaciones que tratan de conformar una lista conjunta para las próximas elecciones autonómicas. Lo que hace unos meses sonaba factible, ahora cada vez parece más enfangado, sobre todo, por las diferencias entre la formación morada y los de Yolanda Díaz. Todos los actores implicados reconocen que ir por separado rozaría el suicidio porque podría convertir a este espacio en extraparlamentario. Desde fuera, el resto de fuerzas se frotan las manos.
Hace cuatro años, Elkarrekin Podemos-IU obtuvo seis escaños y 72.000 votos, a los que habría que añadir los algo más de 11.000 que apoyaron a Equo, que se quedó sin representación. En total, un 9% de los votos. Dos referencias más próximas son las forales y generales del año pasado. En la primera de las dos convocatorias la cifra se movió en márgenes similares, 70.000 papeletas y 7% de respaldo ciudadano. En la segunda, bajo la marca Sumar, se fueron hasta los 128.000 votos y un 11%.
Si los resultados de las autonómicas se mantuviesen sobre ese suelo, ese espacio que trata de hacerse un hueco entre EH Bildu y el PSE-EE tendría representación en el Parlamento. Pero las expectativas no son especialmente buenas. El último Sociómetro, publicado en diciembre, les daba tres escaños en el futuro Parlamento. Y eso si solo fuese una lista; si Podemos y Sumar terminan yendo por separado, podrían estar luchando por los restos.
Porque, además, no se trata solo de una cuestión de votos, sino también de porcentaje de apoyo. Si las dos formaciones presentan sus propias candidaturas corren el riesgo de quedar por debajo del 3% mínimo que establece la legislación para tener representación en el Parlamento. Ese es el gran temor que recorre tanto a los de Pilar Garrido como a los de Lander Martínez y el principal catalizador que está manteniendo vivas las negociaciones. El peligro de desaparecer.
¿Y quiénes serían los grandes beneficiados? Sobre el papel, los que esperan recoger más frutos son la coalición soberanista y los socialistas. La formación liderada por Arnaldo Otegi lleva desde hace años poniendo en marcha una clara estrategia para comer terreno a Podemos y volver al escenario previo a 2015, cuando la formación morada entró por primera vez en las instituciones vascas. De hecho, en EH Bildu están convencidos de que todavía tienen margen para crecer por ahí y de que la sensación de que están cerca de poder dar el 'sorpasso' al PNV puede ayudar a atraer a votantes de Podemos que quieren un cambio en Ajuria Enea.
La diferencia de votos en los pasados comicios forales entre el PNV y EH Bildu fue de solo 50.000 votos a favor de los jeltzales y a nivel municipal todavía menor, apenas 20.000 papeletas. Así que una potencial bolsa de 70.000 votantes desencantados puede cambiarlo todo.
En las filas del PSE-EE también son optimistas. Aunque admiten que quizás el gran beneficiado pueda ser EH Bildu, están seguros de que parte de esos votantes que en principio estarían más inclinados a votar a Podemos o Sumar pueden terminar respaldando a Eneko Andueza como alternativa al PNV. Y recuerdan lo sucedido en las generales de julio, cuando el PSE-EE fue la primera fuerza en Euskadi, «y eso que Sumar tuvo un buen resultado porque funcionó el tirón de Yolanda Díaz».
Pero no solo ellos. El PNV y el PP también pueden obtener beneficios en función de cómo sea el reparto de los porcentajes en cada uno de los tres territorios históricos. En un escenario volátil, todo se puede mover por décimas. Como ejemplo, lo sucedido en 2020. Al cerrarse la urnas, PP+Cs tenían solo cinco escaños y EH Bildu, 22. En ese momento era factible un tripartito de izquierdas. Días después, el voto de los residentes en el extranjero terminó dando un asiento más en el Parlamento a los populares y se lo quitó a la izquierda abertzale.
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